Capítulo 13

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Era imposible tratar de hacer entrar en razón a Kidd. No sabía quién era más necio, si él o yo.

A pesar de que todo lo que me decía tenía un sentido y un por qué, aceptar que él tenía razón me costaba muchísimo trabajo.

El resto del día me quedé en la habitación, mientras el iba a cerrar sus negocios o a ver a su preciosa Lavanda. La verdad en este punto, no me interesaba en lo más mínimo lo que estuviera haciendo.

No se donde esperaba que me acostara. La cama estaba desecha por su pequeña aventura más temprano y me daba repulsión recostarme sobre ella.

No había ningún sillón en la habitación y mi cuerpo ya me dolía de estar sentada en el banco del tocador.

Para mi buena suerte, Ramón tocó a la puerta.

- Hola María Paula. – dijo con una gran sonrisa mientras su pecosa cara miraba curiosa dentro de la habitación. - ¿Qué le hiciste a las sábanas de la cama?

- Qué bueno que llegas, justo te necesito. - sonreí

- Dime, de cualquier manera el Capi me mandó para preguntarte si necesitabas algo y para saber qué quieres de cenar.

- Lo que necesito es que lleves estas sábanas a lavar y me traigas unas nuevas limpias. – dije arrugando la nariz mientras levantaba las sábanas que había arrojado al suelo.

- Enseguida señorita – me guiño un ojo. - ¿Y de cenar quieres algo?

- ¿Tampoco puedo salir a cenar?

- El capitán tiene que arreglar unos asuntos en las afueras, así que dijo que trajeran tu cena a la habitación.

Me sentía como un león enjaulado. A los pocos minutos, Ramón regresó con mi cena y las sábanas nuevas. Me ayudo a hacer la cama y me acompañó a cenar dentro de la habitación.

- María Paula, ¿Puedo hacerte una pregunta? – dijo Ramón mordiendo una banana.

- Solo una. – bromee

- Es verdad que tu y el Capi ... - me miró curioso- ¿se van a casar? 

Solté una carcajada.

- Ya te había dicho que es solo un rumor.

- Si, y te había creído. Pero veo como el capitán siempre te mira, y como cuida de ti.

En este punto mi curiosidad se ensanchaba.

- ¿A qué te refieres?

- Pues...- dijo con la voz más baja como cuando contaba una historia – cuando estamos jugando en cubierta, a veces me doy cuenta que te observa de lejos, y sonríe cada vez que tu sonríes.

- Tal vez solo le da risa mi risa de foca ahogada. – dije un poco ruborizada.

- Eso no es todo. Cuando Esquimal te insultó, no vivió para contarlo, o la vez de la tormenta, casi se vuelve loco buscándote.

- Estas exagerando.

- ¡María Paula se aventó al océano para salvarte!

- Eso es porqué es un buen capitán. Lo habría hecho por cualquiera.

- Si... Cualquier persona que amara. – dijo con travesura.

- Estas dramatizando los hechos Ramón. Kidd solo es una buena persona.

El filibustero que robó mi corazón (Piratas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora