Tocaron a la puerta.
- Nana ya te dije que no quiero ver a nadie.
- Soy yo María Paula.
No tenía ganas de ver a nadie, pero esta era una conversación que había estado posponiendo por mucho tiempo.
- Alberto. – dije sin emoción. – Pasa.
- ¿Cómo te sientes? – dijo tratando de sonreírme.
- No lo sé. – dije con honestidad – Por momentos creo que no siento nada para ser sincera.
Me tomó por la mano. Y depositó un beso sobre ella.
- Lo sé todo cariño.
En otras situaciones, me hubiera puesto nerviosa, sin saber que contestarle, pero ya no me quedaba nada mas que afrontar lo que venía.
- Bien. – dije viendo al piso.
- Y hay algo importante que tengo que decirte. – dijo sin poderme mirar a los ojos.
Ya sabía que venía a terminar nuestro compromiso. Alberto era tan bueno que a pesar de mi traición había dejado pasar un tiempo para esperar que me recuperara. No se veía molesto. Ni se comportaba grosero. Admiraba que pudiera tener un corazón tan noble en medio de personas como yo.
- Cuando llegaste al hospital, Fern... bueno Kidd. – dijo peleando su nombre entre sus labios. – Estaba como loco. Nunca había visto a nadie así. No se movía de tu puerta e insistía en saber si estabas bien. Uno de los hombres que lo acompañaba, un francés con un bigote extraño, me explicó que fue Fernando quien te había encontrado y me hizo creer que por eso estaba tan nervioso. Acepté su explicación, pero los días pasaban y el no se movía ni un segundo de tu lado. Le pedí que se fuera a su casa y no quiso hacerlo. Toda la situación me parecía tan extraña. Empecé a recordar las veces que él había estado cerca de ti. Tú te comportabas diferente y el no apartaba su mirada de ti. Me hice creer que era porque eres una mujer hermosa, y cualquier hombre podría enamorarse de ti solo con verte. Pero sus actitudes no eran naturales. Siempre que yo te demostraba un poco de afecto, el me veía como si quisiera estrangularme...
- Alberto yo... - me pidió que lo dejara hablar.
- Un día llegué a verte al hospital y el estaba ahí. Tenía su cabeza recostada en tu mano y estaba hecho polvo. Nunca había visto alguien mas desgraciado en mi vida. No comprendía su actitud. ¿Por qué le importabas tanto? Pero de pronto te escuché llamar su nombre y el no paraba de decirte que te amaba y que lo perdonaras por no cuidar de ustedes.
Lagrimas comenzaron a escurrir de mis ojos.
- Ahí todo cobro sentido. A decir verdad, fui un bobo, desde el primer día que te trajo al hospital con su camisa rota y los tatuajes a la vista, era clarísimo que el tío no era un caballero. – sonrío sin gracia – No me siento muy orgulloso de lo que hice después. Los celos me invadieron y lo saqué de tu habitación para pedirle explicaciones. El no quería separarse de tu lado y le importaba muy poco lo que yo tenía que decirle. Seguía amenazándome con "cortarme las pelotas" creo que fueron sus palabras, si no le permitía estar a tu lado. – Alberto no me miraba a los ojos. – Lo que voy a contarte después es por la razón que estoy aquí.
Pensé que quería reclamarme. Que quería decirme que era una mentirosa. Una porquería de persona. Pero por alguna razón su rostro parecía culpable.
- ¿Qué hiciste Alberto? – pregunté asustada de su respuesta.
- Ese día nos hicimos de palabras. Le dije que se alejara de ti, que no importaba que estuviera vivo, no iba a cambiar las cosas. El respondió que ni el mismo diablo podría hacer que volviera dejarte sola. Una cosa llevó a la otra. No soy una persona violenta, pero no soportaba la idea de perderte. En algún punto de la conversación, las palabras se transformaron en golpes y...
- Alberto, ¿Kidd esta bien? – dije con el corazón en la mano.
- La guardia llegó. El estaba desarmado, tienes que entender que yo estaba muy molesto cariño. Pensar que había estado contigo en mis narices y luego creer que te había perdido...
- ¿Alberto que hiciste? – dije desesperada – Habla maldita sea. ¿Lo mataste?
- Noooo María Paula. – dijo asustado. – Me conoces mejor que eso.
Sentí que podía respirar otra vez.
- ¿Entonces?
- Kidd estaba sobre mi, golpeándome y cuando la guardia llegó y me preguntaron quién era él, en un arranque de ira les conté todo. Les dije que era Bartolomeo Kidd. No tienes idea por cuanto tiempo lo habían intentado capturar. Kidd intentó escapar, pero fue inútil.
- ¿Entonces esta en prisión? – dije asustada. - ¿Pero su tío puede sacarlo de ahí verdad? No es cualquier persona, es el duque de Arcos y si habla con la guardia...
- No es tan fácil cariño. Tu amigo pirata le debe mucho a muchas personas. Hay un precio alto por su cabeza. Y el precio de la piratería es...
Alberto no decía nada.
- ¡No, no, no, no! – no quería escuchar, más. Cuantas cosas más podían sucederme. – No lo digas por favor.
- Lo siento tanto cariño. Sentí tantos celos que no pude contenerme. Abrí mi boca de más y por mi culpa....
- ¿Cuándo? – dije con lágrimas en los ojos.
- En dos días.
Si la vida fuera una aplanadora yo estaría ahora como una hoja. ¿Alguna vez se acabaría este sufrimiento?
El precio de la piratería, era la horca. Kidd ya había regresado una vez de la muerte. Una segunda vez, no se si sería posible.
.....
OMG.. NO TIENE UN MINUTO DE PAZ ESTA MUJER
VOTEN VOTEN, COMENTEN!!
SON LAS MEJORES... HOY HABRA DOBLE CAPITULO PORQUE SON LA MAXIMO 😘😜
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El filibustero que robó mi corazón (Piratas)
Любовные романыEl padre de María Paula esta decidido a prometerla en matrimonio con un hombre que le triplica la edad. María Paula no esta dispuesta a dejar que eso suceda y menos después de conocer al pirata más sexy y temido de la historia. Con un temperamento...