Begonia

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Dos pequeños niños se aventuraban en su fantasía de piratas; saltando, gritando y riendo.

— ¡Ahora seré yo quien gobierne!—. Sentenció el adorable castaño de ocho años.

— ¿Eh? ¿Qué significa eso?—. La cabecita del rubio se inclinó en desconcierto.

— Deberías leer más, Beauté*— El pequeño sonrió victorioso al notar como la confusión del menor aumentaba—. Tranquilo, para tus seis años, eres bastante inteligente.

— Jungkookie, no juegues así con Minnie. Debes enseñarle, no comparar sus conocimientos y burlarte—. La madre del castaño, decidió interferir en la conversación con su característico tono dulce.

— ¿Qué dijo Nochu?—. Jimin, al no comprender la situación, se atrevió a preguntar.

Le había llamado la atención el nuevo apodo que le otorgó su amigo.

— ¿A qué te refieres? ¿Gobernar? O ¿Beauté?

— Ambas.

Jungkook se posicionó velozmente delante del rubio y tapó sus oídos.

— ¡No le digas la segunda! Es vergonzoso.

Jimin observaba como su amigo le decía algunas cosas a su madre, y soltó una pequeña risilla. Era adorable verlo tan nervioso y apresurado. Sin quitar las manos del otro, le habló bajito:

— ¿Guardas secretos de mí?—. Un puchero se formó en sus labios, y en seguida Jungkook giró a verlo.

Destapó las orejas del rubio y retrocedió un paso.

— No, jamás haría eso. Algún día te diré el significado de tu nuevo apodo, te prometo que no es malo—. Infló su pecho, orgulloso de su honestidad.

Jungkook pensaba en lo feliz que estaría su padre si lo escuchara y viera tan confiado. Lastimosamente el hombre había muerto en un horroroso accidente hace tres años, cuando él tan solo tenía cinco. Se sintió desfallecer cuando recibió la noticia por sus abuelos, debido a que, su madre se encontraba en pésimas condiciones. El lazo se vio afectado y desapareció. La omega no resistió y cayó en una depresión que no tardó en atender.
A veces, el pequeño Jeon escuchaba a su madre sollozar en su cuarto. Él se sentía inútil, porque no sabía como hacer que su mami vuelva a sonreír; pero finalmente, con ayuda médica y todo el apoyo del pequeño, salió adelante. No importaba cuál fuera la situación, su hijo siempre sería su respaldo.

La omega sonrió enternecida por la escena.

— ¿No estás mintiendo?— El castaño negó, y Jimin movió su cabeza para poder visualizar a la mujer— ¿Miente?

— No, Minnie. El apodo es bonito y dulce.

— ¿No eres capaz de confiar en mí?—. Jungkook lo observó con fingida decepción.

— No es eso, Nochu— Sacó repentinamente su espada de juguete y picó el estómago de su amigo—. Es que así podía desconcéntrate para ganar.

La madre del castaño se carcajeó y los dejó continuar jugando.

— ¡Eso es trampa!

— Cállate, no lo es—. Mostró su lengua y corrió antes de ser atrapado por las malvadas garras del capitán Nochu.

Kim So Eun, se encontraba dentro de su hogar apreciando la fotografía de casamiento con su marido. Ella era frágil, pero su bebé había hecho lo imposible para que fueran de nuevo una familia feliz. La edad parecía ser solo un número sin valor ante toda la compresión e inteligencia de Jungkook.

Las horas pasaron, hasta que, por fin, los dos revoltosos se habían agotado. La luna hizo aparición en todo su esplendor, iluminando a los menores, quienes se encontraban recostados en el césped, descansando de un día tan largo.

Beauté, merci d'être dans ma vie, tu es mon ange. Je t'aime.*

Jungkook hablaba francés gracias a sus abuelos y, aunque supiera muy poco, le gustaba practicarlo continuamente para expresarse frente al rubio y recitarle pequeños textos que él mismo escribía.

— No te entiendo—. Jimin, apoyado sobre el pecho del mayor, miraba el obscuro cielo siendo iluminado por las estrellas.

Estaban relajados. No necesitaban nada más que sus presencias; el clima templado ayudaba bastante.

— Lo sé, ¿Te molesta?—. Cariñoso, dejó caricias en el cabello de su amigo.

— Nop, siento que dices cosas bonitas— Levantó sus bracitos estirándolos y haciendo figuras con ellos—. Nochu, nosotros somos como una Begonia anaranjada.

Jungkook, divertido por el repentino cambio, miró las dulces manitas del rubio y repitió su acto, solo que, él decidió entrelazar sus deditos con los del menor y continuar generando formitas de esa manera.

— ¿Ah, sí? ¿Por qué?

— Bueno, esa flor, como todas, tiene un concepto distinto variando su color. La naranja, habla de una amistad que resiste al paso del tiempo. Nosotros somos eternos, ¿No crees?

El castaño guardó silencio, pensándolo y terminando por asentir.

— Sí, lo somos, Beauté.

Así como Jungkook estudiaba francés, a Jimin le interesaban las flores. Generaban una combinación extraña, y en el patio de juegos de su colegio, siempre habían niños que los observaban raro.

— ¿Me amas?—. Jimin despegó sus cuerpos y manos, enderezándose.

Jungkook lo siguió y copió su acción.

— Te amo, ¿Y tú?

— También te amo. ¿Serás mi mejor amigo por siempre?

— Sí. ¿Me permitirás ser tu alfa?

— ¿Y si es al revés y yo soy un alfa?— Miró retador al mayor, y éste solo le sonrió, desconcertándolo—. ¿Qué?

— Si tu eres alfa, yo sería tu omega. No importa qué seamos, sino que estemos juntos.

Las mejillas del pequeño rubio se tintaron de un rosado. Queriendo esconderse, abrazó a Jungkook y resguardó su rostro en el pecho del mismo, quien, por cierto, no tardó en corresponder.

— Tienes razón, Nochu—. Susurró sin ser escuchado por el nombrado.

Esa noche, Jimin dormiría en casa de Jungkook, y debían ir al cuarto, pero preferían quedarse ahí y soñar despiertos.

•••

Beauté: quiere decir belleza en francés.
Beauté, merci d'être dans ma vie, tu es mon ange. Je t'aime: belleza, gracias por estar en mi vida, eres mi ángel. Te amo.

Beauté|KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora