Maratón 4/4
— Dijo que no.
— ¿En serio?— la chica asintió—. Joder, qué inoportuno.
— Papá, lo quiero a él, no me casaré con alguien que no sea Jeon Jungkook—. Afirmó, segura de sí misma.
— Sí, sí, ya lo tengo bastante claro— hizo un gesto con la mano indicando que callara—. Tranquila, cielo, yo me encargaré de que ese bastardo no pueda negarse de nuevo.
La sonrisa en el rostro de Yuna apareció como la del gato sonriente en el cuento de Alicia en el país de las maravillas.
[...]
— ¿Jimin?—. Una voz masculina lo sacó de su agrio mundo.
Estaban en la planta más alta de su colegio. Park llorando, como ya era normal; y el otro chico, por lo que se veía, estaba a punto de fumarse un cigarro.
— ¿Taeyong?—. Levantó su rostro rojo y perlado en lágrimas.
Su mirada era como la de un pobre cachorrito que habían echado de casa en un día lluvioso.
Incómodo por el ambiente que se había formado, carraspeó y dijo:
— ¿Qué haces aquí arriba... llorando? ¿Estás bien?
Jimin, con las rodillas en el estómago, volvió a reposar su cabeza en sus brazos.
— Lo estoy—. No se escuchó con claridad, más el otro logró captarlo.
Desganado, Taeyong sacó su caja de cigarrillos y le tendió uno al pequeño rubio que, parecía, jamás saldría de su escondite.
— ¿Quieres uno? Quizá aliviane tu dolor.
Jimin lo miró con amargura y sonrió de esa manera.
— Eso es de muerte, te haces adicto y luego no hay escapatoria.
— Oye, fumar uno no te hará nada, a menos que tú lo quieras—. Soltó el aire retenido haciendo ver una manta de humo gris.
Lo pensó bastante, es decir, ¿probaría eso que mató a su padre? ¿Le haría bien?
Sin estar totalmente decidido tomó la oferta del contrario.
— ¿Lo prendes?—. Contempló inseguro a Taeyong, quien fumaba con tranquilidad.
Sin decir nada, sacó su encendedor y prendió el cigarrillo de menta que le había dado él mismo.
Estuvieron un rato ahí arriba, hasta que alguien entró y los atrapó, más no era un profesor, o muchísimo peor, el director. Era nada más y nada menos, que Jeon Jungkook.
— ¿Qué demonios estás haciendo, Park Jimin?—. Parecía calmado, sin embargo, denotaba molestia en su tono como si estuviera a punto de cometer un homicidio.
— ¡Jungkook!—. Arrojó sorprendido, lo que tenía en su boca a un costado, intentando ocultarlo, aunque ya era tarde.
— Tranquilo, Jeon, yo se lo di—. Intervino entre ambos chicos, el de cabellos rosados.
— Claro que tú se lo diste, pude imaginarlo—. Lo fulminó con la mirada, no obstante, no intimidó ni un poco al otro chico.
— Ya, amor, cálmate, fue solo uno— tomó los hombros de Jeon para que lo viera—. Estoy bien, ¿nos vamos?
Sin querer hacerle caso a su pareja y dejar salirse con la suya al más grande de los tres, cerró los ojos y contó hasta diez, para luego, ya más relajado, tomar la mano de Jimin y retirarse de ese lugar.
— ¿En qué estabas pensando? ¿Olvidas que esa cosa mató a tu padre? ¿¡Acaso quieres ser el siguiente!?—. Jungkook volvió a perder los estribos, pues la simple imagen de su novio fumando lo enloquecía.
Molesto por sus palabras, contraatacó:
— ¿Quién eres para decirme que puedo o no hacer? Tengo muy claro cuál fue la causa de muerte de mi padre, no necesito que un estúpido furioso venga y me lo recalque—. Bufó al final de su oración, totalmente frustrado y amargado.
— ¿Ahora soy un estúpido furioso por querer protegerte?—. Dijo incrédulo de lo que había escuchado.
— Sí... no, o más bien, agh. Sabes que no, pero no puedes tratarme como si hubiera estado... no lo sé, engañándote. ¡Sólo fue un cigarrillo! ¡Quería olvidar todo por un segundo, ¿sí?! Me sentía en la nada misma porque, el que era mi mejor amigo ya no lo es, mi madre sigue negada a la realidad, mi padre ya no está, y... y, lo último que me queda eres tú. ¿Aún me amas, Jungkook? Sé honesto.
— Amor, ¿pero de qué estás dudando? Claro que te amo, es por eso que me puse así al verte con ese chico y sus malos hábitos. ¿Quieres que sea claro? Eres el amor de mi vida, desde el primer momento en que nos conocimos lo fuiste. Mi luz, mi rayo de sol, mi mundo. ¡Si tú caes, yo también lo hago! Así que por favor, mantente sano y estable, ¿puedes hacer eso por mi?
Asintiendo con su cabeza y con su mayor pesar, dio un paso y abrazó a Jeon, quien por supuesto, no tardó en corresponderlo.
— Te amo—. Susurró en su pecho.
— Yo también te amo, y aún más de lo que te podrías imaginar—. Aseguró afianzando el abrazo, como si tuviera miedo de que el otro desapareciera.
— ¿Puedes prometerme que siempre estarás a mi lado?—. Su voz comenzaba a entrecortarse.
Ya parecía un bebé después de todo lo que había llorado.
— Claro, sol mío, te prometo que jamás me iré de tu lado.
Tal vez, el tiempo haría que esa promesa se rompa y que le traiga turbulencias a la bella relación que llevaban esos dos.
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Beauté|Kookmin
RomanceEl amor de dos niños, crece y se vuelve algo puro, envidiable y maravilloso. Los demás, desean algo que no tienen y perjudican. ¿Pueden superarlo o se rendirán? ¿Qué tan resistentes serán sus "te amo"? ⇝ No resubir ni adaptar. ⇝ Contenido homosexua...