— ¿Cómo estuviste?—. Ese alfa en sus treinta y tantos estaba nuevamente frente a él con la mitad de su cuerpo sobre el escritorio, sus manos unidas y sus gafas resbalándose por su fina nariz.
— No lo sé, ¿mal? Creo que esa no es la palabra que busco... ¿dolido? Sí, creo que podría ser esa. Estuve llorando bastante, y no he querido socializar con los chicos ni con los acompañantes. De hecho, sólo conozco a cuatro de ellos, y de entre los chicos, a Jihyo, ya que con ella sí he hablado un poco. Se empeña mucho en hacerme conversación y unirme en las actividades o charlas. No es mala persona, pero es algo directa. Por otro lado, me enteré de que mi ex novio está saliendo con una chica que conozco a la perfección. No es mi amiga ni mucho menos, pero sé que ella es su mejor amiga, o eso era, y también estaba enamorada de él desde pequeños. Este hecho, me hirió bastante y no dejo de llorar desde entonces—. Su labio flaqueó y, como se le estaba haciendo costumbre para no llorar, miró el techo.
— Entiendo, ¿Sabes? Ya te lo he dicho, no debes preocuparte por las personas tanto, si la vida los quiere juntos volverá a unirlos, y si no lo hace no debes abrumarte, debes permanecer tranquilo, después de todo, ¿tienes buenos recuerdos con ellos?— asintió—. Entonces puedes estar más que relajado, y guardar buenas memorias.
— De todas maneras, voy entendiendo por qué las personas me dejan; soy insuficiente, reemplazable e inútil. Quisiera no existir, quizá así alegraría la vida de todos, en especial de mi madre, quien ni siquiera se apareció los días de visita—. Esta vez, observó su regazo sintiéndose la peor basura que podría haber pisado la faz de la tierra.
— No eres nada de lo que dices, en lo poco que pude ver eres un chico leal, amable, sensible y muy bueno, puedo asegurártelo como el psicoanalista que soy. Y, Jimin, muriendo no encontrarás ninguna solución a tus problemas, esforzándote en ser mejor de lo que ya eres y avanzando sobre tu depresión, sí—. Acomodó sus lentes y selló sus labios formando una línea recta.
La sesión pasó entre una charla un tanto triste y difícil de soportar. Jimin sentía que lloraría todo el día. ¿Acaso la medicación no le hacía efecto? Es decir, lo único que le daba era un sueño terrible, pero no mejoraba su estado de ánimo.
Pasaron tres semanas y era jueves, día de visita. Esas últimas semanas tenía a un Taeyong que venía todos los días que podía y siempre le traía algo rico para comer como un chocolate, muffins o frituras. Le había pedido a la enfermera si podría darle la llave de su casa para entregársela en la visita a su amigo y que así el pudiera ir a buscarle ropa, ya que, a pesar de que se bañaba se sentía sucio con las mismas prendas todos los días.
Fueron hasta el último piso; allí esperaban a que las visitas entraran a donde ellos normalmente pasaban su tiempo, y, a través de un handy, les avisaban a los at quién había llegado y quién debía bajar.
— Visitas para Park Jimin y Lee Félix.
— Ya escucharon chicos, vamos—. Avisó, Sani.
Bajaron y, Jimin, pudo apreciar la doble puerta blanca de metal abierta y con dos enfermeras que desconocía adentro sentadas en unas sillas, vigilando las visitas. Al entrar en el lugar, el rubio buscó a su amigo, más lo que encontró fue un Jungkook mirando el suelo y mordiéndose el labio inferior, nervioso.
Se acercó lentamente atontado, sin saber cómo reaccionar. Quería llorar, gritar, enojarse, ponerse eufórico, saltar hasta él, golpearlo y, finalmente, abrazarlo con todo su corazón.
— ¿J-Jungkook?
— ¡Jimin!—. Se levantó de arrebato y estuvo a punto de apresarlo entre sus brazos.
Parece que ambos pensaban igual.
Se extrañaban.
— ¿Qué haces aquí?—. Se sentó a su lado, manteniendo una poca distancia.
— Yo... bueno, yo...— se había quedado en blanco; no tenía idea de cómo excusarse—. ...vine porque quería verte.
— Pensé que, ahora que estás con Yuna, te habías olvidado de mí—. Desvío su mirada. No lo soportaba, quería arrojársele y besarlo por cada rincón de su rostro.
Le había dolido escuchar eso. Él lo amaba, jamás podría olvidarlo.
— No podría, ¿te olvidas que fuimos los mejores amigos durante años? ¿No podemos seguir así?—. "Te extraño y estar a tu lado sin poder tomarte de la mano o besarte, me mata".
— No quiero ser tu amigo, Jungkook, lo sabes. No me pidas imposibles—. "Vuelve conmigo, te lo ruego. No soy nada sin ti".
— Tienes razón, ¿al menos me permitirías venir a visitarte?—. Sonrió y llevó distraídamente su mano al rostro de Jimin, acariciándolo.
"No lo hagas. Tu tacto quema, me deshace".
— Pudes... puedes venir a verme—. No podía negárselo, verlo y sentirlo lo volvía loco. Jeon era su droga, una por la que jamás se abstendría.
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Beauté|Kookmin
RomanceEl amor de dos niños, crece y se vuelve algo puro, envidiable y maravilloso. Los demás, desean algo que no tienen y perjudican. ¿Pueden superarlo o se rendirán? ¿Qué tan resistentes serán sus "te amo"? ⇝ No resubir ni adaptar. ⇝ Contenido homosexua...