Áster

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Hoy, era el cumpleaños número doce de Jimin. La familia del rubio, había hecho una pequeña fiesta junto a los Jeon y otras dos familias.

— ¡Beauté, feliz cumpleaños!—. Abrazó con fervor a su pequeño niño.

— Nochu, me duele la cabeza—. El rubio se veía un poco pálido, algo que asustó al mayor.

— Dame un segundo, llamaré a tu papá.

Jimin asintió débilmente. Realmente le dolía bastante y no creía soportarlo más.
El castaño se dirigió a la mesa de los adultos. Tal vez, ellos le dieran alguna pastilla.

— Hyungsik, disculpe que lo moleste, pero Jimin tiene dolor de cabeza y parece estar pálido.

El hombre, alterado y emocionado, se levantó de su asiento sin dirigir palabra y fue hasta su hijo.

— ¿Qué tienes, Minnie?

— No me siento bien.

Su padre tocó su frente y la sintió caliente. También pudo percibir las feromonas en el ambiente. Contento, llamó a Jungkook.

— Llévalo a su cuarto, yo hablaré un segundo con los demás e iré con su madre.

El castaño asintió y tomó el brazo del menor, pasándolo por su espalda y cargándolo de esa manera hasta su habitación.

— Están ansiosos, ¿Qué sucede? No hay que estar feliz porque te sientas mal— Fastidiado, resopló y escuchó un pequeña risita—. ¿Te causa gracia?

— Sí, tu lo haces. Te preocupas tanto que llegas a verte adorable.

Jungkook volvió a resoplar y abrió como pudo la puerta del cuarto. Entraron y allí recostó en su cama al menor.

— ¿Quieres que traiga algo?

— No, solo apresúrate a ver qué hacen mis padres.

Jungkook dejó un beso en la frente de Jimin y salió al encuentro de los adultos.

— Ah, Jungkookie— La mamá del rubio estaba acercándose con su marido—. No te preocupes por Minnie, está bien, esto sucede en las presentaciones.

— ¿Eh? No comprendo.

Hyungsik rió mirando a su mujer.

— Yo le explico, cariño, tú ve con nuestro pequeño.

La mujer revolvió el cabello del castaño y desapareció de su vista.

— Jiminnie está por presentarse, o más bien, su lobo lo hará. Es decir, sabremos si es omega, alfa o beta.

Jeon abrió sus ojitos como platos. Él tenía catorce, y aún no sabía qué era. No creía que en Jimin llegaría tan rápido.

El día pasó entre cuidados y ciertas risas. Todos estaban contentos y emocionados. Al final, comenzó a hacerse tarde y las familias abandonaron la casa. Jungkook solicitó quedarse, más le fue negado. Su madre le dijo que el rubio debería estar con sus padres y ya otro día se verían. Molesto, se despidió y esperó por ver al menor la otra semana.

— ¡Nochu!— Saltó en la espalda del castaño, aferrándose a él como si de un koala se tratase— ¿No te asusté?

De nuevo, estaban en la casa del mayor. Generalmente se reunían ahí, les gustaba mucho pasar tiempo juntos en el patio del nombrado. La casa de Jimin no tenía un jardín tan grande.

— Para nada, eres una bolita de amor, no podrías asustar a nadie—. Sonrió tomando los muslos de Jimin para que no cayera.

Extrañado, el menor se bajó y observó atentamente a su amigo, quien se volteó a verlo también.

— ¿No notas nada en mí?

— ¿Debería? No cambiaste tu corte de cabello y tus padres no te permiten teñirte aun. Tampoco llevas accesorios y esa ropa ya la he visto, no es nueva.

— ¿Qué hay de mi olor?

Jungkook olfateó tanto como pudo, pero no halló nada fuera de lo común.

— ¿No?

— No, dime, porque no soy adivino y solo huelo tu perfume de siempre.

— Nochu, huelo a vainilla y rosas, según mis padres. Soy un omega.

Jungkook tardó en asimilar las palabras del, ahora, omega. Se frustró un poco, no podía sentir el aroma que se le decía.

— Oh, entonces, espero ser tu alfa en un futuro. Es fastidioso el que todavía mi lobo no apareciera.

Los ojos de Jimin se iluminaron y enredó sus brazos en el cuello del mayor, tomándolo por sorpresa.

— No creo que tarde mucho, ya verás, tranquilo—. Escondió su rostro entre el hombro y cuello del castaño, consiguiendo un escalofrío de éste.

Suspirando, el castaño tomó la cintura del bajito y reposó su cabeza en el hombro del mismo. Se quedaron en esa posición durante unos largos minutos.

— ¿Quieres jugar? ¿Recuerdas cuando éramos más pequeños y nos divertíamos siendo piratas?—. Susurró melancólico como si eso hubiera ocurrido hace bastantes años.

Jimin se removió para mirar el rostro del contrario. Quería ver si pensaban lo mismo.

— ¿Volvemos a los viejos tiempos?

Riendo, Jeon asintió. Pasaron la tarde entre cariños, euforia, diversión y muchísimo amor. A pesar de que el mayor siguiera fastidiado consigo mismo por la ausencia de su lobo interior, decidió olvidar el tema y disfrutar.

— Minnie, tu mamá vino por ti—. Anunció So Eun, desde la puerta corrediza que daba al patio.

El rubio la observó desilusionado. No creía que el tiempo hubiera pasado tan rápido, quería seguir junto al castaño.

— Bien, nos vemos Nochu—. Se acercó a su amigo y besó su mejilla.

Sin la presencia del menor, Jungkook se derrumbó. Pensaría tanto como pudiera y razonaría correctamente las cosas.
Ingresó a su cuarto después de unas horas tirado en el césped, y allí lo primero que vio fue la flor Áster que Jimin le había regalado hace poco, recordando también con ello, lo que le dijo al dársela.

— ¡Toma!

El rubio le tendió una preciosa flor de tonalidades violetas. La recibió sin dudarlo, aunque no le veía la diferencia con las demás.

— ¿Una flor?

— No es cualquier flor, es una Áster—. Sonrió emocionado, esperando porque el castaño continuara preguntando.

Amaba hablar sobre esa clase de temas.

— ¿Y...?

— Bien, te lo diré porque soy un gran amigo. La encontré cuando fui con mis padres de campamento a un bosque. Suele estar en esos lugares o también zonas montañosas. Normalmente su color es violeta y, como ves, es casi idéntica a una margarita. Simboliza la elegancia, delicadeza y paciencia.

Aturdido por el golpe de información, el castaño solo pudo sonreír. Rescató las últimas palabras de Jimin y las procesó.

— Son como tú.

— ¿Por qué lo dices?

— Su significado, es tu flor.

Beauté|KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora