Nenúfar

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— Deberíamos llamar a Jungkook.

Ambos se encontraban recostados boca arriba en la cama del omega, con sus brazos detrás de sus cabezas. Llevaban toda la tarde buscando relajarse, y para su buena suerte, lo habían conseguido con éxito.

— ¿Él... cómo ha estado?—. Dudó en preguntar, se sentía como hablar de un tema prohibido, y lo incomodaba.

— Mal, supongo que ustedes dos están realmente conectados por una fuerza invisible. Él sufrió más que cualquiera de nosotros estos meses. ¿Sabes? Lo encontré en reiteradas ocasiones llorando en el salón—. El ambiente se tornó pesado, y sabía que era porque Jimin comenzaba a arrepentirse de sus acciones.

— Lo extraño—. Sonó triste, pero sentía que no merecía aquello, pues él mismo le había restringido verlo.

— Lo imaginé, ¿Quieres verlo ahora? ¿Te sientes lo suficientemente estable?

Jimin se incorporó y observó a Hoseok. Lo pensó unos segundos y luego se decidió a asentir con su cabeza, dándole una afirmativa.

[...]

— No me jodas, no estoy de humor—. Posó su mano en la cara de Mark y lo alejó.

— ¡Te quiero dar cariño y me rechazas, eres cruel! Ojalá Jimin aparezca pronto para que dejes de ser tan gruñón—. Refunfuñó esto último bajando su tono para que Jungkook no lo oyera, cosa que no logró.

Un silencio se instaló entre ese par y era claro el por qué: Mark había tocado un punto débil. Pronto comenzaron a escuchar una melodía que provenía del celular del alfa, quien lo miró con desinterés hasta que leyó el nombre en la pantalla, y en menos de un parpadeo ya había contestado.

— ¿¡Hola!?—. Estaba desesperado, realmente esperaba escuchar esa dulce voz que tanto extrañaba desde el otro lado de la línea— ¿¡Cariño, eres tú!?

Lo soy, sino, ¿Quién más te marcaría con mi número? Tonto—. Soltó una risilla y aunque no pudiera verlo, sonrió.

— Oh, por amor a Dios, añoré tanto oírte que hasta me parece irreal. ¿Esta llamada es genuina? ¿No eres un robot o algo?

Escuchó otra risa y se sintió completo por fin. Sin Jimin no era nadie, sabía que era perjudicial, ¿pero qué hacer cuando el amor de verdad era egoísta y dependiente? Él no podría vivir sin su omega, o al menos nunca visualizó una vida en la que no estuviera. Estos meses había estado devastado y una parte de sí faltaba, su corazón se lo arrebataron y no tenía idea ni de qué decir.

Sus ojos no tardaron en cristalizarse y verse rojizos. Soñaba con Jimin y despertaba agitado, triste y solo; pero ahora aquéllo no sucedería, porque había vuelto y esta vez no le permitiría irse.

Quiero verte, Nochu—. Su lobo pedía a gritos reencontrase con su alfa, era vital para él. Incluso recordó que a pesar de todo, de su cuello aún colgaba ese maravilloso collar que se le había sido obsequiado en su aniversario.

— Voy para allá—. No había tiempo qué perder, debía verlo enseguida.

Se levantó del sofá con prisa, colgando la llamada y corriendo hasta su cuarto para cambiarse, ignorando la presencia de su amigo.

— ¿Te irás?—. Mark entró, a diferencia de Jungkook, con total calma después de él y se acomodó en la silla giratoria de su escritorio, en la cual, por cierto, le encantaba jugar.

— Sí, si quieres quédate y ve películas en mi computadora, como quieras. Probablemente vuelva tarde. Nos vemos, ¡te quiero!—. Tomó sus cosas y a paso rápido abandonó la casa.

El timbre sonó insistente. Hoseok ya se había marchado hacia media hora para no ser el mal tercio entre la pareja. Ambos estaban emocionados de verse, ¿y cómo no estarlo? Pasaron meses y anhelaban estar el uno junto al otro.

— ¡Nochu!—. Dio un pequeño saltito lleno de alegría para abrazar a Jungkook, quien correspondió enseguida— Te necesitaba.

— Tu me hacías falta a mí, Beauté, no sabes cuánto. Estuve pensando en ti en todo momento, no imaginas lo preocupado que estaba. Creí que no volvería a verte y entré en pánico. Temí porque terminaras nuestra relación y te alejaras de mi por siempre—. Reforzó su agarre cerrando sus ojos y sintiendo el dulce aroma a vainilla y rosas que tanto añoraba.

Jimin se lamentó por haberlo hecho pasar por aquéllo. Dejó volar su imaginación y solo lo empeoró, pues lo visualizó llorando en el rincón más obscuro que pudiera encontrarse.

— Lo siento mucho, no quise hacerte daño—. Apenado, se separó un poco del abrazo y agachó su cabeza.

— No interesa, ya todo está bien—. Le sonrió queriendo transmitirle tranquilidad y se dio la vuelta cerrando la puerta y luego adentrándose en el hogar de su novio.

— Bueno... no todo está bien—. Jimin titubeó a la hora de hablar y alzó su mirada observando el techo obscuro de su casa.

Jungkook se giró y lo contempló con interrogantes en sus orbes cafés. El omega lo captó y decidió explicarse.

Cuarto día.

— Bien, aún no supero la muerte de mi padre—. Las palabras no salían con sencillez, existía un nudo en su garganta que estaba volviéndose cada vez más grande, y que le impedía continuar. O eso creía— Es... difícil para mí. Fue una gran figura paternal a pesar de sus altibajos y defectos. Me apoyó en distintas etapas de mi vida y estuvo siempre que lo necesité. Compartimos miles de recuerdos juntos. No podría olvidarlo de la noche a la mañana, ni quiero, porque lo extraño y deseo tenerlo aquí, conmigo y entregándome cariño—. Era la cuarta vez en el día que se sentía débil. Las lágrimas desbordaban solas, se exasperaría si no paraba con el relato— Yo... lo necesito tanto. Sí fuera una cifra del uno al millón, sería infinito, no podría ponerle un número. Y... ¡Ya basta, no puedo con esto! ¡Papá, por favor, regresa conmigo! ¡Jungkook, dímelo, ¿Quieres?! ¡Dime que él no murió! ¡Dime que todo está bien y podré salir a caminar con mi padre como siempre lo hacía!

Deshacerse en lágrimas es lo único que conseguía, pues había dejado atrás su estabilidad mental. Tal vez, esta pérdida sería más difícil de afrontar de lo que creían.

Beauté|KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora