Cala

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Ahí estaba, parado junto a su madre en ese sombrío lugar, repleto de tumbas y personas tristes. No habían muchas, no obstante, las pocas que se encontraban allí, lloraban desconsoladas. Y su madre no era la excepción.

— Hyungsik, amor mío, discúlpame por ser tan necia y por haber olvidado lo que siempre me decías...— Jimin la miró—. ..."sé tú misma, afronta tus problemas y luce feliz, pero más importante, sé feliz". Te extraño, extraño esas noches en las que besabas mi frente y profesabas tu amor con ese tono tan dulce y cálido que me relajaba hasta el punto de quedarme dormida. Extraño tus abrazos y muestras de afecto. Extraño cada palabra que salía de tus suaves y esponjosos labios, cada pequeña cosa de ti es lo que extraño. Porque eras tú, y solo tú; el amor de mi vida.

Lloraba, caía lágrima tras lágrima y se aferraba a su hijo, quien no podía hacer más que contenerse. Entonces, llegó el momento de que él hablara:

— Papá, debo decirte que, hice muchas cosas malas, así como recibí muchas otras igual de malas. Supongo que a eso se le llama karma. ¿Lo recuerdas? Tú creías en él e hiciste que yo también lo haga. Pasé por mucho sin ti, y sufrí como nunca lo había hecho. El día en el que mamá me dijo que te habíamos perdido; aún recuerdo sus palabras: "él nos dejó". En ese instante el mundo hizo una pausa, se detuvo y comenzó un infierno para el cual no estaba preparado. Lo siento, fui malo con mamá, mis amigos y mi novio. Fui una mala persona, no debí comportarme como lo hice. Pero hoy... hoy vengo a decirte que me encuentro mucho mejor, que he avanzado, y he aprendido a ser feliz con lo que tengo. No es sencillo porque también te extraño, pero sé que tú no querrías que me estanque y sufra por tu pérdida. Yo soy consciente de que querías lo mejor para mí. Y no te preocupes, desde ahora en más, yo cuidaré de mamá; lo haré. Lo prometo—. Una pequeña gotita salada se deslizó por su mejilla, aunque, aún mantenía su sonrisa intacta. No flaqueaba ni temblaba, sólo sonreía imaginando que tenía frente a sus ojos, a ese hombre que lo crió y protegió durante mucho tiempo.

— ¿Quieres hablar con él un rato más?—. Lo miró, su madre, acariciando su mejilla.

— No, está bien, ya dije todo lo que necesitaba decirle. Ahora que nos tenemos el uno al otro, papá por fin podrá descansar en paz—. Sintió como cada recuerdo con su padre se reproducía en su mente y no podía sentirse más melancólico, pero extrañamente feliz.

— Tienes razón. Descansa en paz, amor. Siempre te amaremos y tendremos en nuestra memoria—. Finalizó, Boyoung, dejando el ramo de calas; hermosas flores blancas.

[...]

— ¡Jungkook!

El castaño se volteó, siendo sorprendido por una Yuna agitada y que parecía que acababa de correr un maratón.

— Necesitamos hablar—. Afirmó, mirándolo con un deje de pena en sus ojos.

Dudándolo, aceptó, y se dirigieron a un salón vacío.

— ¿Qué ocurre? Porque si tiene que ver con volver contigo, yo-

— ¡No! Tranquilo, hablé con mi padre. Le dije que no nos casaríamos y que no podía seguir con esto. En serio, espero me perdones por lo que te hice; te separé de Jimin, y en todos estos años de amistad, jamás te vi como en esos días. Quiero que sepas que, ya nunca más te forzaré a algo que no quieres, y por eso, también entenderé si no deseas volver a ser mi amigo. Lo comprendo—. Juntó sus labios al terminar y se sintió expuesta, pues ella no era de disculparse con nadie.

— Yuna, está bien, te perdono, y claro que podemos seguir siendo amigos. ¿Sabes? Debo agradecerte por hablar con tu padre y decirle cómo serían las cosas. Él... ¿él piensa hacerle algo a Jimin?—. Su tono fue nervioso y cargado de temor. Ya no quería que su "bebé" sufriera.

— Ya me encargué de eso, él no hará nada, no deben preocuparse. Es un hombre muy terco al igual que yo, así como también tiene un muy mal genio, pero conseguí que aceptara mi propuesta.

— ¿Qué propuesta?

— Me casaré con él hijo de otro gran empresario— Jungkook la miró preguntándole con los ojos si estaba bien con eso, y ella, pudo captarlo—. Estaré bien, esa fue mi decisión y solo mía. Además, esto beneficiará ambas compañías, así que, nos ayudará a todos.

— ¿Estás segura?

— Sí—. Le lanzó una sonrisa labial de esas que solo ella sabía dar, y con eso, supo que todo saldría a la perfección.

[...]

Iba caminando desinteresado y prestando cero atención, por lo que chocó con alguien sin notarlo.

— ¡Auch!—. Se quejó la muchacha de azules cabellos, mientras se tocaba la cabeza.

— ¡Lo siento! No iba mirando por dónde andaba—. Se disculpó enseguida, y al subir la mirada y ver a la chica, quedó anonadado, pues se embelesó por su belleza. Su cabello brillaba por el sol con aún más intensidad, sus ojos verdosos con un subtono cálido eran imanes para él, tez pálida y con hermosas pecas rodeando parte de sus mejillas y nariz, labios que, a simple vista, lucían suaves, y eran de un carmín fuerte. De complexión delgada, demasiado, diría que casi al extremo. Algo le dijo que ese era un punto débil de la chica.

Beauté|KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora