Astromelia

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Con su lindo llavero de Doraemon colgando de sus llaves, abrió la puerta encontrándose con una casa vacía. Jungkook estaba con él, mientras que Taeyong los había dejado hace unos treinta minutos atrás.

— ¿Quieres que me quede?—. Dudó rascándose la nuca. No estaba incómodo, pero vio a Jimin mirar a ambos lados buscando a su madre con frustración.

— Eh, claro, sí, cielo, quédate—. Se tomaron de las manos y entraron en el lugar y suspirando al unísono.

— Ella vendrá, ¿qué harás?—. Acarició su mano para transmitirle confianza, algo que él rubio realmente necesitaba.

— Sí me guío por lo que dijo mi psiquiatra, debo esperar—. Se sentó en el sofá, sintiéndose en la casa de un extraño. Olía a alcohol y drogas.

— ¿Y sí te guías por lo que tú quieres?

— Deseo hablar con ella, preguntarle qué está haciendo con su vida y por qué sigue arruinándola en vez de mejorar como persona y darse una nueva chance de vivir—. Bufó. Se sentía ansioso, pero no podía ser hipócrita, él aún no se había dado esa oportunidad, seguía pensando que estaría estancado toda su vida y que jamás saldría. Se veía como a un auténtico imbécil, bueno para nada, cínico y posesivo. ¿Quién diría que sin Jungkook él no era nada? Era extra dependiente, y quizá no era beneficioso para ninguno de los dos, pero, ¿qué podían hacer? Ambos se necesitaban, y ambos sabían lo que querían; estar juntos por siempre.

— Date tu tiempo de pensar con tranquilidad, ¿quieres? Es hora de que tú te des un momento para pensar con detalle y no abrumarte. Sé que puedes, yo confío y confiaré siempre ciegamente en ti. Luego de lo que vivimos, demostramos que nuestro amor es más fuerte que cualquier cosa o persona en el mundo—. Le sonrió con esa bella dentadura blanquecina y deslumbrante. Enamoraría a cualquiera que lo viera. Después de todo, ¿quién no caería en los encantos de Jeon?

— Lo haré, pero no puedo evitar preocuparme, ¿y sí la veo antes de estar listo? ¿Qué le diré? ¿Qué pensará de mí? ¿Por qué no fue a visitarme? ¿Por qué siempre tiene esa actitud tan altanera y arrogante? ¿¡Por qué no puede pararse a pensar en cómo me siento con sus acciones!?—. Se había alterado y ya estaba gritando. Su cuerpo temblaba sin cesar y su labio inferior era apresado por sus dientes.

Tomándolo desde sus hombros y mirándolo fijamente a los ojos, Jungkook le habló:

— Hey, cariño, aquí estoy, no me iré hasta que estés mejor, lo prometo. Todo va a estar bien, deja de pensar en el futuro y piensa en el ahora. Somos tú y yo, ¿me escuchas?—. Le preguntó con total dulzura y delicadeza acariciando la zona que había agarrado con sus manos. Sabía que Jimin se estaba descontrolando, lo veía en sus ojos y lo sentía en su piel.

— S-sí, sí, lo hago—. Se entrecortó su voz. Las lágrimas caían despavoridas de sus lagrimales. Estaba estresado, frustrado y muy, muy, ansioso.

El castaño lo acercó a él y lo atrapó entre sus brazos, posando su zurda en la cabeza del rubio para tranquilizarlo con sus caricias.

— Estoy aquí, Beauté, puedes decirme lo que sientes. No te juzgaré.

Era un momento tan íntimo, tan de ellos, que los sentimientos comenzaron a fluir y Park pudo sentir su calidez y paz. Jungkook era una persona con el tacto más delicado que podría existir, y con la dulzura de un poeta que habla sobre el amor. Sabía que a su novio le encantaba "Perfect" de Ed Sheeran, y por eso mismo comenzó a cantarla para él. Tenía la voz de un ángel, y relajaría a cientos de personas.

— ...I found a love for me...—. Jimin cerró sus ojos, apoyándose completamente en el cuerpo del mayor y dejándose embriagar—...darling just dive right in, and follow my lead.

Siguió cantando hasta que llegó al final de la canción, y tenía a un rubio dormido entre sus brazos. Corrió el cabello de su rostro y sonrió al verlo ahí, tan angelical y pacífico. Odiaba que el mundo lo hiciera sufrir de tal forma, pero lo único que podía hacer era apoyarlo y quedarse a su lado. No cometería el error de dejarlo nuevamente.

Je t'aime, à l'infini et au-delà, la beauté ... à l'infini et au-delà.*

Durmieron juntos esa gélida y tosca noche, después de tanto tiempo, porque al fin, estaban juntos, y ya no se separarían jamás. Su amor era de lo que nadie puede explicar, una conexión más fuerte que la dura madera de un árbol, o la ferocidad de un oso, y son ejemplos tontos, pero con esa clase de ejemplos se aprende, ¿no? Ellos cultivaron un amor puro, inocente, y real, tan real que duele. Pero así se amaban, aceptando cada uno de sus defectos y virtudes, luchando esa batalla infinita que se llamaba vida, pero unidos, porque así es como debía ser. Las estrellas se habían alineado para ellos, y el sol y la luna habían formado un complot para que su lazo perdurara hasta el fin de los tiempos.

Beauté|KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora