Fresias

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— ¿Cómo ha ido todo?

— Bastante bien, tanto que no podría asegurar que continúe así—. Sus manos se dirigieron hacia su rostro, frotándolo con frustración y angustia.

— No te anticipes a los hechos, cuando llegue el momento lo sabrás. Tiene que enterarse y no estar ajeno a esto, ¿Entiendes?—. Tomó las manos del rubio entre las suyas, y lo obligó a mirarlo.

Park Jimin, un pequeño omega, y Jung Hoseok, el beta más simpático de su manada; siempre habían sido amigos cercanos. No existía un secreto que no supieran sobre el otro.

— Dame un segundo— Se levantó de la cómoda cama para tomar una de las flores que tenía en su escritorio—. Toma.

— ¿Para mí?

— Claro, Nochu no está como para dársela.

— ¿Estas insinuando que ese alfa tonto es el único que puede recibir tus flores?

Jimin asintió, rebosando de felicidad y burla.

— No es tonto. Al menos, no lo es según mi criterio.

— ¿Qué tipo de flor es esta?

Su cabeza giraba de un lado a otro, examinándola.

— Es una Fresia. Tiene varios colores, pero sin embargo, el más icónico es el blanco. Representa la amistad. ¿Te gusta?

— No más que tú.

El rubio al escuchar el ridículo piropo de su mejor amigo, alzó y arrojó su propia almohada al rostro del contrario.

— Llegué—. La gruesa voz del alfa se hizo escuchar por todo el cuarto, con tono amenazante.

El lobo interior del castaño, podría lanzar llamas a través de sus ojos. Ambos muchachos quedaron estáticos ante esa presencia tan dominante.

— ¡Nochu!— Corrió a rodear con un cálido abrazo a su novio, quien lo recibió gustoso y gesticuló para el beta un: "mío".

— Ya lo sabía, no era necesario—. Contestó con un destello de superioridad.

— ¿De qué hablan?—. Perdido en los brazos de su alfa, se separó levemente para reparar en su amigo, y pareja.

— Absolutamente nada de tu interés, cariño—. Recibió un suave golpe en su hombro por parte del omega, debido a su respuesta.

Dramatizando, se dejó caer al suelo haciendo parecer que lo habían herido gravemente.

— ¡Nochu!— Se arrodilló a su lado—. ¿Te golpeé fuerte?

— Sí, te pasaste, Beauté.

— Lo siento mucho, ¿Puedo hacer algo para curarte?

Jungkook lo pensó brevemente y movió su cabeza en afirmativa.

— Un magnífico y sabroso beso, de esos que tanto me gusta que me des.

Sin esperar un segundo, Jimin besó su dulce preferido y desde atrás de escuchó un: "Asqueroso, hay gente aquí. No coman delante de los pobres". Los chicos se separaron y sonrieron al verse.

El amor que llevaban cultivando hace años, cada vez crecía y se convertía en uno puro e inocente.

Hoseok se despidió y dejó a la pareja disfrutar de su compañía; no sería el mal tercio.

— ¿Qué fecha es hoy?—. Jimin había notado algo que se le estaba yendo de las manos.

— Primero de octubre; nuestro aniversario de un mes.

— Nochu, bien hecho, es el primero y lo recordaste. ¿Mi regalo?—. Las palabras salían con un tono juguetón, es decir, él no hablaba en serio.

Sin embargo, rebuscando en su mochila, el alfa sacó una cajita pequeña y aterciopelada.

— Feliz aniversario, Beauté.

Los ojos del rubio se expandieron y comenzó a toser, atragantándose con su propia saliva de la sorpresa. Tomó en sus manos el regalo y lo abrió, encontrándose con un dije en forma de sol. Cliché y sencillo, pero sin duda precioso.

— ¿Un sol? ¿Qué significa?

— Bueno, yo también tengo uno—. Desabrochó un botón de su camisa y dejó ver su collar.

El dije de Jungkook era una flor, y no cualquiera, sino que un lirio rojizo, lo que simboliza el amor y la pasión.

— No entiendo.

— Pensé que sería más simple de captar— Aclaró su garganta y continuó—. Bueno, tú tienes un sol y yo una flor, lo que quiere decir que eres una energía vital en mi vida. Además, el concepto me gustó porque al verlos (los colgantes) me recordaron automáticamente a ti y a tus conocimientos sobre flores. ¿No te gusta?

Sin decir nada, pequeñas lagrimitas cayeron de los ojos del rubio. Finas y delicadas; como él.

— ¿Por qué lloras, cariño? ¿Está mal? ¿Quieres que lo cambie?

Negando con su cabeza y pasando las manos por sus ojos, Jimin se acercó a abrazar nuevamente desde la cintura, al castaño.
Su lobo estaba más que feliz, se encontraba emocionado y profundamente enternecido. Aún no tenía una marca, pero sin ella, sentía como la conexión entre ambos era única y fuerte.

— Lo amé, es el mejor regalo que me han hecho, Nochu.

— ¿Entonces por qué lloras?—. La confusión no lo abandonaba en lo más mínimo.

A los ojos de Jimin, ese alfa era lo más tierno que existía en el mundo, y así mismo lo creía Jungkook con él.

— Felicidad, tonto. Estoy conmovido— Se acercó al rostro del contrario y depositó besos en el mismo—. Te amo, tú eres mi energía, no al revés.

Entre mimos y emociones, Jimin olvidó su motivo principal: hablar con Jungkook sobre un tema de suma importancia. Lo haría en otra situación, tal vez esta no era la más indicada, y debía permitirse disfrutar de su pareja.

Beauté|KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora