Adonis

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— Yuna, debemos hablar—. Sentenció con seriedad en sus grandes orbes cafés.

— ¿A-ah, sí? No tengo tiempo justo ahora, así que... ¡ya me voy!—. Quiso huir, sabía muy bien lo que significaban esas palabras y no quería escucharlas, era consciente que le dolería tanto como si estuvieran cortándole extremidad por extremidad.

Jungkook la tomó del brazo reteniéndola.

— Nos tomará un segundo, no te preocupes, no te quitaré mucho tiempo— la muchacha asintió con un rostro que indicaba tristeza pura, como si fuera un perrito abandonado—. Quiero que terminemos, no me casaré contigo, lo siento. Puedes decirle a tu padre lo que quieras, pero yo amo a Park Jimin y no puedo hacer nada para controlarlo, él estuvo sufriendo sin mí más de lo que yo lo hice, y eso es bastante, porque lo pasé verdaderamente mal. Lo extrañaba, anhelaba, necesitaba. No puedo amarte aunque me fuercen a ello, y en serio quiero disculparme contigo. Quizá, sí no hubiera conocido a Jimin, tú serías mi pareja hoy, pero para tu pesar lo conocí, y soy feliz con él, no sin él— la miró con la pena grabada en sus ojos, sabía lo que era no tener al amor de tu vida, pero esa era la cuestión; él no era el amor de la vida de Yuna—. Encontrarás alguien mejor, alguien que te pueda hacer genuinamente feliz y que de verdad ames. Yo no soy esa persona. Discúlpame.

La chica comenzó a llorar silenciosamente, con una mueca en sus labios. Tomó el rostro de Jungkook y, en un arrebato, lo besó.

— ¿No sientes nada?—. Expresó rogando porque contestara que sí, más rápidamente fue alejada y la respuesta que recibió fue:

— No... perdóname—. Dijo mirándola y sintiéndose mal por ella, después de todo, era su mejor amiga y no quería verla triste.

— Entiendo, jamás seré mejor que Park... y tú jamás me amarás—. Miró el suelo y quitó sus lágrimas.

— Te amo, pero como a una amiga, más no te pediré que sigamos siendo amigos, porque sé que eso puede herirte aún más, y no te deseo eso.

— ¿Por qué no me odias? Después de todo, te alejé de Jimin y te hice sufrir como nunca en tu vida—. No lo comprendía. ¿Jungkook la detestaba? ¿Le repugnaba, acaso? Debía de.

— No, no te odio, entiendo tus acciones. Me querías a tu lado y, aunque recurriste a métodos dignos de ser un disgusto para mí, estoy bien. Mi relación con Jimin se fortaleció y estoy agradecido.

— Ya... los acerqué más, cuando mi verdadero deseo era alejarlos— susurró para sí misma—. Sí tú eres feliz, yo también lo seré, y la que debe pedir disculpas soy yo. ¿Podrás perdonarme algún día por mis pésimos actos?

— Ya lo hice—. Le sonrió.

[...]

— Yuna, sobre la boda-

— No, padre, lo siento mucho pero, terminé con Jungkook. Me di cuenta de que no lo amo lo suficiente como para estar con él en toda mi vida—. Fue firme, no quería flaquear frente a su padre, aunque quizá él percibiría que sus palabras eran mentira.

— ¿Qué dices? ¿Te has vuelto loca? ¡Ya teníamos todo planeado con tu madre! ¡¿Y vienes a decirme que has roto con Jeon?!—. Se levantó y fue hasta ella, abofeteándola.

— ¿Q-qué?—. Estaba atónita, no creía que su padre era capaz de golpearla, jamás lo había hecho, pero parecía que está situación se le salía de las manos.

— ¡Espabila! ¡¿No era el hombre de tus sueños?! ¡No cancelaré todo ahora! ¡Volverás con él y te casarás!—. Gritó, furioso.

— ¡No lo haré! ¡Prefiero casarme con un desconocido que beneficie tu empresa a estar con Jungkook y arruinarle la vida!

— ¿Arruinarle la vida? ¿Hablas de su noviecito? ¿Él te preocupa? ¡Olvídate de esa sabandija! ¡Tienes lo que querías, ¿no?! ¡Me harás caso y quiero que lo hagas ahora mismo! ¡Llama a Jeon y regresa con él!

— Nunca, ya no seguiré tus juegos, yo te metí en esto y ahora mismo te estoy echando. Acéptalo, acepta mi decisión; son mis últimas palabras—. Frunció el entrecejo y cruzó sus brazos. No sería débil, ya no.

— ¡Yuna!

— ¡Nada, olvídalo de una vez!—. Corrió a su cuarto y se encerró allí. Pudo oír como su padre fue tras ella, y el mismo, tocaba la puerta como si quisiera tirarla abajo.

— ¡Ábreme, esta conversación no ha terminado!—. Estaba más que enfadado. Podría matar a alguien con toda la ira que guardaba; degollarlo y luego tirar el cuerpo al fuego para que se hiciera cenizas.

— ¡Yo le he puesto fin y tú no puedes ni podrás hacer nada! ¡La decisión siempre fue y será mía! ¡Yo doy la última palabra!—. Se arrojó a su cama de espaldas, mirando el techo y sonriendo con las lágrimas deslizándose por sus mejillas.

"Te amo, Jungkook. Sé feliz".

Beauté|KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora