Promise | hendery

capítulo 34

– Yo, Sicheng... Puedo explicarlo.–seguí al chico totalmente sonrojada y avergonzada hasta la cocina.

– Ya te dije que no necesito explicaciones, sólo... No hagan ese tipo de cosas en la sala, por dios.–se giró a verme.–Imagina qué hubiera pasado si los encontrara Kun, o sea, imagina que Kun encuentra a su hermanita que tanto ama haciéndole una mamada a su novio en medio de la sala. ¡Los mata!

– En realidad sólo a él.–solté una risa.

– Ajá, como digas.–bufó.–En fin, venía por unos papeles que necesita tu hermano.

– Ah, sí. Ya sabes donde está su habitación. Ve.–asintió y se fue, volví a la sala y me encontré con un Kunhang totalmente rojo mientras cubría sus partes con un cojín.

– ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo? ¿Le dirá a Kun?–preguntó notablemente asustado.

– No le dirá nada a Kun... Creo.–me senté a su lado y tomé su mano.

– ¡Hey, hey! A cinco metros.–me asusté al escuchar el grito de Sicheng. –Sepárense.

– Pero...

– Sepárense dije.–me tomó de hombros y me sentó en otro sillón.–Así quedénse hasta que me vaya.–nos señaló con los papeles que tenía en la mano y se fue caminando hacia atrás. Apreté mis labios conteniendo una risa.

Desapareció de mi vista. Cuando escuché el sonido de la puerta siendo abierta y luego cerrada por fin pude reír.

– Es igual de paranoico que Kun.–miré a Kunhang y estaba serio.–¿Qué pasa?

– Aún estoy sorprendido, nunca me habían descubierto haciendo algo... Pervertido. –se llevó el cojín a la cara.–¡Qué vergüenza!

Solté una carcajada y le lancé un cojín, me fulminó con la mirada, salí corriendo hacia mi habitación y cerré la puerta con seguro. Dio varios golpes a la puerta diciendo que saliera y que dejara de ser cobarde, esto sólo hizo que riera más fuerte.

– Zhou... ¿Recuerdas que te dije que mis padres volverían de su viaje?–asentí y me di un golpe mental por hacerlo ya que él no podía verme.

– Claro que lo recuerdo, ¿qué pasa? –los padres de Kunhang se habían ido a un viaje por trabajo a Indonesia y se habían quedado a vivir ahí durante cuatro meses. Por muy triste que suene, siempre hacían eso, dejar solo a su hijo. Desde que era un niño siempre fue así.

– Les dije que ya eres mi novia, quieren conocerte más y eso.–abrí la puerta de golpe.

– ¿Conocerme más?–fruncí el ceño.

– Quieren saber si eres buena para mí.–sonrió divertido. –También quieren que invite a Kun y Sicheng, ya sabes, toda la familia.

– Obvio que soy buena para ti. Fui tu mejor amiga por diecisiete años, sé todo de ti. Hasta sé que te orinabas en la cama a los doce...–me golpeó suavemente y reí.

– Si le dices a alguien sobre eso te mataré.–sonreí de lado, me tomó de la cintura y me acercó a él.–O también podría hacer que no puedas caminar en una semana...–susurró en mi oído y me cargó entrando a la habitación.