Capítulo 30

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–Hola, no me avisaste la hora a la que vendrías así que espere a que la lluvia se quitará un poco para salir y aquí me tienes.

–Oh si disculpa es que siento que ya has hecho mucho y no quería molestarte más.

–No es molestia, todo lo que tenga que ver contigo me importa, además ya te dije que no te dejaría sola.

–Gracias Ed.

Llegamos al hospital, convencí a mi madre para que fuera a la casa. Yo me quedé con Edgar.

–¿Por qué no te gusta hablar del accidente? – pregunté.

–No es que no me guste hablar solo que no es bonito acordarse de malos momentos. Ese accidente casi ocasiona tu muerte.

–¿Y tú cómo es que saliste ileso? Venías conmigo, no sé te veo bien, me dicen que paso conmigo más no que paso contigo después del accidente.

–Corrí con suerte, creo. Sí tuve lesiones pero fueron leves. Tú al contrario te llevaste la peor parte. Se te tuvo que inducir al coma y esperar a que despertaras, nadie sabía si lo ibas hacer pero la esperanza siempre estuvo ahí. Iba a verte cada que podía, te contaba cómo había estado mi día, invariables veces me ganaba la impotencia de no poder hacer nada para tenerte de regreso, de no poder cambiar las cosas y evitar todo eso. Fueron tiempos difíciles.

–¿Cambiar las cosas? ¿Te sentías culpable? ¿Por qué?

–No sé Alice, de regresar a ese día y cambiarlo todo, a veces las personas hacen cosas estúpidas y cuando reaccionan ven que han hecho cosas irreversibles, yo me sentía así. Me sentía culpable por ello. Por mis decisiones y acciones.

–Edgar te haré una pregunta que ha rondado por mi mente éstos días y quiero que me respondas con la verdad, sé sincero.

–Dime.

–¿Nosotros aún éramos novios cuando paso el accidente?

Se toma tiempo para pensar su respuesta, se ve nervioso con miedo, es algo extraño.

–No estábamos pasando por un buen tiempo, nuestra relación cada vez iba de mal en peor, era un estúpido en aquel tiempo, hacía cosas tontas, no pensaba en nada que no fuera en mismo. Y no, no éramos novios, días anteriores me habías pedido tiempo.

–¿Y entonces por qué íbamos de viaje? No tiene sentido, ¿no lo crees?

¿Por qué piensa tanto? ¿Por qué no solo habla y dice la verdad? ¿A qué le teme? ¿Qué no quiere decir? Estoy harta de mentiras, de verdades a medias.

–Eh, estaba intentando que volviera a funcionar, quería pasar tiempo contigo y por eso fue el viaje. Pero bueno ya sabes cómo terminó todo.

–¿Por qué mi madre y tu decían que eras mi novio cuando desperté del coma, sí habíamos terminado antes del accidente, ¿qué ganaban engañándome?

–Nada, tu madre fue quien habló conmigo antes de verte y dijo que te había dicho que tenías novio y pues no quise desmentirla, de todas formas yo sabía que no lo íbamos a ser ya que pues, no recordabas ni conocías a nadie era un extraño para ti. Por ello te ofrecí mi amistad. No quería ni quiero alejarme de ti. Sé que en estos momentos no soy la persona más sincera para ti ya que te he mentido. Y te pido disculpas por ello, tal vez un día entiendas todo. Pero esto que soy ahora, mi forma de ser, es verdadera. Este soy yo, he cambiado, para ser la mejor persona posible para ti y para mí mismo.

–Me alegro que hayas cambiado en serio, no recuerdo como era el Edgar de antes pero el que veo ahora me agrada. Sólo que si me decepciona que hayas mentido. Es por eso que regreso a lo mismo, no sé quiénes me dicen la verdad.

–Alice me gustaría poder responder a todas tus dudas pero por ahora no sé si sea la persona más correcta. No estoy listo.

–¿A qué le tienes miedo?

–A que te alejes, a que me dejes de hablar, que no quieras saber nada de mí, eso sería muy doloroso. He hecho cosas malas, he lastimado a gente que quiero con mis acciones en el pasado y eso fue justo lo que me obligo a querer cambiar a ser mejor persona. Algún día podré hablarte sobre eso, pero por ahora no. Solo necesito tiempo.

–Está bien. Cuando quieras hablarlo aquí estaré para escuchar lo que debas decir. Tan solo te pido que seas honesto, no quiero más decepciones.

–No las tendrás. Y yo solo espero que después de todo sigas conmigo, que me dejes estar a tu lado al menos como un amigo. Te aprecio demasiado Alice.

–Lo que hayas hecho no importa está en el pasado, lo que me importa es lo que eres ahora, tus acciones.

–Gracias.

Me gustaría saber cómo era el Edgar de antes y que fue eso que lo hizo querer cambiar pero no puedo presionarlo, necesita su tiempo y se lo daré.

Por la noche ha llegado mi madre, pasamos a ver a mi padre y se ve mejor. Las cosas marchan bien. Nadie quiere irse a casa, así que de nuevo pasaremos la noche aquí.

Mi madre sin duda ya está mejor, más tranquila y eso es bueno. Estamos en el pasillo hablando hasta que se queda callada observando el cordón que traigo por pulsera. Su expresión cambia y se ve algo ¿molesta?

–Alice, ¿de dónde has sacado eso? – pregunta mientras señala la pulsera.

Por supuesto que no le diré que Abril me lo dio, se pondría como loca y haría un escándalo. No es un buen lugar para una discusión, al menos no por ahora.

–Lo he encontrado botado y me gusto, así que me lo puse como pulsera.

–Oh bueno.

–Se parece al que antes traías – dice Edgar.

–¿Qué? ¿Tenía uno así antes?

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