Capítulo 37

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Eso es imposible, está mintiendo de nuevo, quiere confundirme.

–¿Por qué me mientes eh? ¿Piensas que puedes engañarme?

–Te estoy diciendo la verdad, como ya sabes ibas con Abril en el automóvil pero ella no pudo sobrevivir. Esa noche murió en el hospital. No se pudo hacer nada por ella. Créeme no te estoy mintiendo.

Volteo a ver a mi padre, necesito que él diga algo, necesito que me diga que esto es mentira, que Abril está viva.

–Cariño, tu madre tiene razón, Abril está muerta. Lo siento mucho – dice mi padre.

Se acerca a abrazarme y comienzo a llorar. Esto no puede ser posible, yo estuve con Abril todo este tiempo, hemos salido, tengo lo que ella me ha dado. ¡Exacto, eso es! Voy hacía mi habitación para así mostrarles la caja que tengo donde guardo lo que ella me ha dado, con eso van a ver que Abril no está muerta como ellos dicen.

–Hija ¿qué haces? – pregunta mi madre.

–Les mostraré que Abril está viva, ella no puede estar muerta – saco la caja y se las muestro – ¿Lo ven? Ella me ha dado esto, yo los he guardado.

–Cariño ahí no hay nada – dice mi padre.

Observo la caja y efectivamente no hay nada. Está completamente vacía. Esto es imposible, aquí tenía las notas, el dibujo, la flor que ella me dio. No pueden haber desaparecido. ¿Acaso estoy loca?

–No, no, no puede ser posible, padre te juro que aquí tenía guardada las cosas que ella me ha dado. Ella no puede estar muerta, no – digo entre sollozos.

–Cariño te creo, ven conmigo debo darte algo.

–¿Qué vas a darle? – pregunta mi madre.

–La caja que ella tenía antes del accidente donde guardaba sus recuerdos con Abril.

–¡Leonardo te dije que te desaparecieras esa caja! Ahora entiendo, tú también fuiste quien dejo esa nota en la laptop.

–¿Pensabas ocultarle la verdad a nuestra hija? Lo siento pero yo no, deje esa nota porque sabía que un día ella iba a descubrir su contenido. Ella no merece ser despejada de su pasado. Me obligaste a mentirle pero ya no más, no pienso seguir tu juego. Cariño discúlpame, me deje manipular por tu madre pero ya no pienso hacerlo – va hacía su habitación y abre un cajón con llave, saca una caja y me la entrega – Esto te pertenece, lo guarde porque sabía lo que lo ibas a necesitar.

Tomo la caja y está repleta de notas, cartas, dibujos, fotografías y en la parte de abajo esta la flor que ella me había dado. Es la misma. ¿Cómo puede ser posible esto?

–Leonardo no sabes lo que hiciste – dice mi madre antes de irse de la habitación.

–Claro que lo sé, hice lo correcto.

–Gracias padre, en el fondo sabía que tú eras diferente. Realmente sin esa nota no sabría toda la verdad. Y ahora esta caja, en serio gracias.

–Cariño no mereces que te despojen de tu pasado, sabes, nunca te había visto tan feliz hasta que apareció Abril, ella trajo esa felicidad a tu vida. Ella no merece ser olvidada.

–Padre te juro que yo estuve con ella, es más mira – le mostré la pulsera – esto me lo dio ella, ¿qué explicación hay para esto?

–Eso si es extraño, cuando llegaste al hospital no traías la pulsera así que supuse que la perdiste en el accidente junto con tus demás cosas. No encuentro una explicación para ello.

–Padre ¿crees que me estoy volviendo loca? En serio yo estuve con ella hasta anoche, ella vino.

–Si dices que Abril te dio la pulsera entonces tal vez te dio la suya. Si no mal recuerdo ella traía consigo la pulsera en su tobillo derecho. Cariño no creo que te estés volviendo loca, hay cosas en la vida que no tienen explicación, esta es una de esas. Abril estuvo contigo para ayudarte a describir toda la verdad, vino para ayudarte a recordarla.

–Anoche antes de irse me abrazo, me observo detalladamente, una lágrima cayo de sus ojos, entonces me dio un beso en la mejilla y se fue.

–Tal vez era su tiempo de irse, ya había cometido su propósito, tu sabías toda la verdad. Eso es lo que ella hubiera querido que supieras.

Y el simple hecho de pensar que ya no la volvería a ver más me rompe por completo el corazón. Nuevas lágrimas comienzan a brotar. Mi padre me abraza y lloro aún más.

–Ella no pudo haberse ido, padre yo la amo – digo entre sollozos – ella es todo para mí.

–Cariño ahora ella está en tu corazón y de ahí nunca se irá. Debes recordarla siempre con cariño, con ese cariño que ella te dio.

–¿Qué haré sin ella? No puedo imaginar mi vida sin ella. Ella me traía paz, amor, seguridad.

–Seguir adelante, es lo que ella hubiera querido. Sabes, yo fui a verla a su habitación antes de que – se toma un momento – muriera. Ella siempre fue una buena chica, era amable conmigo. Recuerdo que me pidió algo antes de que me fuera.

–¿Qué era? ¿Qué fue lo que te pidió?

–Quería hablar con Edgar. Edgar en ese momento no estaba bien, cuando se enteró de la noticia del accidente se puso como loco, comenzó a llorar, decía que él era el culpable. Así que tuvieron que darle un calmante.

–¿Sabes si él habló con Abril?

–No te sabría decir, yo no pude decirle a Edgar que Abril quería hablar con él ya que como te dije estaba sedado.

–Abril me dijo que si hablo con él y que le pidió algo.

–Entonces debes hablarlo con Edgar.

–Le voy a marcar ahora mismo.

–Hija yo creo que debes relajarte un poco, hoy ha sido un día difícil, ve a tu habitación y piensa un poco las cosas, debe ser muy difícil procesar todo esto. Mañana que estés más tranquila puedes hablar con él.

–Está bien eso haré – seco mis lágrimas y tomo la caja – ¿Puedo llevármela?

–Es toda tuya cariño.

–Gracias.

Voy hacía mi habitación y al momento de poner la caja en la cama se me resbala de las manos y cae. Recojo cada nota y carta hasta que veo por debajo de la cama que hay una nota del otro de esta. Me levanto y voy a recogerla, al momento de verla veo que es la misma que Abril me dejo anoche antes de irse.

Te amo hoy, mañana y siempre. Nunca dudes de ello.

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