Capítulo 25

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–Alice, no quiero arruinar el momento pero ya debemos irnos, otro día podemos venir.

–Me gustaría quedarme así, justo como estamos, detener el tiempo y permanecer así. Pero bueno me temo que no es posible.

Pausó la canción y nos pusimos de camino a casa, tomamos otra ruta para regresar, por aquí las calles tienen más iluminación, hay grandes casas lujosas con jardines hermosos, hay cámaras de vigilancia en algunas.

–Aquí viven las personas con más economía de la ciudad.

–Ya lo veo, ¿por qué nos regresamos por aquí? – pregunto.

–Pronto lo sabrás.

¿Es mi idea o ya he escuchado eso antes? Seguimos caminando hasta que se detiene en una casa con un jardín repleto de flores, rosas de invariables colores.

–Ayúdame a subir, no puedo hacerlo sola – dice mientras ve la barda.

–Es muy arriesgado alguien te puede ver ¿y si te caes y te lastimas?

–Deja las preocupaciones, si me lastimo, que dudo hacerlo, tú me vas a cuidar. Anda ven ayudarme solo para impulsarme.

–De acuerdo.

Le serví de escalera y paso la barda, tardo un par de minutos hasta que por uno de los barrotes me entrega una flor, sus pétalos son de un color azul pálido que tiende llegar al blanco, el estambre es amarillo, es una linda flor, pero ¿solo paso para robar una flor? No lo sé, pensé que sería algo más. Se puso en riesgo solo por una flor, eso es admirable y a la vez algo estúpido.

–Hazte a un lado, ¿o quieres que te caiga encima? – dice de la parte superior de la barda.

–¡Hey qué haces! – grita un señor con una en una mano lámpara y un bate de beisbol en la otra.

–¡Corre! – dice Abril antes de saltar de la barda.

No lo pienso dos veces y corro con todas mis fuerzas sin un rumbo fijo, desconozco por completo la calle así que lo más seguro es que me pierda. Mientras corro las calles se van haciendo más oscuras. Paro un momento para recuperar el aire y ver si Abril viene detrás de mí y no, no se ve.

Me siento en la orilla de la calle para descansar y pensar en que rayos haré para regresar a casa. Me atrevo a decir que estoy incluso más perdida que la vez que Abril me encontró en el parque.

Giro un momento y veo como alguien se aproxima corriendo a lo lejos, no logro reconocer quien es y la poca luz no ayuda mucho, puede que sea Abril o puede que no. ¿Debería correr o esperar a ver quién es? Me pongo de pie para ver si eso ayuda a ver mejor pero no hay mucha diferencia.

–¡Alice! – grita acercándose y si, si es ella – Pensé que no te encontraría, corres muy rápido. ¿Estás bien?

–Sí, si estoy bien, ¿tú cómo estas?

–Bien, bien creo que lo perdí. ¿Tienes la flor?

–Eh si, aquí esta – digo mientras se la doy – ¿Por qué tantos riesgos por una flor?

–No es solo por la flor, sino por la persona a quién se la daré. Vale los riesgos.

–¿De acuerdo? ¿Y para qué persona es? Digo si es que se puede saber.

¿Qué es lo que le da tanta risa? No he dicho un chiste.

–La señorita Alice esta celosa. ¡No lo puedo creer!

–No estoy celosa, ¿de dónde sacas eso? Solo tengo curiosidad por saber a quién se lo darás. Pero bueno si no me lo quieres decir está bien, no hay problema.

–Si tú lo dices – baja la mirada y se enfoca en la flor – ¿Sabes cómo se llama?

–¿Flor?

–Que chistosa, me refiero a que tipo de flor es.

–Eh no.

–Colorado Columbine.

–Colorado ¿qué?

–Columbine – sonríe – Son de muy variable color, por lo regular estás flores son bicolor con los sépalos diferentes de los pétalos. Pueden que los veas como una flor normal, común y corriente pero esta es especial.

–Pensé que no te gustaban este tipo de cosas, no sé, te ves algo ruda.

–Las apariencias engañan. He estado buscando una en especial pero no la encuentro, se llama Corazón Sangrante, realmente dudo encontrarla ya que es originaría de Asia, pero no pierdo la esperanza. Te estarás preguntando que por qué Corazón Sangrante y es que este nombre es por la flor que produce, la cual se parece a un corazón y hay una pieza que cuelga por debajo del corazón que se asemeja a una gota de sangre, de ahí es donde sale el nombre. ¿Increíble no lo crees?

–¿En serio existe una flor así?

–Claro que sí. Un día la encontraré y te la mostraré. Por ahora será mejor que comencemos a caminar ya que no ganamos nada aquí paradas las dos a media noche.

Llegamos a casa más rápido de lo que pensé al final resulto que no estábamos tan lejos. Le ofrecí quedarse y gracias a Dios acepto sin poner peros.

–Gracias por esta noche, la pase muy bien – digo mientras le veo a ojos – Fue divertido, pasamos de bailar a correr, no sé fue emocionante.

–Siempre es bueno tener un poco de adrenalina en nuestras vidas. Descansa Alice.

–Descansa Abril.

Cerré los ojos tratando de dormir y paso por mi mente lo que había dicho sobre la persona a la que le daría la flor. Y si, estaba en lo correcto cuando dijo que la persona valía la pena el riesgo y todo sentí un poco de celos.

No estoy segura de a quien le podrá dar la flor, pero de lo que si estoy segura es que esa persona debe significar mucho para ella, alguien a quien ella ha de querer mucho de lo contrario no le regalaría la flor. Me siento un poco mal de saber que hay alguien más en la vida de Abril pero por otro lado me alegro por ella.

Desperté por los rayos del sol en mi rostro y como la mañana anterior Abril ya se había ido. Me levante al baño y observe que dejo la flor en mi escritorio y debajo de esta se encuentra una nota.

"Una flor especial para alguien especial."

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