Capítulo 40 - Final

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–Hola Alice – dice mientras se acerca, no lo pienso y corro abrazarle.

–No lo puedo creer, eres tú – digo mientras le abrazo – Te extrañé, Abril.

–¡Sorpresa! No esperabas que fuera yo ¿verdad?

–No, jamás paso por mi mente que fueras tú.

–Pues ya vez, siempre fui yo, durante el tiempo que estabas dormida yo estuve a tu lado. Yo era esa persona misteriosa.

–No tienes idea de lo que feliz que estoy siendo.

–Alice, esta será la última vez que me veas, cómo te lo dije en el mensaje, es hora de irme. Quise despedirme bien de ti y por ello es que estoy aquí. Quería verte por última vez y capturar esa hermosa sonrisa que tienes – acaricia mi mejilla y me da un beso, un cálido y tierno beso – Te amo tanto Alice.

Una lagrima sale por mis ojos, no sé si es por tristeza de que ya no volveré a verla o de felicidad porque la estoy viendo de nuevo.

–Hey – dice acariciando mi mejilla – no llores, ven aquí - me abraza – Siempre voy a estar contigo y tú siempre estarás conmigo, tienes mi amuleto, tienes algo de mí en ti.

–¿No puedes quedarte?

–No puedo, ya es hora de irme. Y también es hora de que sigas con tu vida, sigue siendo esa chica feliz de la que me enamoré, quiero que seas feliz, si tú eres feliz créeme que yo voy a serlo.

–Te voy a extrañar mucho, me harás mucha falta.

–Vas a estar bien, yo lo sé.

–¿Puedes quedarte hasta que despierte?

–Está bien.

Nos sentamos en la banca y me recuesto en su pierna, ella me ve y sonríe, tiene esa sonrisa que tanto amo. Tomo su mano y la entrelazo con la mía, está sigue siendo tan fría como antes.

–Te amo Abril.

–Y yo a ti Alice.

Despierto y ella ya no está. El sueño ha terminado y ella se ha ido. Haré lo que ella quiso, voy a seguir con mi vida, voy a disfrutarla al máximo, pero primero debo hacer una última cosa.

–Buenos días padre – digo entrando a la cocina.

–Hola cariño, buen día ¿cómo estás?

–Bien, ya mejor. Oye ¿podría pedirte un favor?

–Sí claro, dime.

–¿Sabes dónde está enterrada Abril? Me gustaría ir a verle.

–Sí, yo me encargué de ella cuando falleció, no tenía familia ya que al parecer su padre había fallecido y su madre no la ubicaron, así que yo me hice responsable de enterrarla. ¿Te parece si primero desayunamos y luego vamos?

–Está bien.

Desayunamos y le conté de mi sueño, le dije que de ahora en adelante iba hacer lo que Abril habría querido, comenzaría una nueva vida sin mentiras, sin secretos.

–Me parece perfecto hija, ahora que ya estás mejor y más tranquila debo darte algo, espera.

Va hacía su habitación y trae una flor, pero no es cualquier flor, es la flor de la que Abril me había hablado, esa que siempre quiso tener, si no mal recuerdo se llama Corazón Sangrante, es justo como Abril me la describió pero mil veces más hermosa.

–¿Cómo la conseguiste? Abril intento buscarla pero no tuvo éxito, es una flor poco común por aquí.

–Pues de hecho batalle un poco pero la conseguí. Cuando hable con ella me dijo que tratará de conseguirla y que te la diera. Te la doy hasta ahora porque no encontraba el momento, ya vez todo lo que ha pasado y pues espere a que estuvieras un poco más tranquila. Ten es tuya - me la entrega y la tomo con cuidado.

–Gracias padre, en serio, gracias. Si Abril estuviera aquí estaría muy emocionada, ella siempre la quiso tener.

–Si eso me comento aquel día. Así que no descanse hasta tenerla.

–Eres el mejor padre del mundo.

Ahora debo pensar que voy hacer con ella, realmente amaría que Abril estuviera aquí. Estaría igual o mejor dicho mucho más emocionada que yo.

Voy hacía mi habitación para cambiarme. Tomaré una ducha así me sirve para pensar bien que hacer.

–Hija, ¿ya estás lista? – pregunta mi padre desde el otro lado de la puerta.

–Ya casi, en un momento salgo. Oye ¿crees que podamos hacer una pequeña parada?

–Sí claro.

Salgo de la habitación y nos ponemos en camino para ver a Abril.

–¿Me dices a donde vamos hacer una parada?

–Sí, debemos pasar a comprar flores para ella.

–Me parece perfecto.

Hicimos la parada y decidí comprar rosas blancas, así como las que ella me dio cuando me pidió que fuera su novia.

–Es aquí – me acerco y leo la lápida.

Tiene el nombre de Abril, junto al año en que murió. Me sorprende que este bien cuidada, hay flores no tan marchitadas.

–¿Quién viene aquí? Veo que está bien cuidada, limpia.

–En ocasiones vengo yo y en otras Edgar, tratamos de que siempre este limpia y con flores. Cada vez que vengo le traigo flores diferentes, tú una vez me contaste que a ella le gustan mucho.

–Gracias padre.

–De nada cariño – me mira por un momento y ve lo que traigo – Haz traído la flor, ¿no es así?

–Sí.

–Muy bien, haz lo que creas correcto. Te dejo, estaré en el auto.

–De acuerdo.

Me acerco y cambio las flores por las rosas blancas.

Aquí estamos de nuevo Abril, tal vez no pueda verte pero sé que tú a mí sí. Anoche durante el sueño no pude darte las gracias por ayudarme a saber la verdad, por hacer mis días especiales, por alegrar mi vida. Gracias por todo, cambiaste mi vida, me mostraste las cosas como son. Te debo tanto.

Sabes, te he traído algo, sé que te va a gustar mucho, es la flor que siempre quisiste, la que buscabas tanto y que dijiste que un día tendrías. Bien, pues ese día ha llegado - coloco la flor en la lápida - esta flor te pertenece, no podría quedármela, sabiendo cuanto la querías. Amaría dartela en persona pero no es posible, así que aquí la tienes. Junto con esta flor está mi corazón, porque así pasen mil años como tu dijiste mi corazón siempre será tuyo, tú me diste la pulsera, yo te doy la flor. Tenemos ambas algo de la otra.

Una vez me dijiste que yo era inefable, pero te equivocaste, yo no soy inefable, pensaba que tú lo eras pero también me equivoque. ¿Sabes que es inefable? Nuestro amor es inefable, lo que vivimos, lo que sentimos la una por la otra es algo tan increíble que no puede ser expresado con palabras, eso es inefable.

Abril, dejaste una huella en mí, una huella imborrable. Te voy a llevar siempre conmigo, y te voy amar hoy, mañana y siempre.

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Holaaa! Bien este es el final, espero les haya gustado la historia. Gracias por leerme. Bai. ❤

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