5. Moratón

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ALBA POV

Sabía que esto no traería nada bueno, seguía abrazada a Natalia, una chica que puede empuñar un arma y pegarme un tiro por todo lo que le acabo de contar, lo más gracioso de todo es que me siento agusto abrazándola, ¿debería? no debería de haber pasado nada de esto..
-me tengo que ir- dije separada de su abrazo y poniéndome de pie.
-no- dijo sería.
-¿Qué?
-no te vas a ir ahora...- me agarró del brazo y me volvió a sentar donde antes.
-¿debería preocuparme?- dije nerviosa ante su acción.
-no, quiero que me lo cuentes todo...- me miró triste, no la había mirado a los ojos hasta ahora, tenía algunas lagrimas en los ojos.
-¿Por qué me mentiste?- reproché al ver sus ojos llorosos.
-¿Qué?- preguntó perdida.
-¿por qué me dijistes que eras uno de ellos?- me acerqué a ella, estaba cómoda frente a un rival, un enemigo para toda mi familia y yo jugando con ella.
-yo..yo..-suspiró y miró al suelo- me obligan a estar aquí, mi padre es militar...
-tu padre mata personas como yo...- dije algo tensa.
-odio a mi padre Alba, quiero que lo sepas- me sujetó la mano- cuéntame qué pasa, porque haces estas cosas.
-no tenemos para comer, nos prohíben cazar, tenemos una pequeña huerta y no tenemos acceso a medicamentos, lo único que nos queda es hacer trapicheos, pero son ilegales- suspiré- todo lo hacen para matar al enemigo...
-joder...-dijo sería.
-oye Natalia tú...
-¿ALBA?- preguntaba alguien a lo lejos, pude reconocer la voz de mi madre.
-me tengo que ir- me levanté y me limpié las lágrimas, Natalia me agarró del brazo de nuevo.
-no voy a decir nada, tranquila- me dedicó una sonrisa y salí corriendo.

Mi madre me esperaba asustada en la puerta de casa.
-¡Alba cariño que susto! Vamos dentro- me abrazó- ¿Dónde estabas?
-se me complicó la cosa y casi me pillan unos vigilantes, pero no lo hicieron- hice una mueca falsa y subí a mi cuarto, por su puesto que no le iba a contar nada de lo ocurrido.

NATALIA POV

Pasé al lado de la casa del vecino de Alba, me encontraba fatal, mi cabeza estaba confusa, con Alba me sentía tranquila, diferente, tenía un sentimiento de protección hacia ella, pensar lo que me acababa de contar, toda su vida aquí desde la guerra que dirige mi padre, me destroza.

Me dirigí a mi habitación y me tumbé en la cama, estaba demasiado impactada, sentía algo extraño por una chica, y encima mi enemiga, no podían ir peor las cosas.

Me levanté por el despertador, despertador que se basaba en mi jefe golpeando cazuelas en el pasillo.
Me puse mi conjunto militar de cada día y bajé a desayunar. Hay un montón de frutas, verduras y carne, me senté a desayunar y no paraba de pensar en Alba, ella sufriendo por llevarse algo a la boca y yo por respirar lo tengo gratis.

Aparecieron a los minutos mis compañeros, Mikel se sentó a mi lado.
-Me encantan los desayunos que hacen- dijo cogiendo una tostada y untando mermelada.
-ya...- dije sin ganas, me sentía culpable.
- hoy haremos revisiones, tengo ganas de encontrar irregularidades, esto se hace aburrido.
Me quedé de piedra al escuchar eso.
-¿Tienes ganas?- dije con una sonrisa falsa.
-Si, no está mal enseñarle a estos desgraciados quién manda, y cómo son las cosas aquí...-
Qué asco me dio esta conversación, en apenas varios días ya no pensaba esto, no soy capaz de apuntar con un arma a estas personas, porque si, son personas y no tienen culpa de un gobierno tan gilipollas dirigido por mi padre.

Nos montamos en la furgoneta y nos dirigimos a la calle de Alba, no me apetecía nada entrar a su casa después de lo de ayer, sería incómodo.
Aaron que era nuestro conductor, el chico que se tropezó el primer día paró en la puerta del vecino de Alba, la mañana se estaba animando.

Entramos a su casa y había un chico joven y dos señores.
-Max tranquilo- dijo su padre apartándole de nosotros.
-¿así que Max eh?- pregunté divertida, por fin le podía poner cara a este violador de mierda.
Me acerqué a las mesillas en busca de algo como excusa para pegarle una paliza, me acerqué al baño y subí a la tapa sacando el techo.
-¡Bingo!- dije sacando unas pastillas, las mismas que Alba necesitaba.
Me acerqué al salón donde estaba la familia sentada y me acerco a "Max"
-mira que bien, esto te suena ¿no?- le agarré de la camiseta y le empujé.
-¿Qué? No no no es mío- temblaba.
-Que valiente eres ¿no? No serás un machirulo de mierda y un mentiroso ¿no?
-¿Qué haces Natalia?- preguntó Mikel acercándose a mí.
-Resulta que el señorito Max tiene unas pastillas que no le pertenecen- dije divertida.
-No es mío, lo juro- estaba muy nervioso.
-¿A no?- me acerqué y le propiné un puñetazo.
-Natalia para...- dijo Mikel.
-tienes razón, un puñetazo de nada y ya llora, ¡Vámonos!

Salimos por la puerta, unas pastillas no eran suficiente para incriminarle y mandarle lejos, pero es un aviso y puede que incluso me lo haya tomado un poco personal.

ALBA POV

Estaba en el porche, estaba más tranquila después de lo de anoche, Natalia me tranquilizó bastante.
Vi como Max salía de casa y se dirigía hacia mí, el pulso empezó a acelerarse y mis manos a temblar.
-se acabó Alba- susurró fuerte, tenía un moratón enorme en el pómulo.
-¿Qué te ha pasado?- pregunté al verle.
-Los vigilantes me han visto con las pastillas y me han pegado una paliza- se tocó el pómulo.
-Dios...- me asusté, ellos no iban con bromas y me asustaba el carácter de ellos, me daban miedo.
-no tengo más pastillas, y no puedo jugármela otra vez a intentar conseguir unas, estás sola en esto- Max me daba asco, por todo su personalidad, pero le necesitaba para la medicación de mi hermana, y ahora... ahora estoy sola...

Ya era de noche y me senté en la pared del edificio abandonado, era un lugar que me tranquilizaba, escuché unos pasos y me escondí detrás de unos escombros.

NATALIA POV

-¿Alba?- pregunté al escuchar algunos ruidos.
-¿Natalia?- respondió saliendo de detrás de un muro.
-Hola...¿Qué tal?-
-¿Qué haces aquí?- preguntó algo triste.
-Me aburría, me cuesta dormir...¿Te pasa algo?- la notaba algo triste, me indicó que me sentara.
-Le han quitado las pastillas a Max, tus compañeros...- se frotó la frente a modo de frustración.
-Nada que no pueda arreglar Natalia...- saqué un bote de pastillas del bolso y se lo acerqué- para tí.
-Natalia, ¿De dónde has sacado esto?- me dijo seria.
-pues...yo...
-Vete Natalia, por favor...- se levantó y empezó a dar vueltas.
-¿Qué pasa?- pregunté pérdida por la situación- ¿Alba?
-no me llames por mi nombre, de verdad...vete.
-Alba ¿Qué pasa? Pensé que las necesitarías...- dije acercándome a ella
-¿Enserio? ¿Enserio Natalia?- se acercó a mí- ¡¿¿la única manera de hacer las cosas es pegándole una paliza??!
-No fue exactamente así..- intenté excusarme.
-claro que no, si la estúpida soy yo- se frotó la cabeza con rabia- como soy tan gilipollas.
-Alba, no le hice nada..solo le di un puñetazo de advertencia...- dije acercándome a ella, no me gustaba verla así.
-encima se lo diste tú, ¿pero de qué vas?- me empujó- ¿De qué coño vas eh? Te metes en mi vida, y ¿te crees que tienes el poder para cambiarla?
-Alba tranquilízate anda...
-¡No Natalia!- me empujó y noté como le caían algunas lágrimas- ¡Me dijiste que no eras como ellos JODER!
- y no lo soy, de verdad..- me intenté acercar a ella pero nada.
-Claro que no, solo piensas que las cosas se solucionan con violencia, ¡COMO ELLOS!-me empujó de nuevo pero esta vez la agarré y nos quedamos muy cerca.
-es mi trabajo- dije a acercándome un poquito más-
-tu trabajo es una mierda- estábamos demasiado cerca, notaba sus palabras con rabia en mis labios.
-lo siento por esto- me acerqué un poco más...

La Guerra // ALBALIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora