12. Escaldo, berserker, fugitivo, maldito

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¡Gracias por todo el apoyo que estoy recibiendo! Procuraré acabar la historia antes del concurso, pero si no puedo, prometo que seguirá, ¡porque lo tengo casi todo pensado ya! Os dejo música del artista que también hizo canciones para la serie Vikings, para quien guste de un ambiente más ritualístico para este capítulo muy especial.

¡Gracias por todo el apoyo que estoy recibiendo! Procuraré acabar la historia antes del concurso, pero si no puedo, prometo que seguirá, ¡porque lo tengo casi todo pensado ya! Os dejo música del artista que también hizo canciones para la serie Vik...

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Antes de que me preguntéis nada: sí, todo lo que dijo Sigurd cuando nos recibió es verdad. Mi pasado es bastante sangriento y, aunque como berserker debería sentirme orgulloso de ello, no lo estoy.

He vivido siendo una persona violenta desde que era un niño, a la vez que creativa. Compuse y maté al mismo ritmo, ambos de forma temprana y con buena mano. Siempre he tenido habilidad para las dos cosas y eso es lo que me ha otorgado esta fama.

Supongo que las respuestas que necesitas, Mérida, empiezan cuando Eirik I de Noruega era príncipe de su país y su padre Harald I (quien también me odiaba) aún reinaba. Los jarls, su familia y gran parte de los nórdicos que estábamos bajo sus caprichos le odiábamos. Hacía lo que le placía, mataba, jugaba con sus súbditos, y hasta mató a sus dos hermanos que se habían unido contra él para deponerlo como futuro rey. Y su esposa Gunnhild, hija del rey Gorm de Dinamarca, era igual. Manipuladora, con poderes de bruja llamados seiðr* que solo las mujeres más peligrosas de toda Escandinavia tienen, codiciosa y caprichosa. Los dos eran tal para cual. Dudo que el jarl Sigurd se hubiera puesto de parte de su bisabuelo si hubiera sabido qué clase de persona era, pero su abuela le contó demasiadas patrañas a él y al resto de su familia de Orkneyjar.

Por el mero capricho de tener un escaldo personal de por vida, Eirik me llamó a su corte a través de un familiar de la reina Gunnhild, un hombre de mirada igual de codiciosa llamado Bárðr.

—¿Tú eres el escaldo al que llaman Egil Skallagrímsson?

—Ese soy yo. ¿Quién pregunta?

—El príncipe Eirik ordena tu presencia en palacio. No soy de la opinión de que un cerdo violento con aires de dios de la poesía vaya a hacerle la pelota al futuro rey a cambio de oro, pero oye, son sus caprichos, no los míos.

Su amargura por la suerte que había tenido yo al ser ofrecido tal puesto destilaba tanta ira y desprecio sobre mí que, aprovechando que nadie más nos veía, lo maté con mi hacha antes de que pudiera reírse más de mí. Envié un mensaje al rey diciendo que Balðr había muerto por una grave ofensa y falta de respeto a un escaldo. Fue un acto impulsivo y reactivo, pero apenas rondaba los veinticinco años y no había madurado suficiente, pese a haber combatido ya en Inglaterra para un rey con diecisiete años.

Cuando la noticia salió a la luz, fui el hombre más buscado de Noruega. Gunnhild me guardó rencor el resto de su vida y nunca dejó de querer verme muerto. Sus hermanos intentaron cumplir su petición de matarme a mí y a mi hermano, pero fueron esos hermanos los que acabaron muertos. Es más, cuando Harald murió y Eirik ocupó su lugar, envió misivas a todos los pueblos del reino ordenando mi busca y captura. No tardaron en encontrarme, aunque esta vez mi hermano ya no estaba conmigo.

Más allá del Mar Sin Sol [Mérida x Ástrid - Brave/Cómo Entrenar a tu Dragón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora