28. Skjalfa

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Skjalfa, pronunciado «squialfa», es una palabra en nórdico antiguo que  significa «temblar» o «sacudirse», una palabra que suele describir una situación tensa y es muy apropiada para describir el fragor de la batalla y los nervios previos a ella.

Amaneció nublado y ventoso

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Amaneció nublado y ventoso. Mérida apenas había dormido las últimas horas, aunque no se sentía cansada. Probablemente los demás tampoco habían descansado bien, porque todos ponían la misma cara: nervios, mirada clavada en las colinas cercanas.

Sigurd había dicho que Olaf se acercaría por tierra, pero que de todas formas su poblado estaba tan bien situado al lado de las colinas y los acantilados que los verían por mar igualmente si decidían intentar quemar sus naves.

El jarl fue el encargado de formar filas en el campo de batalla. En total serían unos cuatrocientos guerreros, siendo clara mayoría los de Berk. Cada tripulación de barco fue dispuesta en una gran línea horizontal que pretendía defender la costa, el río y la ribera más cercana de un lago de dimensiones considerables (Mérida no lo había visto la otra vez, pues la batalla y la noche se lo habían impedido). Tres de los cinco barcos de Berk se encargaban de defender esa posición. El resto de guerreros, incluyendo el barco que comandaba Mocoso, defendía el pueblo de Sigurd de cara al sol, con el lago a su derecha. Él, Ástrid y Mérida miraban a Mocoso acabar de situarse entre los dos grupos, para poder avisar de cambios de posición. Las suaves lomas de la isla eran lo suficientemente extensas como para no ver lo que había al otro lado del lago desde aquel lugar.

Mérida estaba temblando, toqueteándose su melena atada, con inseguridad. Formaba sin escudo ni hacha encima, pues había supuesto que inicialmente sería de más utilidad disparando flechas mientras los demás se lanzaban al choque de escudos. Tenía un escudo y un hacha apartados, en el suelo, para cuando la batalla de verdad empezara. Quería vencer a Arne como fuera, así que estaba entre los guerreros que Ástrid comandaba en el barco en el que ambas habían viajado y los hombres de Sigurd.

Nadie hablaba, sólo se oía el viento aullar y crear curiosas olas en la hierba fresca.

Tuvo que pasar media hora más, antes no vieran señales de movimiento: en las lomas que Mérida tenía al frente empezaban a asomar personas. Y no eran pocas.

—¡¡Berk, formad filas aquí!! —ordenó Mocoso a los tres barcos al otro lado del río.

Los guerreros echaron a correr, formando una segunda y hasta una tercera fila en la línea de batalla de Ástrid. Mocoso y los mellizos se unieron también a ella.

Mientras, las tropas de Olaf ya descendían por la colina, y Mérida calculaba que serían tantos como ellos. Desde la lejanía no podía distinguir a Arne, ni tampoco al propio Olaf, que aunque no le conociera, seguro que tenía que verse fácilmente, siendo un rey.

—¡Avanzad! —ordenó Sigurd a los suyos. Los de Berk siguieron sus movimientos, avanzando metros en línea recta hasta que estuvieron a una distancia razonable de los de Olaf. Entonces se detuvieron y el jarl le dijo a Mérida—. Arne no está aquí. Debe de tener un plan para aprovecharse de nosotros.

Más allá del Mar Sin Sol [Mérida x Ástrid - Brave/Cómo Entrenar a tu Dragón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora