16. Seize

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los french bros^^

5/7/18
Cumpleaños de Delfina
Rusia

- Vos. - digo y sin pensar, a causa del alcohol, me mando y conecto nuestros labios.

Inmediatamente me sigue el beso. Es tierno y lento, y sus labios son suaves. Se deslizan con facilidad y honestamente lo disfruto.

Pero parte de mí está en otra. Parte de mí tiene ganas de que Antoine me vea y se ponga celoso. Que nos aparte y se disculpe por insultarme.

Que estúpida soy, pienso.

Estoy besando a mi mejor amigo y arruinando de las mejores relaciones que tengo en mi vida para poner celoso a un pibe que conozco hace días.

Además de lo anterior, Antoine no se disculparía. Se enfadaría, y tendría todo el derecho de hacerlo e irse con otra.

A todo esto, el beso continuaba y sin gastar un segundo me aparto. El efecto del alcohol había desvanecido y sido reemplazado por la adrenalina del beso, por lo que puedo pensar mejor en mis acciones.

Ya separados, miro a mi alrededor alterada para buscar al rubio. Busco su mirada en la muchedumbre de gente bailando. No está, no me vio.

Alivio recorre mi cuerpo entonces miró a mi amigo. Reconoció mis intenciones. Mira al piso con decepción, desilusión y vergüenza.

A la mierda ese francesito, pienso. Acabo de cometer el peor error y hecho la peor cosa. Lastimar a alguien que amo con el alma.

¿Como pude ser tan ciega? La forma en que me miraba cada vez que grito un gol. La sonrisa que le saco cada vez que uso su dorsal.

Estoy segura que tuvo sentimientos hacia mí hace unos años, y sabía que habían desaparecido. Pero es cómo ir en bici, aunque hayan pasado años de no andarla, una vez que te vuelves a subir, recuerdas.

Soy una pelotuda. Una pelotuda borracha mandándose cagadas en mi propio cumpleaños.

- Nono... - digo abrazándolo. - Perdón. Perdón. Perdón. - repito una y otra vez con desesperación. - No era mi intención. No quería- me interrumpe.

- Pero sí era tu intención. Si querías. Y lo peor de todo es que querías que nos vea. Que el rubio, ojos celestes, francés, básicamente todo lo que no soy, te viera. - se suelta para decirme. Su voz quiebra en las últimas dos palabras. Ahora respira hondo y cambia su expresión. - Disculpa que no te haya funcionado el truco. - finaliza y se va. No se a dónde, pero se va.

Ahora si me siento mal. Que mal ni mal, pésimo. El peor sentimiento que tuve en mi vida. Dos pibes se alejaron de mi en una noche. Soy el papelón viviente. Solo falta que me mande una cagada con Paulo o mi hermano.

Mi cabeza piensa en mi hermano. Lo tengo que buscar. Necesito que alguien me lleve a casa. Me estoy a punto de caer al piso y hundirme ahí mismo. Que me trague la pista de baile porque me mato si me cruzo a alguien conocido con este estado.

- ¿Tomi? - digo tocando la espalda de un hombre con pelo castaño. Se da vuelta y es un Lucas Hernández irritado por ser interrumpido en su salsa. - Perdón... - me disculpo pero me agarra de la mano.

- ¡Baila conmigo mujercita! - me anima mientras ríe. Se le achinan los ojos y se le forman arrugas en los costados. Es tierno.

Me saca una pequeña sonrisa y le agradezco pero inmediatamente le pido disculpas y me tengo que ir.

- Lo que la princesa quiera. - dice y se agacha ante mí. Sep. Está en pedo.

Sigo de largo y finalmente encuentro a mi hermano. Me lanzo a él y lo abrazo. Pobre le estoy arruinando la noche pero se que no se enojaría. Siempre cuidó bien de mí. No puedo estar más agradecida de tenerlo.

Nos subimos al auto y algunas lágrimas cayeron en el camino a casa. El viaje fue silencioso y corto.

Busca las llaves en el bolsillo para abrir la puerta de la casa y apenas entro me dirijo a mi cuarto pero antes me frena.

- ¿Me vas a contar lo que te pasó? - me pregunta calmado. Siempre fue así, sabe que alterado y mandón nada funciona.

- Estoy bien. - le miento.

- ¿Estás intentando de convencerme a mí o a vos? - cuestiona. Me conoce demasiado bien.

- Te cuento mañana. - le sonrío penosamente para dejarlo más tranquilo y me devuelve el gesto.

Apago las luces del cuarto de invitados y me voy a dormir con los cachetes pegajosos de las lágrimas. Que linda forma de empezar los veintidós.

• • •

Me levanto con el ruido de voces en la sala de estar. Reconozco fácilmente la voz del dueño de la casa, Leandro, y de mi hermano, Tomi.

Salgo del cuarto con la ropa que uso de pijama, bombacha y remera grande. Esta vez la de Leandro, del Zenit, ya que había empacado esto sabiendo que lo iba a poner feliz.

Camino por el pasillo y escucho que mencionan mi nombre a través de ecos. Me apresuro a llegar, maldita mansión.

Entro a la sala y ambos giran sus cabezas para mirarme y de la nada me siento vulnerable e indefensa. Insegura de mi misma. Algo que nunca sentí con las personas más cercanas que tengo pero después de anoche no tengo derecho a quejarme.

- Hola. - me sale de la boca con la voz chica por el nudo en la garganta.

- Hola. - me responde mi mejor amigo penosamente. Sabe cuánto lo siento. O eso creo yo.

No le tengo que explicar nada a mi hermano ya que Leandro me ahorró el trabajo. Tomás se levanta y se va, sin antes darme una palmada de ánimo en la espalda.

- Perdón. - es lo único que escapa de mis labios. No se cómo expresar lo arrepentida que estoy. Perdón ya suena inútil y gastado, sin sentido.

- Ya lo sé. - me asegura. - Me dolió mucho. - empieza a decirme y mi corazón se rompe un poco a escuchar esas palabras. - Pero ya está. Se que tú intención no era lastimarme a . - termina.

Seguimos hablando un poco más normal. Y se que las cosas cambiaron pero volveremos a ser lo que éramos antes. Solo necesitaba un poco de tiempo.

De la nada, vuelve a entrar mi hermano y agarra el control para prender el televisor. Pone el canal de chismes de fútbol, en el que había salido Antoine conmigo hace unos días.

Los tres miramos la pantalla. Muestra un Antoine muy despeinado de anoche, yéndose con una rubia. Y fotos de la rubia yéndose de su hotel a la madrugada.

Rubia con Paulo y otra con Antoine. ¿Qué tienen las rubias contra mí?

Mi corazón salta un latido. No se que pensar. Me agarra algo en el estómago. Siento que voy a vomitar. No se que sentir tampoco. Enojo, decepción, desilusión, culpa...

- Desagradecido. - dice mi hermano en voz baja. Callada, me voy a mi cuarto a cambiarme y me pongo en camino al trabajo.

• • •

Ya se, todo parece que esta mal. Porque lo está jej. No se preocupen...

Las amo no me maten jej <3

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Regalitooooo...

A Antoine lo vamos a perdonar ¿no?

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A Antoine lo vamos a perdonar ¿no?

Ma Belle || Antoine GriezmannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora