diecinueve: el ganador

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—Y uniéndose a nuestro rey del baile —continuó Madison, abriendo otro sobre—

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—Y uniéndose a nuestro rey del baile —continuó Madison, abriendo otro sobre—. La reina del baile Alison Evans.

Me quedé con la boca abierta e inmóvil. No se suponía que debía ganar. Jason tuvo que darme un empujoncito en la espalda para que me moviera y me uniera con Jordan en el escenario. Madison me colocó mi corona y mi banda.

—¿Tú hiciste esto? —le pregunté a Madison.

—Los votos fueron calculados por los chaperones —respondió, negando con la cabeza—. Solamente disfrútalo —añadió, guiñándome el ojo.

«¿Cómo podría disfrutarlo si tenía a tantas personas observándome?», me pregunté para mis adentros.

—Beso, beso —empezó a gritar la multitud.

No tuve tiempo para reaccionar, en un parpadeo Jordan estaba frente a mí. Me rodeó la cintura con un brazo y murmuró en mi oído: —Demos al público lo que quiere.

Se inclinó y me besó. Fue un beso rápido, pero sentí mariposas revolotear en mi estómago. Una de las sensaciones que se había extinguido hace mucho tiempo, pero que Jordan se había encargado de revivir.

Ahora entendía a que se refería Madison con dejarme llevar por lo que siento.

—Rey Jordan y reina Alison —nos llamó el vocalista de la banda—. Es hora de su primer baile como la realeza escolar.

Jordan alcanzó mi mano y juntos caminamos al centro de la pista de baile, donde la multitud nos rodeó, dejándonos cierto espacio para movernos con libertad. Una canción lenta empezó a sonar y bailamos al ritmo de ella.

—Hay algo que no entiendo —dijo Jordan, hablándome al oído—. ¿Por qué votaron por ti?

—Tengo la misma pregunta —repliqué.

—No lo sé, me puse de acuerdo con el equipo para votar por Cara y Jason, para que él pudiera divertirse un poco, pero esos idiotas conspiraron a mis espaldas y votaron por nosotros.

—Bueno, estoy feliz de que lo hicieran —admití, hundiendo mi rostro en su pecho—. Necesitaba hablar contigo. ¿Recuerdas la apuesta?

—Perdí, ¿no es así?

—Yo no diría eso —Alcé la mirada para ver a Jordan a los ojos—. Me prometí a mí misma que no volvería a enamorarme, pero no pude evitar sentir algo por ti. Solía pensar que eras molesto y un idiota y lo eres, pero me di cuenta de que eso es lo que más me gusta de ti.

—¿Qué estás diciendo?

—Estoy diciendo que yo perdí. Me enamoré de ti.

La canción terminó y la multitud aplaudió. La banda empezó a tocar una canción más movida y todos empezaron a bailar. Jordan me apartó de él y me llevó afuera del gimnasio para que pudiéramos hablar a solas.

—Necesitas saber algo. Después de que rechazaste a todos los chicos que te presenté, me di cuenta de que mi plan para ganar la apuesta no serviría, así que pensé en otro —hizo una pausa y añadió—: Uno en el que tú te enamorarás de mí. Nunca esperé que funcionara de verdad.

Me reí con amargura.

—No juegues conmigo. Si me vas a rechazar, solo hazlo.

Jordan negó con la cabeza. —Lo digo en serio.

—Dijiste que te gustan los desafíos. ¿Enamorarme era uno de ellos?

—Sí.

«Mentira», pensé. Tenía que serlo, porque si no lo era, quería decir que todo lo que había vivido con Jordan había sido una mentira. Pero ¿por qué Jordan no se reía y decía que era broma? ¿Por qué solo se quedaba mirándome mientras mis ojos se llenaban de lágrimas y una parte de mí se rompía?

—Confié en ti —dije con la voz temblorosa—. Te conté lo que me pasó y tú aun así jugaste conmigo. Me estás rompiendo el corazón.

—Déjame explicarte...

—¿Para qué puedas mentirme de nuevo? —mi voz se quebró.

—Alison, por favor.

Tomó mi rostro en sus manos para que lo mirara.

—Nunca me llamaste así.

El que me llamara por mi nombre, lo hizo todo más real. Jordan realmente había jugado conmigo y yo caí como una tonta.

Jordan me rodeó con sus brazos cuando rompí a llorar, pero esos brazos ya no se sentían seguros. Ni siquiera podía soportar tenerlo cerca. Su tacto me quemaba y sus palabras diciendo que lo sentía aturdían todos mis sentidos.

No pude soportar más la carga tan pesada que sentía en el corazón y me aparté de él. Me sequé las lágrimas y le dije:

—Eres un verdadero idiota.

Le di la espalda y me marché con el corazón destrozado.

Fin de la primera parte

Fin de la primera parte

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Reparando Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora