—Hoy es el gran día —dijo Jordan—. El día que demostramos de qué estamos hechos. No estamos aquí solo para jugar, estamos aquí para dejarlo todo en el campo. Si nos enfocamos y queremos esto, lo vamos a tener en las manos. Estamos a un gol de la victoria. No me importa si soy yo o alguien más quien lo consiga, pero quiero que me traigan un punto y ganemos este maldito juego. ¿Quién me va a traer un gol?
—¡Yo! —estalló el equipo.
—¡¿Quién me va a traer un maldito gol?! —gritó Jordan.
—¡Yo! —respondimos más fuerte.
Nos reunimos en un círculo y juntamos nuestras manos.
—Todos juntos —dijo Jordan—. ¡¿Quiénes somos?!
—¡Tiburones! —gritamos al unísono.
—¡¿Quiénes?!
—¡Tiburones!
Ese fue el discurso de Jordan para motivar al equipo antes del partido final de la temporada y debo admitir que funcionó. Estaba segura de que podíamos ganar y me sentía lista para pisar el campo de fútbol. Sin embargo, tenía que esperar hasta el segundo tiempo para jugar.
Aún así, eso no me detuvo para desearle buena suerte a Jordan antes del partido.
—¿Beso de la buena suerte? —le dije, poniéndome de puntillas.
Para mi sorpresa, él me apartó.
—Perdóname, rubiecita, pero debo tener la cabeza en el juego.
Me besó en la frente y se unió al equipo en el campo. Fui rechazada, pero no me sentí mal. Me encantaba el lado serio de Jordan, la decisión en su mirada y la agilidad de sus movimientos.
Me reí, no solo me encantaba ese lado, me encantaba todo de él. Lo bueno, lo malo. Lo quería todo.
—¿Puedes dejar de comerte a Jordan con la mirada? —me dijo Tom.
No dije nada, simplemente bajé la mirada con las mejillas sonrojadas.
—Es increíble cómo pasaron de un «ni siquiera te gusto» a estar juntos.
Sonreí. Era un poco más complicado que eso.
Todo empezó con una promesa que me hice a mí misma, no me volvería a enamorar. Luego conocí a Jordan y poco después hicimos la apuesta que marcó un antes y un después. Pasé de ser la chica con el corazón roto a la chica que vivía en la ilusión de ver a Jordan de nuevo justo después de que se fue. Me recordó lo que siente el amor y terminé enamorándome de él, aunque al principio no quería admitirlo.
Perdí la apuesta, le confesé mis sentimientos y él los destrozó diciéndome que jugó conmigo. Fue una verdad a medias, porque no me dijo que tenía sentimientos por mí.
Después intentamos continuar siendo amigos como si nada hubiera pasado. Hubo calma por un tiempo, pero no duró. Discutíamos todo el tiempo y aunque lo arreglábamos, las cosas no dejaron de estar mal. Llegó un punto en el que creí que lo mejor era que pasáramos un tiempo separados para que pudiera pensar las cosas.
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Reparando Corazones Rotos
Teen FictionAlison Evans tiene el corazón roto después de que su ex novio la engañara. Ella se prometió a si misma que no se volvería a enamorar. Esa promesa se pondrá a prueba cuando haga una apuesta con el mejor jugador de fútbol de su nueva escuela. ¿Podrá...