veintisiete: la revelación

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Después del partido, papá nos llevó a Bridget y a mí a cenar al restaurante del centro

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Después del partido, papá nos llevó a Bridget y a mí a cenar al restaurante del centro. Era el mismo restaurante en el que Jordan y yo habíamos arruinado la cita de Jason y Bethany. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, cuando recordé como Bethany me había atacado aquella vez. Por suerte, Jordan estuvo a mi lado para hacerme sentir mejor y sacarme de este lugar.

También fue la vez en que Jordan me llevó a la fiesta en la que conocí a Leo y Cherry y en la que bailé con Jordan. En ese momento no lo sabía, pero desde entonces ya estaba empezando a sentir algo por él.

Suspiré. Eso fue antes de descubrir la verdad.

—¿Alison? —me llamó papá, sacándome de mis pensamientos—. Bridget te hizo una pregunta.

Miré a Bridget. —Lo siento, ¿qué me decías?

—Solo pregunté si tu tobillo está bien. Ese chico no sabía cómo tratar a una dama.

—Está bien —mentí—. Pero estoy un poco cansada.

—Ya veo, Bethany estará aquí en cualquier momento, para que podamos cenar y puedas volver a casa.

—¿Bethany vendrá? —dije con un tono de disgusto en la voz, no intencional.

Bridget asintió.

—No hay problema con eso, ¿verdad Alison? —intervino papá.

—Ninguno.

Papá y Bridget continuaron con la conversación, pero dejé de prestar atención.

Estaba enfadada. Pensé que finalmente papá y yo estábamos arreglando las cosas, pero entonces el decidió tenderme una trampa y ahora tendría que pasar tiempo con Bethany.

Ahora que lo pienso, no he sabido nada de ella desde las vacaciones de invierno, aunque eso era algo bueno. Tuve un descanso de sus mentiras y manipulación.

A los pocos minutos, Bethany llegó al restaurante vestida tan elegante, que me hizo pensar que yo no estaba vestida para la ocasión. Traía puesto una blusa de tirantes amarilla y los pantalones deportivos que Jordan me había dado aquella vez que llevé short al entrenamiento.

Bethany saludó a todos los de la mesa menos a mí. Si ella iba a pretender que no existía, podía jugar el mismo juego. Así que la ignoré, en especial cuando trajeron la comida y miró con desdén lo que iba a comer.

Al final de la cena, papá pidió una botella de champagne.

—¿Qué estamos celebrando? —preguntó Bethany mientras papá abría la botella.

—Estamos celebrando el gran trabajo que hizo Alison en el partido de hoy —respondió Bridget.

Bethany hizo una mueca de disgusto. —¿Sólo eso?

—No —intervino papá—. Díselos cariño.

—¡Nos vamos a casar! —exclamó Bridget, enseñando el anillo en su dedo.

Reparando Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora