veintidos: la llamada

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Las siguientes semanas en Austin, me las pasé yendo de compras con Cristina y cuando no estaba con ella, me pasaba el día hablando con Conor sobre mi vida en Bayview

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Las siguientes semanas en Austin, me las pasé yendo de compras con Cristina y cuando no estaba con ella, me pasaba el día hablando con Conor sobre mi vida en Bayview.

La Navidad la pasamos en el departamento sólo nosotros tres. Preparamos la comida juntos y abrimos los regalos junto al pequeño arbolito que decoraba el comedor.

Las cosas fueron distintas en Año Nuevo. Nos pasamos el día con la familia de Cristina, quienes trataban a Conor como a un hijo más. A mí también me trataron con mucha amabilidad. A pesar de su amabilidad, sentía que me faltaba algo.

No supe que era hasta que dieron las doce y todos se abrazaban y deseaban un feliz año nuevo. Me di cuenta de que me faltaba Jordan. Estaba consiente del daño que me había hecho, pero aun así no podía dejar de extrañarlo.

El sonido de mi celular me distrajo de mis pensamientos. Era una llamada de Madison. Salí al patio y contesté la llamada.

—¡Feliz año a mi querida amiga! —me gritó Madison muy alegre.

Separé la oreja del auricular. —Feliz año, Madi —le deseé de vuelta y con una sonrisa añadí: —Estás borracha ¿verdad?

—Me conoces tan bien —respondió entre risas—. Por eso somos amigas, las mejores —hizo una pausa—. Ya lo recuerdo, por eso te llamaba. Estaba en una fiesta con Matthew y todos los de escuela y hubo una gran pelea.

—¿Una pelea?

—Sí, Jordan y Justin tuvieron una pelea —Al oír el nombre de Jordan, sostuve el auricular más cerca de mi oreja—. Jordan perdió la cabeza. Si Jason no los hubiera separado, no sé que hubiera pasado.

Esta no era la primera vez que Jordan y Justin habían peleado. La última vez había sido porque Justin me estaba fastidiando en el pasillo y Jordan terminó dándole un buen golpe. Aún recordaba su mirada afilada y el tono de su voz amenazante. Ese no era el Jordan que conocía.

—¿Por qué estaban peleando? —le pregunté a Madison.

—No lo sé, pero Bethany también estaba allí. Como sea Jordan estaba muy molesto y se fue de la fiesta después de la pelea, tal vez deberías llamarlo para asegurarte de que esté bien.

Parecía lo más razonable, pero tenía miedo de hacerlo. Sería la primera vez que hablaría con él después de lo que pasó en el baile.

—Lo haré —me decidí. No tenía nada que temer, después de todo sólo era Jordan. No había nada más que pudiera hacer para lastimarme.

Me despedí de Madison y marqué el número de Jordan.

El corazón me latió ferozmente mientras esperaba. Una parte de mí temía que no contestaría, pero no perdí la esperanza y esperé pacientemente.

—¿Hola? —respondió una voz grave.

—¿Jordan?

—¿Alison?—musitó Jordan y acto seguido se escuchó un crujido y luego silencio.

—¿Jordan? —lo llamé una vez más.

—No está disponible —respondió otra voz conocida.

—Cara —dije, reconociendo su voz—. ¿Dónde esta Jordan?

—Me tengo que ir —dijo y colgó.

No entendía qué estaba pasando, así que llamé a Jordan de nuevo, pero no me contestó. Decidí no insistir, pero mi mano no se despegaba de mi celular. Esperaba que él me llamará y me dijera cómo estaba. También por qué había peleado con Justin. ¿Habrá sido por Jason? ¿O habrá sido por mí?

Sacudí la cabeza. Eso no era realmente lo que quería saber, si no por qué estaba con Cara. Me di cuenta de que si podía hacer algo más para lastimarme.

«Que manera de empezar el año», pensé mientras las lágrimas caían por mis mejillas.

—¿Lisie? —me llamó Conor—. ¿Qué haces aquí fuera? Hace mucho frío.

—Ya voy —dije, limpiándome las lágrimas.

Me giré sobre mis talones y le hice frente a Conor, quien se me quedó mirando con una expresión extraña. Bajé la mirada, probablemente se había dado cuenta que había estado llorando.

—¿Es por ese chico? —me preguntó y lo miré confundida.

No le había contado nada, ¿cómo podía saber sobre Jordan? Entonces recordé a Cristina. Seguramente ella se lo había dicho.

—Sí —dije con un suspiro.

Conor me rodeó la espalda con sus brazos. —No aprendes, ¿verdad?

Me reí. —Prometí no enamorarme, pero no pude evitarlo.

—Por supuesto, que no podías —Me apartó y me tomó de las manos—. Tienes un corazón muy grande.

«Ojalá lo hubiera sabido antes, cuando estaba haciendo esa estúpida apuesta», pensé, pero enseguida me arrepentí. Si no hubiera sido por la apuesta, no me hubiera acercado tanto a Jordan como lo hice y no hubiera descubierto que podía amar otra vez. Sin embargo, me dolía pensar que todo fue un juego para él y que ahora estuviera con alguien más.

Suspiré y abracé a Conor otra vez. En sus brazos siempre me iba a sentir segura. 

 

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Reparando Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora