Los problemas no tardaron en llegar. Tom y Marco eran los amigos incondicionales de Justin y no les gustó que ocupara su lugar, tal como lo había dicho Jordan. En cuanto Jordan se hizo a un lado, ellos aprovecharon la oportunidad para meterse conmigo.
Sucedió durante un entrenamiento a la mitad de un partido en el medio campo. Nos dividimos en dos equipos, siendo ellos del equipo contrario. Yo jugaba en mi posición de segunda delantera y mi responsabilidad era marcar goles.
En cuanto tuve la posesión del balón, busqué los espacios libres para disparar. Cuando estaba a punto de patear el balón, Marco hizo una barrida con una fuerza excesiva, que me derribó.
—¿Estás bien princesa o debería llevarte a la enfermería? —me preguntó Marco.
Tenía una sonrisa tan grande que pensé que lo hizo a propósito.
—Demonios Marco —intervino Tom—, deberías ser más considerado o no llegará al partido del sábado.
Los dos se echaron a reír.
—No necesitan preocuparse chicos, estoy perfectamente bien —dije, poniéndome de pie.
Fingí mi mejor sonrisa y regresé a mi posición.
El partido se reanudó y en mi mente solo tenía un objetivo. Le daría una lección a ese par para que no me volvieran a subestimar.
La siguiente vez que tuve el balón, me preparé para que Marco me interceptara. Cuando estuve lo suficientemente cerca de él, le hice creer que conduciría el balón a la derecha, en dirección a la portería, pero solo era un engaño. Al final me dirigí a la izquierda con un movimiento rápido. Corrí para dejarlo atrás y pateé el balón antes de que Tom, pudiera hacer algo para evitarlo. El portero, no saltó lo suficientemente alto para alcanzar el balón y entró a la portería.
Mi equipo se abalanzó sobre mí y me felicitaron, pero no les puse mucha atención, porque estaba disfrutando como Marco y Tom estaban peleándose y echándose la culpa por perder.
Sonreí, los había humillado en su propio juego.
Jordan dio por terminado el partido y aunque no era un juego oficial, ya me sentía como una ganadora.
—Estuviste genial hoy —me felicitó Jason de camino a casa.
—¿Sólo hoy? —le pregunté con una sonrisa divertida.
Me miró por el espejo retrovisor. —Sabes a lo que me refiero.
—Yo creo que lo hiciste regular —intervino Jordan, girándose sobre su asiento para mirarme—. Tal vez si pusieras más atención en el entrenamiento y menos en jugar con los chicos, lo harías mejor.
Me incliné sobre mi asiento. —Gracias por tu opinión, pero no la pedí.
Jordan puso su mano en mi frente y me empujó para atrás.
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Reparando Corazones Rotos
Roman pour AdolescentsAlison Evans tiene el corazón roto después de que su ex novio la engañara. Ella se prometió a si misma que no se volvería a enamorar. Esa promesa se pondrá a prueba cuando haga una apuesta con el mejor jugador de fútbol de su nueva escuela. ¿Podrá...