No me gustaba la escuela y menos cuando era semana de exámenes. Era una semana en la que tenía que aprender todo lo que me había perdido de las clases que no había asistido y habían sido tantas, que me fue imposible entenderlo todo y más considerando que mi poco tiempo libre lo pasaba con Jordan y las animadoras.
Las calificaciones llegaron por correo a principios de la semana siguiente a los exámenes. Me llevé un terrible susto cuando las vi. Había reprobado la mayoría de los exámenes. Mi única nota buena fue un siete en gimnasia.
Papá era muy estricto con las calificaciones. Si se enteraba de mi terrible desempeño, me daría un sermón y me castigaría, por lo que me vi en la necesidad de esconder el sobre en un lugar que papá nunca encontraría.
En clase de español le conté a Madison lo que hice.
—¡Escondiste tus calificaciones! —exclamó alarmada—. Si tu padre se entera...
—No hay manera en que se entere.
—Escucha, si necesitas más tiempo para estudiar, no me voy a enojar si dejas el equipo.
Sacudí la cabeza. —El equipo no es el problema, soy yo. No le he dado la importancia a la escuela como debería.
—Pero ¿y tu futuro? ¿No te importa?
—No me preocupo por eso.
Madison estaba más preocupada por mis calificaciones que yo, pero no era la única que se preocupaba por eso. Cuando me encontré con Jordan en los pasillos, me enseñó sus calificaciones. Había pasado todas sus materias con ocho, excepto historia.
—El señor Mitchell me reprobó —me dijo furioso—. ¿Puedes creerlo?
—Te creo —me encogí de hombros—. También me reprobó.
—Genial —dijo para mi sorpresa—. Vamos a quejarnos juntos.
—Pero...
Jordan no me dio tiempo para protesta. Me tomo de la mano y me arrastró hacia la sala de maestros.
El Sr. Mitchell estaba en uno de los cubículos para maestros, bebiendo café y escribiendo notas en su cuaderno. En cuanto noto nuestra presencia frente a su escritorio, levantó la mirada y nos sonrío.
—¿En qué les puedo ayudar señor Murphy y señorita Evans? —nos dijo muy cordialmente el señor Mitchell, lo cual era extraño en él, que siempre estaba molesto. Seguramente se debía a la presencia de los demás profesores.
Jordan puso las manos sobre el escritorio del profesor. —Cometió un error con mi calificación y con la de Alison también.
El profesor se ajustó sus gafas. —Estoy seguro de que no hay ningún error.
—Tiene que ser un error, no hay manera en que haya reprobado historia. Pienso que tomó en consideración su opinión más que el resultado de mi examen y mis tareas.
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Reparando Corazones Rotos
Fiksi RemajaAlison Evans tiene el corazón roto después de que su ex novio la engañara. Ella se prometió a si misma que no se volvería a enamorar. Esa promesa se pondrá a prueba cuando haga una apuesta con el mejor jugador de fútbol de su nueva escuela. ¿Podrá...