【 Capítulo 35 】

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Todo era un caos en aquella habitación. Los soldados heridos eran pocos, sin embargo eran cortes de los que preocuparse. Los vehnthuras habían usado armas diferentes, más brutales contra nuestras espadas. Por suerte ni Azsael ni y habíamos resultado heridos de gravedad, algunos cortes menores y varios moretones solamente.

—¡Erika!

Aquel nombre me recordó por que habíamos ido en primer lugar. Dejé la espada a un lado y me apresuré al balcón donde Kirlia. En el piso del balcón habían tres cuerpos de vehnthuras, todos inmóviles pero no vi a Erika por ningún lado.

—Kirlia—la chica se giró a verme con los ojos inundados en lágrimas. Tenía el vestido con manchas de sangre ¿Estaba herida?

—¡Jolin, ayudala!—pidió tirando de mi brazo

Me apresuré a seguirla y encontré a Erika a punto de caer del balcón. Sus dedos apenas y se sujetaban de la montura de piedra. No perdí tiempo en llamarla ni en ver si aún estaba consciente, solo estiré mi cuerpo y sujeté su mano con toda la fuerza que tenía. La subí con lgo de dificultad, pero conseguí traerla al balcón conmigo.

La dejé en el suelo y comencé a revisarla. Tenía mucha sangre, la mayoría venía de una cortada en su costado izquierdo, pero había otros dos cortes más de gravedad que la ayudaban a desangrarse.

—¿Erika? ¡Erika!—la llamé preocupado pero ella no reaccionó

—Es..st...ta mue....mu...

—¡Claro que no! Ella no puede morir así—la sujeté con fuerza y sacudí su cuerpo—¡Despierta!

—¿Erika? Despierta Erika—las manos de la princesa tomaron el rostro de su media hermana e intentó traerla de regreso—Erika despierta, por favor—estaba realmente preocupada—¡Traigan a un sanador!

—Aún lado

Ni siquiera me había percatado de que Azsael estaba ahí. Levanté la mirada y vi como el soldado apartaba a la princesa de Erika. Un humo negro rodeo su cuerpo y me vi obligado a alejarme. La chica abrió los ojos apenas un poco. Aquella neblina oscura se arremolino sobre su pecho y regresó a su interior como si este lo hubiera absorbido. Erika volvió a cerrar los ojos y su pecho comenzó a detenerse poco a poco.

—¡No!—Kirlia gritó consternada y Azsael tuvo que sujetarla para que no se desplomara en el suelo

No sabía sé que hacer. Me acerqué a ella con miedo de no sentir su palpitar ni oír su respiración. Esto no podía estar pasando.

—Jolin, llévala rápido con Deuls—ordenó mi amigo. Busqué su mirada aterrador por la idea de que se marchara pero no vi compasión, solo una mirada de furia—¡Rápido!

Limpié mis lágrimas y la levanté en brazos antes de abrirme paso entre los guardias recién llegados que hablaban sobre un ataque sorpresa en la fiesta del Rey. Los vehnthuras nos habían tomado por sorpresa a todo y, aunque nos hubiéramos deshecho de ellos, no era nada bueno que se aparecieran así de pronto. Algo venían a buscar y temía que fuera a Erika.

Todo había terminado ya. Aquellas criaturas fueron controladas por los guardias, aunque algunos acabaron con heridas, pero nada grave, salvo Erika. Justo en ese momento estaba caminando a su habitación. Jolin la había llevado ahí para que Deuls pudiera hacer algo por ella, mientras el Capitán Kkam y yo presentábamos un reporte al Rey Dabin sobre lo ocurrido.

Depués de habernos marchado de la fiesta el Rey Dabin se quedó en manos de Zhaarí, por lo que no me sentí tan culpable por haber abandonado mi puesto por ir en busca de su hija. El ataque había sido inesperado, pero eso solo era una táctica, supimos controlarlo, aunque nos tomara en el peor momento. Jolin y yo habíamos llegado a tiempo para ver como Erika corría al balcón con una herida en su costado izquierdo y la princesa Kirlia siguiéndola, lo que sea que había sucedido, estaba seguro de que aquel corte se lo había hecho el capitán, sin embargo mantuvimos aquella información fuera. Lión había dado su versión de la historia donde Erika aparecía como una asesina en potencia celosa de su hermana, pero yo vi a la princesa Kirlia llorar por ella, no lo haría si esta hubiera intentado hacerle daño.

Atrigeos I : EsenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora