Avancé dos pasos y los guardias se interpusieron en mi camino de inmediato. Cuatro frente a mi, dos a cada lado y otros dos detrás de mi. Aun lado de Dabin, Lión seguía expresando su descontento y tratando de hacerme retroceder. La furia que emanaba de él era tal que parecía odiarme de verdad. ¿Como puedes odiar a una persona de forma inmediata? De sus labios sonaron palabras como "iknara estupida" y "chiquilla sin valor". Era increible la fiereza con la que defendía al hombre en el trono. Quería someterme, pero no lo lograría. Tenía mis ojos puestos en el Rey, y no lo dejaría hasta que me respondiera.
—¿Qué haces aquí?—pregunté esta vez con más firmeza. Los guardias sostenían sus armas listos para atacarme si intentaba hacerle algo a su Rey
—¿Te estas refiriendo a mí?—preguntó aun sorprendido. Asentí con el ceño fruncido
—Que inteligente—solté burlona. Pude ver el enfado en su rostro—si, te habló a ti—un par de manos atraparon mis muñecas y me detuve cuando alguien me sujetó los brazos por detrás de la espalda
—Un paso más y te corto la garganta—amenazó Azsael justo en mi oreja. El filo de una de sus dagas rozaba la piel de mi cuello y no hice más que detenerme
Había olvidado su presencia en la sala, aunque de haberlo recordado tampoco hubiera sido de mucha ayuda. Desconocía la clase de persona que era, pero si los guardias que me rodeaban habian relajado la postura levemente, entonces Azsael era más peligroso de lo que aparentaba, y vaya que lucía como alguien con quien no debias de meterte.
—No entiendo a qué te refieres, jovencita—el hombre se acomodó en su trono y me miró con ojos serios—y no me gusta que mis prisioneros se dirijan a mí con ese tono tan insolente—frotó sus dedos sobre los brazos del trono y me fulminó con la mirada
—Me encantaría disculparme por ser tan directa, pero no quiero hacerlo—todos gruñeron molestos—con que otro tono puedo hablarle al hombre que abandonó a su familia sin dar explicaciones
Los ojos de él Rey Dabin se abrieron como platos debido a mi sorpresivo comentario. Me mantuve inmóvil para evitar que Azsael me hiriera, pero incluso el parecía estar algo confundido, ya que lo escuché contener la respiración por unos segundos.
El Rey se puso de pie y bajó los cuatro escalones para poder llegar hasta mi lugar. El soldado a mis espaldas no dio señal de que me soltaría, y ahora que su Rey estaba cerca, esa idea no estaría en su plan. Dabin se detuvo frente a mí e inclinó su rostro para mirar mi rostro más de cerca. El intenso azul metalico de su mirada era en definitiva hipnotizante. Por supuesto que era él. Ahora que su rostro se encontraba a tan corta distancia del mío, podía percibir ciertos rasgos que conservaba en mi memoria, como la nariz torcida levemente, seguramente debido a varios golpes; sus marcados pomulos y las espesas cejas que descansaban sobre sus ojos grandes y analiticos.
—¿Qué acabas de decir?—su voz era un murmullo, sin embargo podía oír lo enfadado que estaba. Los ojos comenzaron a picarme de rabia ante su cinismo
—Lo que escuchaste—gruñí desde el fondo de mi pecho. Unos gruñidos llegaron desde todas partes de la habitación, pero no les tomé importancia—abandonaste a tu familia de un día para otro sin importarte si estaría bien—Dabin me miró con algo de nerviosismo y confusión—¿Ya recordaste?—lo reté
—¿Cuál es tu nombre?—preguntó como si eso fuera lo único que le faltara confirmar
—Su majestad, no la escuche, solo trata de distraernos—se quejó Lión desde alguna parte de atrás, pero Dabin aún mantenía su mirada en mí, en espera de mi respuesta
—Me llamo Erika Dotsen, y soy hija de Margaret Dotsen
Dabin retrocedió con un semblante incrédulo, aunque pude ver como sus ojos me escaneaban de pies a cabeza tratando de buscar algo que confirmara mis palabras. Algo punzó mi pecho y me hizo morderme el labio. Cerré los ojos intentando concentrarme en contener el dolor en el pecho. La daga de Azsael se apegó más a mi cuello y pude sentir la piel comenzar a titubear ante el roce del metal afilado.
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Atrigeos I : Esencia
Fantasy● Libro Uno ● Erika Dotsen ha perdido todo. A sus 20 años siente que el mundo no tiene sentido. Después de un tropiezo y conservar un objeto que no le pertenece, ella tendrá que recorrer nuevas tierras que jamas en su vida hubiera imaginado existie...