La cabeza me martillaba y mi estómago se sentía revuelto, el dolor en el pecho se hacía cada vez más grande pero me esforcé por contenerlo hasta que ya no sentí ninguna molestia. Me levanté de la cama y fui por un vaso de agua. La pesadilla del recuerdo de lo que paso me había dejado con un trago amargo y con una dolencia en los músculos, quienes me pedían a gritos golpear algo. Lancé una rápida mirada a la ventana y vi el sol asomándose por el horizonte, apreté los dientes y fui en busca de ropa y mi pequeña espada.
Los brillantes rayos del sol chocaban con la espada y arrancaban luz de ella. Me sentía cansada y hueca, pero cada golpe y ataque que lanzaba lograba calmar el vacío en mi pecho.
¡Erika!
El recuerdo de la voz de mi hermana llamándome asustada revotó en mis oídos y tuve que esforzarme por no perder el ritmo de pelea. Los troncos del jardín estaban llenos de cortes sin mucho significado y mis manos peina un descanso. Llevaba más de tres horas en el jardín desahogando mi coraje y mi rabia, hacia esos hombres y hacia mí.
¡Erika!
No la había salvado, no había hecho lo suficiente para asegurarme de que ella estuviera conmigo. Jell no habría muerto si yo hubiera detenido a aquel sujeto cuando pude, si yo no me hubiera ocultado, aún podría escuchar su risa y ver aquellos brillantes ojos.
—¡Maldición!
Apreté el mango de la espada y comencé a golpear el tronco del árbol más cercano hasta que mis manos dolieron, y seguí sin importarme el dolor, hasta que sentía la piel de mis palmas comenzar a arder por la fuerza con la que sujetaba el arma. Mis dientes estaban a punto de romperse por la fuerza en que los apretaba y mi garganta se rasgaba con cada grito que dejaba escapar. Mis piernas me fallaron y caí de rodillas en el suave pasto, el arma se deslizó por mis adolorida manos y mis respiraciones se volvieron rápidas y ruidosas.
Todo está bien, todo estará bien
Me repetí aquellos hasta que logre sentirme mejor. Me resguardé bajo la sombra de mi víctima y apoyé la cabeza en el tronco. Froté mi rostro alejando con ello todo rastro de rabia y dejando solo la sensación de cansancio. Estuve así por unos minutos hasta que logré recuperar energías suficientes para levantarme e irme a mi habitación.
Al llegar a mis aposentos, me dirigí directo al baño, ignorando la mesa con el desayuno delicioso que mi estómago peleaba por devorar, y me di un largo baño caliente. Estuve en la tina por casi una hora, hasta que la piel de mis dedos se arrugaron como pasas. Me coloqué una túnica verde con bordados plateados que me llegaba hasta la rodilla y enfunde mis pies en un par de botas a la mitad de la pantorrilla, desenrede mi cabello y me senté a la mesa.
En menos de veinte minutos había devorado una pechuga de pavo, dos salchichas fritas, dos panes con mermelada, tres tazas de té, un vaso grande de jugo de arándano y un plátano. Cuando por fin terminé, fui a la cama y cerré los ojos intentando conciliar el sueño.
—Buenos días—fruncí el ceño y solté un pequeño gruñido—veo que hoy no estas de buenas—se quejó Jolin indignado
—Lo siento—me disculpé sin abrir los ojos—estoy cansada, eso es todo—dicho eso, me incorporé y abrí los ojos sin mucho entusiasmo—hola—Jolin me miró con el ceño fruncido y se recargó en el marco de la puerta
—¿Qué hiciste para estar tan cansada?
Solté un largo y gran bostezo que hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas, ese era el problema de madrugar, ahora tendría sueño el resto del día. Me limpié el agua de la cara y busqué en mi cabeza una respuesta a la pregunta.
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Atrigeos I : Esencia
Fantasy● Libro Uno ● Erika Dotsen ha perdido todo. A sus 20 años siente que el mundo no tiene sentido. Después de un tropiezo y conservar un objeto que no le pertenece, ella tendrá que recorrer nuevas tierras que jamas en su vida hubiera imaginado existie...