Capítulo II
Todos estaban en la cocina, no lo habían planeado, pero a medida que la noticia del regreso de Wild fue pasando de uno a otro, se reunieron allí. No por nada era el centro neurálgico de la casa. Alee levantó los ojos su café frío, solo para toparse con las sonrisas, a duras penas contenidas, de los demás. Estaban contentos, ¿por qué no lo estarían? Wild volvía a casa. Una parte de él, quería compartir esa alegría... pero no podía, no cuando tenía motivos para estar más que preocupado.
Después de que Alek regresara de su pequeña excursión de caza y Micah le dijera que había recibido un mensaje de Wild, los dos, junto con Less, se encerraron en el despacho. Siempre era así. Wild enviaba un mensaje de texto y a las pocas horas recibían una llamada. Nunca usaba el mismo número y cuando llamaba lo hacía desde un teléfono desechable o una cabina pública. Era una medida de seguridad, Wild insistió en ello, pero por desgracia eso significaba que no tenían forma de localizarlo ni de ponerse en contacto con él. Esperar sus llamadas era lo único que podían hacer, y eso es lo que estaban haciendo. Esperar.
—...Alee, oye, ¿me estás escuchando?—Alee levantó la vista de nuevo y encontró a Cala mirándolo con ceño fruncido mientras arrullaba a la pequeña bebé que pataleaba inquieta en su regazo.
—No... lo siento, estaba distraído.—Trató de sonreír, aunque sabía que su acto despreocupado no la engañaría.
—¿Sabes? Creo que deberías hablar con alguien, no eres el mismo desde que regresaste.
Fue el turno de Alee de fruncir el ceño. Por una vez, los recuerdos que le atormentaban no tenían nada que ver con su falta de atención, pero estaba bien si Cala creía que era por eso. Era más fácil que decirle la verdad.
Miró a su alrededor. Ellos no lo entendían. No sabían lo que era alejarse del bosque. Lo que se sentía. Lo que le hacía al lobo... y no era algo que quisiera compartir en ese momento. De todas formas, él ya había hablado con alguien. No podía hacerlo con Micah, aún no, así que acudió a su Alpha, y él le pidió que mantuviera el secreto por el momento. Era lo correcto. No era necesario preocupar a los demás y ellos lo harían. ¿Cómo no hacerlo con Wild allí fuera?
Su último viaje también fue el más largo, estuvo fuera casi un par meses y después de dos semanas en casa, aún se sentía un extraño en su propia piel. No era tonto, sabía que de no ser por la energía de Micah, envolviéndolo en un cálido abrazo y juntando cada pieza en su interior que se había roto por el camino, no lo habría conseguido. No esta vez. Claro, también ayudó todo ese sentimiento de felicidad, que le embargó cuando supo que el Omega estaba embarazado. Estaba seguro que esa pequeña barriga abultada, era lo único que mantenía a raya las pesadillas. Era curioso como ninguno de ellos, se había planteado lo extraño de un hombre quedándose embarazado... pero se trataba de Micah, lo extraño y lo extraordinario eran parte de él. No podía ser de otra forma si se trataba del Omega de la manada del Bosque.
El bosque... el bosque les había dado mucho, eso era evidente, eran más fuertes, más rápidos, más grandes... pero de alguna manera... también se había quedado con una parte de ellos... «y la ha enterrado en lo más profundo de esta tierra, para que el lobo no soporte alejarse de ella». Suspiró, eso no era justo, amaba esa tierra. No podía olvidar que era gracias al bosque, que una parte de su hermano aún permanecía a su lado... era solo que... tenía miedo.
Notó que algo no estaba bien, casi desde el principio, durante las primeras salidas. Él había sido un lobo solitario antes, había vagado de un lugar a otro y sabía perfectamente como se sentía la soledad, así que cuando dejó el territorio, y su lobo luchó, supo que no se trataba de simple añoranza. Y solo fue a peor. Si se mantuvo firme y no regresó, fue porque se había hecho una promesa a sí mismo y a Calen. No dejaría que más omegas sufrieran a manos de los que se suponía deberían haberlos protegido. Así que empujó a su lobo y siguió adelante, una y otra vez. Incluso cuando sus esfuerzos no obtenían resultados y sus esperanzas de encontrar a omegas con vida, se rompían en pedazos. Pero ya no más, después de lo de la última vez... de lo que hizo... no estaba seguro de poder alejarse de nuevo.
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Manada; Guardianes del Bosque.
WerewolfMicah ha encontrado un hogar junto a su compañero en la Manada del Bosque, justo cuando por fin siente que puede ser feliz, y disfrutar del regalo de vida creciendo en su interior, la sombra de una gran guerra, amenaza con destruir a su familia y el...