Capítulo XXI

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Capítulo XXI

Alek hizo todo el camino de vuelta en su forma de lobo. Entre el paseo de ida y las emociones, Micah había acabado agotado, y dormía profundamente recostado sobre él. Así que se aseguró de ir despacio, primero porque no tenía prisa y no quería que una carrera lo despertara. Y segundo, porque el peso y el contacto del cuerpo de su compañero, era sumamente reconfortante.

Solo por haber podido pasar el día con Micah en el bosque, el viaje había valido la pena. Sin embargo, las dudas que había esperado poder despejar al hablar con Druim, solo parecían haber aumentado. No porque el elemental le ocultara las respuestas, si no porque como él mismo dijo, sus conocimientos eran limitados. Preguntas como, ¿qué hacía ese elemental de vacío en el mirador? ¿Era un aliado? ¿Un enemigo? quedarían sin respuesta por el momento.

Resopló cuando Tommy se acercó para ser reconocido de nuevo. Los dos lobos les habían esperado pacientes, y por lo visto habían decidido acompañarlos también de regreso a casa. Los siguió con los ojos cuando se alejaron correteando despreocupados... sí, estaba de acuerdo, la ignorancia no era tan mala, sin embargo, era un lujo que él no se podía permitir.

Contuvo un gruñido en su garganta, no saber le molestaba, así que solo para mantenerse calmado, hizo una lista mental de las cosas sí sabía hasta el momento.

Los brujos estaban locos. Resopló de nuevo, solo porque era más elegante que hacer rodar los ojos en su forma de lobo.

En realidad no solo estaban locos, si no que habían invertido su locura en formar un ejército de mercenarios humanos. Luego los equiparon con armamento específicamente diseñado para matar, o causar el mayor daño posible a los suyos. Y por si eso no fuese suficiente, también crearon una horda de monstruos cambiantes, controlados por Alphas cambiaformas a los que habían manipulado mental y genéticamente para convertirlos en perros obedientes, extremadamente fuertes y violentos.

Otro punto en esa lista, era que tras los primeros ataques de cambiantes, un grupo de humanos había empezado a movilizarse bajo el nombre de los cazadores. Las sospechas de que ese grupo estuviera formado por algo más que humanos, se confirmó cuando encontraron un extraño conjuro mezclado en el mensaje que difundían a través de su canal de radio. Eso, indudablemente los relacionaba con los brujos, y probablemente, también a algún otro tipo de criatura capaz de usar las palabras. Lo que le llevaba al siguiente punto.

Las palabras eran peligrosas. En más sentidos de los que hubiese imaginado nunca. Y por lo visto, fue un regalo que la Diosa entregó a sus hijos, sin embargo, solo un selecto grupo de ellos podía utilizarlo. Según Nai, y más tarde confirmado por Druim, ese grupo lo formaban algunas razas de criaturas mágicas, los elementales y las omega.

Y los brujos, claro.

Aunque ellos parecían estar a otro nivel en lo que al uso de ese regalo se refería. El porqué, era algo que se le escapaba, y aunque estaba bastante seguro que su rastreador o Nai sabrían responder a esa pregunta, ninguno de los dos estaba en posición de hacerlo sin pagar un precio, así que no podía empujarlos de nuevo. Lo único que Druim dijo al respecto, fue que por algún motivo, los brujos eran los más cercanos a la Diosa.

Y poner una vez más, a los brujos y a la Diosa en la misma frase, hizo que su sangre hirviera, y necesitó un momento para reprimir un nuevo gruñido. No había necesidad de despertar a Micah, ni asustar a medio bosque.

Otra de las cosas que Druim le aclaró, fue que más que un tipo de criatura mágica, era más acertado pensar en los cambiaformas como sus sucesores... al igual que los humanos, y que eso podría haber influido en la pérdida de su habilidad para usar la palabra. Lo que le llevaba a las omega.

Manada; Guardianes del Bosque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora