Rolo & Lain

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Extra Rolo & Lain

Rolo descruzó los brazos y caminó hacía Lain. Había tenido suficiente. No podía seguir viendo como su compañero se hacía daño a sí mismo de aquella forma. Desde que Micah se fue con el Alpha, la sensación de calma había desaparecido, y su compañero había vuelto a retraerse en la culpa y la preocupación. De alguna manera había esperado que eso pasara. Y había llegado el momento de solucionarlo.

Llegó hasta Lain y le detuvo antes de que volviera a tomar la temperatura de Nai, que seguía dormido en los brazos de Wild.

—Es suficiente, déjalo dormir. —contuvo su voz para no despertar al chico, pero fue lo suficiente firme como para que su compañero le tomara en serio.

—Tengo que a-asegurarme que...

—No. Su temperatura no ha cambiado en los últimos diez minutos. Dijiste que está estable, nada ha cambiado.

—No sabes e-eso. Empeoró m-muy rápido, a-antes y...

—Lain.

—¡No!—gritó y se sintió como una bofetada.

Esa debía ser la primera vez que le oía levantar la voz, y a juzgar por la cara de Wild, también lo era para él. Nai se removió en su sueño, y el rastreador se apresuró a arrullarlo de nuevo. Lain retrocedió, y se tapó la boca con la mano. Le miraba como si no pudiera creer lo que acababa de hacer.

—Tienes que parar, y lo vas a hacer ahora. —era una orden, y dejó que la autoridad se reflejara en su voz—. Nai necesita descansar, y Wild está con él. Si algo cambia te avisará, pero no puedes continuar así. —dijo y se acercó hasta quedar frente a él—. Tú y yo necesitamos a hablar.

Lain se estremeció y se quejó bajito, sabía que no lo estaba haciendo a propósito, pero el suave quejido estaba llevando a su lobo al límite. Lo único que quería era meter a su compañero entre sus brazos, y darle todo lo que quisiera, pero no podía dejarle salirse con la suya o su compañero se enterraría en la culpa hasta consumirse.

—Me voy a ir ahora, o subes conmigo a la habitación y me dejas ayudarte, o te pasas la noche en la sala. Tu decisión, pero no dejaré que sigas molestando a Nai o a Wild, cuando lo único que necesitan ahora mismo, es que los dejes descansar.

Rolo tuvo que empujar a su lobo para que dejara de gruñirle. Hablarle así a su compañero era lo último que quería, pero era lo que debía hacer. Se dio la vuelta y salió de la habitación, contuvo la respiración hasta que oyó los suaves pasos de Lain detrás de él.

🐺

Lain quería llorar. Había hecho enfadar a Rolo, le había gritado... y estaba molestando a todos, por su incapacidad de controlarse. Sabía que sus emociones afectaba a los demás, y aún así había cedido a su preocupación. Se mordió el labio hasta que saboreó la sangre en su boca. No se dio cuenta que Rolo se había detenido, hasta que tropezó con él. Levantó la cabeza, solo para ver el ceño fruncido de su compañero.

Rolo extendió su mano y pasó un dedo por sus labios limpiando la sangre. Vio como su mandíbula se apretaba con fuerza. Estaba molesto. Tragó saliva, no necesitaba enfadarle más. Si Rolo... si le seguía decepcionando de esa forma... no quería que Rolo le apartara. No quería que le dejara, el hombre era su roca. Su lugar seguro. Sin él estaría a la deriva. Le necesitaba. El pánico creció rápido anudándose en su pecho.

—Lo s-siento...

—¿Por qué te estás disculpando?—no sonó enfadado y eso ayudó, pero tampoco estaba contento. Se sentía pequeño bajo el peso de su mirada. Pequeño e insignificante.

Manada; Guardianes del Bosque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora