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No había dejado ni a su familia entrar a conocer a Aiko hasta que Izuku despertase de su siesta, por lo que ambas familias seguían en la sala de espera, impacientes por la nueva integrante. Shoto seguía mirando a su hija, con una sonrisa de felicidad extrema y ternura ante ella, hasta que escuchó las sábanas de la camilla removerse. Levantó la mirada de la pequeña cuna, fijándose en que el pecoso abría lentamente sus ojos, aún luciendo cansado por el gran esfuerzo hecho para dar a luz.

-Izuku- llamó. Los ojos verdosos se dirigieron hasta el lugar del que provenía el sonido. -Si aún estás cansado, puedes seguir durmiendo-
-No...- bostezó. -Quiero ver a Aiko-

El semi albino se levantó de su asiento, cargando con cuidado a la pequeña pelirroja para dejarla en los brazos del rizado, quien de inmediato comenzó a mimarla, dejando pequeños besos sobre su frente.

-¿Mamá y los demás la han visto ya?- preguntó, sin quitar la mirada de su hija.
-No, quería que tú estuvieses despierto- asintió ante las palabras de su alfa.
-Ahora estoy despierto, puedes hacerlos pasar-

Los primeros en entrar fueron los abuelos, Inko y Rei hacían comentarios lindos acerca de la niña, uniéndoseles Toshinori poco después, el cual también fue el primero en poder cargarla. Shoto estaba a la defensiva con la presencia de Enji en la habitación y aunque este sólo quería ver el rostro de su nieta, debía estar precavido por si tenía alguna conducta extraña.
Los ojos verde grisáceo de Aiko observaban con curiosidad al hombre rubio, a quien parecía conocer ya que estaba bastante tranquila entre sus brazos. Casi todos en la habitación pudieron cargarla, sin embargo, el alfa con heterocromía la recibió antes de que su padre pudiese hacerlo, protegiéndola.

-Shoto, déjame ver a mi nieta- exigió.
-¿Cómo puedo estar seguro de que no le harás nada a mi hija?- gruñó, enseñando los dientes.
-Déjalo aunque sea esta vez, amor- aunque quiso negarse a lo dicho por Izuku, no pudo y le entregó a la niña al pelirrojo, vigilando cada uno de sus movimientos.

Para la sorpresa de los presentes, Aiko rió al ver a Enji, como si se hubiese encariñado rápidamente con él, sin embargo, este no pudo tenerla ni dos minutos entre sus brazos cuando Shoto se la pidió de nuevo.
Los abuelos abandonaron la habitación luego de felicitar a los nuevos padres y despedirse de ellos, haciendo entrar al resto de familiares poco después. Fuyumi abrazó con fuerza a su hermano menor luego de que este le entregase la bebé al pecoso, llorando porque nunca creyó verlo como padre.
Natsuo y Touya se encontraban observando a la bebé que yacía entre los brazos de Izuku, uno sintiendo ternura y el otro sintiendo compasión por los nuevos padres.

-¿Puedo cargarla?- preguntó Touya, sin quitar la mirada de su sobrina.
-¿Estás seguro de que sólo quieres cargarla o vas a atacarla como lo hiciste con mamá cuando nos reencontramos?- gruñó el semi albino, alejándolo de la camilla.
-Shoto-
-No, Izuku-
-Venga, Touya, puedes cargarla- el joven padre hizo una mueca de indignación cuando su bebé fue puesta en los brazos de su hermano mayor. -Ten cuidado con su cabeza-

El hombre de cabello negro acercó su rostro al de la pequeña, haciendo sonidos divertidos para hacerla reír. Tras conseguirlo, Aiko estiró una de sus pequeñas manos hasta uno de los piercings que unían la piel del alfa, tirando de este.

-No, no hagas eso, mocosa- se quejó, tratando de alejarse para que la pelirroja no siguiese con su acción. -Déjame-
-¿No querías cargarla?- Shoto alzó una ceja, relajándose un poco.
-Me duele- pero la niña seguía riendo, jalando más fuerte la argolla de metal. -¡Para ya! ¡Shoto, dile algo!-

Las risas inundaron la habitación.

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Izuku's Dilemma 「ABO!Tododeku AU」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora