No todos los seres humanos son iguales. La mayoría de omegas prefieren ser protegidos por un alfa. Izuku quiere cambiar su cruel destino ya que no quiere convertirse en una máquina de parir cachorros, sin embargo, en su camino se cruza un alfa que a...
Shoto accedió a la petición sin pensarlo, a lo que Izuku respondió con una enorme sonrisa, tan brillante como siempre. De inmediato preguntó al semi albino si no le molestaba pasarse por su casa en vez de quedarse en la academia a estudiar; Todoroki negó. Quizás ya debería comenzar a hacer amigos, después de todo, Midoriya parecía alguien muy genial y era un digno rival en ciertas ocasiones.
Juntos, salieron de la academia mientras tenían pequeñas conversaciones relacionadas con pequeñas cosas que ocurrían en la academia. Aunque siendo sinceros, quien más hablaba era Izuku, contándole también anécdotas sobre las veces que había podido estar cerca de varios héroes profesionales. El joven de ojos heterocromáticos, a pesar de convivir varios días de la semana con el héroe número dos, prefería guardarse sus palabras. Incluso si Midoriya sabía que el semi albino odiaba a su padre, este último tampoco se esforzaría en hablar bien del hombre que había arruinado su infancia, su familia y su felicidad. Hubo un pequeño silencio que duró aproximadamente dos minutos, siendo Shoto quien volvió a retomar la conversación. Estaba haciendo su mayor esfuerzo por ser un adolescente normal, no podían culparlo si era algo torpe o hacía preguntas extrañas.
-¿Estaremos solos en tu casa?- preguntó, extrañándose cuando el pecoso a su lado saltó con sus mejillas enrojeciendo cada vez más. -¿¡Q-Qué!? ¡T-Todoroki! ¿P-Por qué preguntas... E-Eso?- tartamudeó, llevando sus manos a sus mejillas ardiendo. -No quiero molestar, así que si hay alguien en tu casa me iré antes de cenar para no ocasionar problemas- sus piernas temblaban por lo nervioso que se había puesto y la mirada penetrante del alfa no lo relajaba.
Izuku se detuvo, se agachó en su lugar aún con toda la cara roja y reprimió un grito entre sus manos. Su corazón y su omega interior se habían vuelto a alterar.
-¿Estás bien?- el alfa se acercó un par de pasos, agachándose para quedar a la altura del joven de cabello verde. -S-Si...- levantó su mirada, encontrando la mano de su acompañante estirándose hacia su persona.
Sin dudarlo mucho, la tomó para levantarse, era la primera vez que tenía contacto con las manos de Shoto con el consentimiento de ambos. Durante el trayecto a la casa del más bajo, el silencio incómodo fue lo que reinó. El semi albino pensó que había hecho o dicho malo por el comportamiento que Izuku le mostró luego de su pregunta, normalmente él era indiferente a las reacciones de los demás con respecto a su forma de tratarlos, pero con el omega a su lado era diferente. Había tenido ese mismo sentimiento de querer proteger a alguien muchos años atrás, cuando sólo era un niño.
-V-Vivo en el tercer piso- murmuró, señalando el edificio que se encontraba frente a ellos.
Ya llegando al departamento que él y su madre llamaban hogar, invitó al alfa a entrar, sus mejillas aún rojas y los nervios a flor de piel. Su madre no se encontraba ahí y no estaría presente hasta la noche, horas en las que Todoroki ya no estaría presente. Midoriya ofreció algo de té a su invitado antes de que ambos se sentasen alrededor de la mesa que estaba en el salón para finalmente estudiar.
El joven más alto explicó con sumo cuidado los ejercicios, dejando una pequeña fórmula en el inicio de la hoja para que su compañero pudiese resolver los demás ejercicios de la página. Se fijó en los movimientos del omega cada vez que calculaba mentalmente, cada vez que mordía su lápiz o fruncía su labio inferior cuando se equivocaba en algún cálculo. Explicó todas las veces que era necesario, diciéndole al pecoso que no tuviese vergüenza de preguntarle si tenía alguna duda, por muy pequeña que fuese. Izuku terminó aprendiendo como resolver los problemas que entrarían en el examen, dándose cuenta de que no eran tan difíciles como pensaba. La tarde había pasado volando, el reloj ya daba las siete de la tarde y los dos jóvenes se levantaron del suelo, dando por terminada la pequeña jornada de estudio que habían realizado. El omega acompañó al alfa hasta el primer piso del edificio, agradeciendo más de lo necesario por las pequeñas lecciones.
-Muchísimas gracias, Todoroki- agradeció una última vez cuando estuvieron a punto de despedirse. -Ahora me siento más preparado para el examen del profesor Ectoplasm- -Mañana podríamos repasar un poco más para que estés completamente seguro antes del examen- el pecoso sonrió mientras asentía. Por alguna razón, le gustaba saber que Shoto hablaba mucho más con él que con cualquier otra persona. -Entonces nos vemos mañana después de salir- -¡Claro!- volvió a sonreír. -Eres genial, Todoroki...-
El nombrado alzó una ceja dispuesto a negar lo dicho, pero el pequeño beso que su compañero dejó en su mejilla quitó todas las palabras de su boca.
-¿Qué haces, Midoriya?- sus ojos estaban más abiertos que de costumbre, luciendo algo sorprendido mientras miraba fijamente al adolescente de cabello verde.
Las mejillas de Midoriya volvieron a teñirse de rojo, sus palabras comenzaron a salir atropelladas cuando se dio cuenta de lo que había hecho, y aunque Shoto no lucía molesto ni nada parecido, no pudo evitar disculparse para echarse a correr en dirección a las escaleras.
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-¡A-All Might!- gritó cuando el héroe apareció frente a él mientras realizaba su trayecto diario hacia su salón. -¡Joven Midoriya! ¿Tienes un segundo?- preguntó el gran hombre, poniendo una de sus manos sobre el hombro del omega, y sin dejarlo responder, lo arrastró hasta la sala de la que había salido. -¿Estás listo para el día de hoy? Con la clase entrenaremos duro, aunque te recomiendo que no uses el OneFor All esta vez si no quieres perderte lo que tengo preparado para el final de la clase-
Izuku escuchaba a All Might como si estuviese lejos de él, la noche anterior casi no había dormido ya que luego del beso que le había dado a Todoroki, el color y ardor de toda su cara no bajó. Tanto fue así que cuando llegó su madre, se preocupó en demasía y le obligó a tomar medicamentos contra la fiebre. Inko casi entra en pánico al notar que la "fiebre" de su adorado hijo no bajaba, pero este se logró librar de su madre unas cuantas horas después tras pasar media hora con un paño frío en su frente.
-¿Joven Midoriya?- los ojos verdosos dejaron de mirar la ventana para fijarse en su profesor, quien lo miraba con algo de preocupación. -Últimamente te veo muy desconcentrado, no puedes negármelo porque incluso Uraraka e Iida me han hablado de tu comportamiento- -L-Lo sé, es sólo que estoy algo nervioso, mañana tengo examen de matemáticas y...- al cruzar miradas con el rubio se dio cuenta de que este no estaba creyendo en su mentira. -También he notado que estás cada vez más cerca del joven Todoroki- el sólo nombrar el apellido del adolescente hizo que un escalofrío recorriese la espina dorsal del omega. -Es bueno porque tengo informado que el joven Todoroki no tiene amigos y no es muy abierto con las demás personas, pero ten cuidado- -¿Eh? ¿Por qué debería tener cuidado? Todoroki es muy bueno conmigo, así que no entiendo a que se refiere- el pecoso habló rápido, moviendo sus manos para explicar. -No te enamores de él-
