Izuku's Dilemma 「ABO!Tododeku AU」

EXTRA/MEMORIES: BROKEN [NASHIO]

N/A: Tenía ganas de escribir esto, no me peguen.

Enterarse de que estaba embarazada no era una noticia nueva, sin embargo, enterarse por medio de un aborto espontáneo dejó a ambos en shock. Su relación con Natsuo comenzó a quebrarse desde el primer momento en que puso un pie fuera del hospital.
Sus hijas no entendían el porqué de su tristeza y ninguno de ellos tenía el valor para decirles lo que había ocurrido, por lo que su familia se hundió sin explicaciones, inevitablemente.

Toshio se la pasaba día y noche tratando de mantener su mente ocupada con las cosas de su trabajo, pero nunca dejó de prestarle atención a sus hijas, como lo había hecho su pareja, quien se encerraba en su oficina o se la pasaba el día entero en el hospital, trabajando hasta que su cuerpo no daba más. Nadie parecía notar lo rota que estaba su familia.

Dejó de lado su taza de té para dibujar los últimos detalles en los bocetos que Mei le había entregado con las indicaciones de sus clientes, escuchando de fondo la voz del albino al teléfono. Habían pasado tres meses desde el incidente, meses en los que las únicas palabras que habían cruzado eran simples saludos y uno que otro favor durante la comida. Sintió un pequeño escalofrío al oírlo reír y su mente, más insegura que antes, pensó lo peor. Decidió que no seguiría trabajando en lo que quedaba del día, por lo que abandonó su taller con la intención de cambiarse de ropa para salir a dar una vuelta o algo parecido para quitar esos pensamientos de su cabeza.

-Toshio- se detuvo en seco, con el cuerpo vibrante al oír su nombre salir de los labios del alfa. Hace mucho que no ocurría.
-¿Si?- tragó áspero, sin voltear. No hubo respuesta, por lo que tuvo que hacerlo de todos modos. -¿Natsuo?-
-Si vas a salir, ¿Puedes pasar por el hospital a buscar unos exámenes que llegaron hoy? Todavía tengo mucho que hacer aquí- asintió suavemente, acercándose para recibir la tarjeta de identificación del albino y cuando se dio cuenta de que no volvería a dirigirle la palabra, abandonó el lugar.

Realmente le dolía, pero sentía que era su culpa y por esa razón le era imposible mirar a su omega a la cara. Quería mantenerse fuerte, pero perder un hijo no es fácil y estaba consciente de que estaba empeorando las cosas, pero no podía, no se atrevía a arreglarlo por miedo a romperlo más.
Minutos después, antes de colgar la llamada, vio al joven de cabello rosado abandonar la casa sin despedirse, sin embargo, notó la mirada triste que este le había dedicado antes de cerrar la puerta.

¿Dónde había ido esa familia feliz que se habían esforzado en crear?

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Hace un par de semanas habían comenzado a gritarse, a insultarse y a evitar el contacto con el otro para no acabar en el mismo ciclo de siempre. Reiko y Keiko tuvieron que crecer demasiado rápido para cuidar de su hermana menor mientras sus padres no hacían nada más que discutir, sin importar que ellas estuviesen alrededor.

Tomoe era insegura, ansiosa, pero sobre todo bastante celosa, esos defectos que había intentado ocultar con su fachada alegre siendo Toshio comenzaron a salir desde la primera vez que vio a su alfa llegar con un beso marcado en su mejilla. Esa vez había reclamado, ahora, siendo la quinta vez, estaba furiosa, exigía una explicación al albino que intentaba ignorarla para no comenzar una nueva discusión.

-Natsuo, no me dejes hablando solo... Natsuo, ¡Natsuo! ¡Agh!- jaló de su cabello, observando la figura de su pareja alejarse por el pasillo. Su enojo disminuyó al verlo entrar a su oficina, convirtiéndose en tristeza, luego en angustia y finalmente en una mezcla de sentimientos negativos que le hicieron necesitar afirmarse del mesón para no caer.
-Mamá- volteó rápidamente, mareándose al hacerlo. Keiko se encontraba ahí, notablemente preocupada por el estado de su progenitora. -¿Quieres que te traiga tus pastillas?-
-No, estoy bien, sólo necesito... Estar sola- pero la niña no iba a dejarla. -Keiko...-