Después de mi entrenamiento en la escuela, llevé a April a la consulta del terapeuta Erick. El entrenamiento entero se había quedado en las gradas observándonos practicar.
Ahora me encontraba al lado de ella, esperando a que sea la siguiente en ser atendida. Estaba ansioso, quería mi hermana pudiera recuperarse, que la ayuda que estaba por recibir realmente le sirva. Ella no podía vivir su vida intentando por si sola levantar su autoestima.
Por otro lado, Wayne. Había veces, como esta, en donde me preguntaba que habrán hecho los Dominis con su cuerpo, o que dirán cuando se sepa que fue asesinado, o si encuentran su cadáver. Hoy se estaba diciendo en la escuela que Wayne tenía algo que ver con los Vansers y con los Dominis. Zed y Joseph se la habían pasado con unas caras que eran para asustar. Y si soy sincero esas miradas asesinas que mostraban no me movían ni un pelo, pero al parecer a April la estremecieron. La noté un poco asustada, encogida y más tímida de lo habitual.
Pero la voz de April me sacó de mis pensamientos.
—El otro día que te conté lo que me pasó —pausó con brevedad —, ¿A dónde fuiste?
Mi pierna dejó de moverse y me quedé como una estatua analizando que le diría. Tragué, pero no hablé.
—Háblame —me insistió —. No solo tú me conoces, yo también te conozco y sé que hay algo más que te preocupa aparte de mi situación.
Cerré los ojos con fuerza, dándole la razón.
¿Pero qué le digo? ¿Qué fui a buscar a ese hijo de puta para darle lo que se merecía y luego qué?
Cuando salga a la luz que Wayne está muerto, sé que me mirará y me preguntará si yo lo hice, la conozco. Hasta yo le preguntaría si se tratara de ella. Sé que, hará más preguntas y calmarla conllevaría hablarle de los Dominis. Y no quería que ella supiera de ese mundo.
Exacto. Le diría la verdad. Pero no toda, solo la verdad que no le convenía saber.
—Es solo tu situación —dije con voz ronca para después aclararme la garganta —. Solo eso.
Me crucé de brazos dando por terminada la conversación.
—¿April? —la voz de la recepcionista llamo la atención de mi hermana y esta última me miró preocupada.
—Ve, tranquila, yo te espero, tomate tu tiempo —dudó —. Ve, no me moveré de aquí.
Después de un respiro que al parecer fue una preparación mental, se levantó y siguió a la señora.
Rogaba al cielo para que todo saliera bien allá adentro. No esperaba un milagro como que April saliera de ahí, restaurada, bailando mientras echaba pétalos de rosas a su alrededor, no, sabía que no era así. Sabía que esto, lo que le sucedió, llevaba tiempo para superarlo.
Lo único que esperaba era que pudiera funcionar lo suficiente como para que April le interesara seguir con las sesiones, recibiendo ayuda, pensando que aún hay tiempo de volver a ser la misma.
Pasó una hora cuando mi hermana salió acompañada del terapeuta. Me puse de pie inmediatamente cuando vi sus ojos enrojecidos junto a su nariz. Miró al doctor y le agradeció con una voz tímida y un poco quebrada.
Mierda, que haya funcionado, que haya funcionado.
—Ahora, ¿me permites hablar con tu hermano, April? —le preguntó y ella asintió. Acto seguido se sentó a esperar y el doctor y yo nos movimos a una esquina.
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El Cuervo © |COMPLETA|
Action''Todos tienen un secreto que ocultar'' Evan Howland es el chico popular de su escuela. Pero toda persona popular siempre tiene algo que esconder. Una hermana menor que ha sido víctima de un abuso, un asesinato, y una decisión que terminará siendo u...