24 | Volviendo al peligro

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    No mentiré diciendo que no estaba nervioso, pues no quería que saliera mal, que Jackson tuviera un as bajo la manga. Porque si no, este sería mi jodido fin, y no sabría qué pasaría después.

    Minutos más tarde, Zack me acompañaba hasta el almacén abandonado en el que Elliott tenía secuestrada a Prill.

    —Entonces, ¿crees que eso lo deje entre la espada y la pared? —me preguntó —. ¿Crees que funcione?

    —Esperemos que sí.

    Al llegar, notamos que no había nadie. Así que llamé a Jackson y solo esperé a que llegara. Tenía los nervios de punta, rogaba al cielo para que esta mierda saliera bien y que Jackson dejara de ser un imbécil y me deje vivir mi vida. Estaba harto.

    —¿Quieres rogarme para que te deje volver a los Dominis? —oí la voz de Jackson, y me fijé que tenía una sonrisa triunfante.

    —No —hice silencio —. Solo quiero hacerte una pregunta.

    —Te la responderé. Sí, soy feliz cuando estás fuera de mi vista.

    —Ya, ¿y crees que Ethan esté feliz cuando se entere de que quisiste asesinar a Zack?

    Su sonrisa desapareció en un segundo. Y nada me dio más satisfacción que saberlo acorralado.

    —No tienes pruebas —se cruzó de brazos y hecho esto, se encogió de hombros. Me encantaba ver como fingía serenidad, cuando sé que por dentro estaba como una gelatina, temblando. Se le notaba.

    —Te equivocas, tengo una y es que ni siquiera lo negaste.

    Jackson se quedó callado y esta vez fui yo quien sonrió. ¿Quién ganaba ahora?

    —Sabes, yo creo que cuando quieras asesinar a alguien deberías dejarlo bien muerto —agregué.

    Mi compañero no quiso decir nada, solo tragó. Y para ser honesto, no le convenía decir mucho.

    —No me imagino la cara de Ethan al enterarse de que quisiste asesinarme —apareció Zack y Jackson lo miró asombrado, para que después su rostro tomara una expresión enojada —. Y menos cuando sepa la razón por la cual quisiste hacerlo.

    —Se supone que tú estabas muerto —finalmente habló con un gruñido.

    —Déjame decirte que nunca morí —quise reír al oír la respuesta de mi amigo.

    Yo miraba la escena triunfante y Jackson me miró como si quisiera asesinarme. Sus ojos emanaban rencor, odio.

    —Pensé que te importaba la seguridad de Prill —me habló e hizo énfasis en el nombre de mi hermana.

    —Oh, y créeme que me importa. Por eso quiero ponerte en tu maldito sitio, Jackson, para que no te metas en mi vida y mucho menos en la de ella.

    En cuestión de segundos nos encontrábamos frente a frente.

    —April no tiene nada que ver con los Dominis, ella no tiene ningún jodido problema contigo. Y yo no soy un soplón, pero si tengo que contarle a Ethan lo que le hiciste a Zack solo para que mi hermana menor esté segura, lo haré.

    —¿Y qué te asegura que Ethan vaya a creerte? —dijo con una sonrisa tensa —. Tú llegaste hace un rato como quien dice, y yo estoy desde hace años a su lado.

    —No te lo hagas más difícil —le sonreí al repetirle sus propias palabras.

    —¿Me estás amenazando?

El Cuervo © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora