17 | Cargo de consciencia

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    Había pasado exactamente dos meses y una semana desde que entré a los Dominis. Con el tiempo fui superando lo que le sucedió a Zack, aunque sigo sintiendo un poco de impotencia, de alguna forma no quería dejarlo ir. 

    La escuela ya estaba casi por terminar y algunas veces dejé de ir al edificio en donde se reunían los Dominis por quedarme estudiando para los exámenes, era mi último año y quería salir de ahí a lo grande, con las mejores calificaciones. Y por esa misma razón veía un poco más seguido a April y a sus otros compañeros estudiando en la alberca, y de igual forma a Ed, Will y Diego.

    Me alegraba ver que poco a poco mi hermana volviera a ser la misma. Verla sonreír cómoda, verla dormir tranquila, despacio fue aceptando a las personas, ir demostrando su cariño como solía hacerlo. 

    Lo que sí me tranquiliza algo más, es haber escuchado la noticia de que Zed fue obligado a ir a un reformatorio, ya que al parecer ha hecho cosas más graves que con lo que le sucedió a April. Joseph no corrió esa misma suerte. Gracias a su colaboración en la comisaría no ocurrió nada más con él; al final, él también fue otra víctima. Solo que todavía no lo acepto, gracias a él mi hermana quedó como quedó, él la llevó a eso. Sí, siempre trataba de ver lo mejor de las personas, pero en este caso mis ojos están vendados, me negaba a ver más allá. No fue a cualquier otra persona que hirieron, fue a mi hermana menor.

    Ahora mismo me encontraba en casa de mi novia. Sus compañeros estaban en la cocina con todos los cuadernos en la encimera aislada, yo aprovechaba para explicarles algunas cosas, digamos que soy bueno para las tutorías, me gradué con April.

    Ethan había salido con Jackson y Elliott, no sé a qué y si soy sincero, cuando se trata de ellos dos, no me siento muy motivado.

    Mi celular comenzó a sonar y vi que era una llamada entrante de la detective James. Me alejé del grupo para ir a la sala y estar a solas.

    —¿Hay noticias? —dije después de preguntarle que como ha estado y que ella me respondiera positivamente.

    —Sí. Hemos encontrado a una tal Amber West que está viviendo en Dayton, y al parecer los rasgos físicos coinciden con los datos que me diste.

    Sonreí feliz. Sí, al fin le demostraría a Liza que la quería, que haría lo que sea por ella, que no me importaba su pasado con tal de hacerla feliz en el presente y en el futuro.

    —Estaré allí para recoger la información. En serio, Hailey, gracias por todo esto.

    —No es nada, me gusta ayudar. Y supongo que es un muy bonito detalle para tu novia.

    —Cuídate, ¿sí? Muchas gracias por todo esto, eres la mejor detective.

    —Más te vale que me halagues. 

    Cerró la llamada y me apresuré a llegar a la cocina en donde estaban mi novia y sus amigos. Eran apenas las tres de la tarde, y no quería aparecerme en una casa ajena en la noche, no se vería muy prudente. Y aunque me doliera en el fondo de mi corazón tenía que alejarme de mi novia por unas horas.

    Me despedí de los chicos y arrastré a Liza hasta la puerta principal y poder despedirme de ella como se debe, sin interrupciones ni miradas incomodas.

    —Tengo que ir a la comisaría a buscar una información —le dije —. Te veo mañana, ¿sí? 

    —deposité un tierno beso en su frente. No quería dejarla.

    —Vuelve vivo —dijo y reí con suavidad —. Hablo en serio, Evan.

    —Volveré feliz —hablé poniendo mis manos en sus mejillas y acariciarlas con mis pulgares. Eran tan suaves —. Porque tendré una razón por la cual regresar, y esa razón eres tú, rubia. No te librarás de mí tan fácil.

El Cuervo © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora