03 | Rota

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    Sentía el ambiente un poco pesado. Aunque no sabía si solo era yo. Miraba a todos los estudiantes con atención y sentía las miradas de todos puestas en mí. ¿Será por lo de Wayne? ¿Ya se habrán enterado?

    Al parecer April sentía lo mismo que yo, todas las miradas sobre ella. Lo pienso así por la manera en que camina encogida y con la cabeza un poco agachada. Antes de que entráramos le había dicho que caminara delante de mí. Sabía que eso la haría sentir segura ya que cuando todo el mundo me ve, me abre paso. Y lo mejor para April era la lejanía de las personas.

    La acompañé hasta su casillero y me recargué en el que estaba al lado. Prill, con mucha lentitud lo abrió y entró lo que no necesitaría. Percibía su cansancio, la notaba muy apagada, y ya casi será una semana en la que no veía sus ojos azules brillar. Ahora parecían grises, sin vida.

    Detrás de mi escuché la risa familiar de alguna chica y April miró. Se quedó estática con el ceño fruncido. Miré hacia su dirección y me encontré con Edward, quien era prácticamente mi mejor amigo, coqueteando con la mejor amiga de Diane. Regresé mi vista a April y la vi observando a Ed. Tenía la mandíbula un poco tensa y aferraba su catedra y libro de texto con fuerza.

    Mierda, lo olvidaba. April había empezado a sentirse atraída hacia Edward desde hace dos meses.

    Mordió su labio inferior y se recargó en su casillero sin despegar la vista de mi amigo. Su entrecejo fue acentuándose más y su pecho comenzaba a subir y a bajar un poco más rápido de lo normal. ¿Qué le pasaba? ¿En qué pensaba?

    ―¿Crees que algún día él pueda fijarse en mí? ―me preguntó y abrí los ojos mostrándome desorientado ante su pregunta.

    ¿Qué le respondo? ¿Qué podría decirle para no hacerla sentir mal?

    ―¿Qué estoy diciendo? Un chico como él no se fijaría en alguien como yo ―se encogió de hombros fingiendo indiferencia ―. Soy... Nada. No tengo nada que ofrecer. Nadie va a querer estar conmigo después de lo que me pasó. De seguro todos los hombres se sienten triunfantes al saber que fue la primera vez de una chica. Ya no tengo esa... Esencia, esa pureza. No creo que encuentre a alguien que se sienta afortunado de tenerme como su chica. Solo sentirán pena, mirarán a otra chica menos traumada y la elegirán. Joder, doy asco ―rió con amargura y bajó su mirada negando con la cabeza.

    Escucharla decir eso me partía en mil pedazos. Su voz quebrada, sus ojos llenándose de lágrimas, su autoestima en el suelo. Tener que imaginarse ser rechazada por lo que le sucedió.

    De pronto las palabras de Wayne volvieron a resonar en mi cabeza. "De igual forma ya no la quiero. Perdió su esencia al no seguir siendo virgen. Es una niña inservible. Después de esto ningún hombre va a verla atractiva. Van a despreciarla como a una..." zorra.

    Convertí mis manos en puños y la encaré.

    ―Te voy a decir una maldita cosa, April, y más te vale que me escuches muy bien ―sus ojos se volvieron rojos y se llenaron de lágrimas en cuanto le hablé con tal dureza. Quizás así ella lograba entenderme a la perfección ―. Tú eres mucho más de lo que imaginas. Eres una chica demasiado valiosa, fuerte y muy valiente. Tú eres más de lo que piensas y vales la pena.

    Una pequeña lagrima corrió por su mejilla. Sí, que llore, y que siga llorando cuando escuche la jodida verdad.

    ―¿Lo que te pasó? He escuchado de personas que les ha sucedido nada comparado con eso y han terminado suicidándose. Está bien, sé que duele, te arrebataron algo muy importante de ti. Te quitaron tu inocencia, pero jamás te quitaron tu maldita valentía.

El Cuervo © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora