06 | Cuervo

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    El fin de semana se la pasó un poco intenso para mi gusto. Estaba atento a mi hermana, a lo que ella necesitara. El sábado en la mañana la había llevado al hospital. Gracias a Dios el seguro lo cubrió todo, solo faltaba buscar los resultados el lunes para confirmar que April no tuviera una enfermedad venérea o un bebé no deseado. La verdad es que ella no había presentado síntomas de infección, pero es mejor estar más seguros de esta forma.

    El sábado en la noche fui de casa hacia el Ghetto. Ethan me había llamado porque no me había visto en el edificio y que pensaba que no iría a la pelea. Le dije que sí asistiría, que estaba de camino. Al llegar, había visto el auto de Ethan estacionado justo en donde lo hizo la otra noche y yo me aparqué detrás de este.

    Entré por la parte de atrás de la construcción y al estar en aquella pieza en donde estábamos los demás ayer, vi a Ethan acompañado de Liza.

    —Pensé que no vendrías —dijo mirándome preocupado. ¿A qué se debía eso?

    La noche anterior no hablamos más después de nuestra conversación. Ni si quiera llegué a despedirme de Liza, y en cuanto había terminado la pelea entre Elliott y otro chico, le avisé a Zack que nos íbamos. Llegué a sentir la mirada de los hermanos Pearce taladrándome la espalda.

    —Esto es importante —le dije.

    Por un momento me encontré desorientado, no sabía que hacer primero. Solo había visto a Elliott sin camiseta y con vendajes en las manos. Liza con los brazos cruzados se acercó a mí y me miró con sus ojos azules.

    —Te fuiste ayer sin despedirte —me recordó.

    —Tenía prisa, perdón. No volverá a ocurrir —dije haciendo contacto visual con ella.

    De alguna forma, ella me hacía sentir tranquilo. Calmarme, tomar un respiro. Me hacía sentir relajado. Su dulce voz, sus ojos y su mirada. Ella entera me hacía sentir paz, una paz que no sentía con ninguna otra chica como mujer, ni siquiera con Diane. Liza de alguna forma me hacía sentir algo en mi pecho. Y me hacía sonreír, justo como ahora lo hacía.

    De pronto me imaginé una escena en donde ocurría esto mismo, y la tomaba de la cintura y la besaba. Y tenía su apoyo y me llenaba de ánimo para la pelea diciéndome que podía hacerlo.

    Lo malo era que no sabía si tenía novio o si le gustaba alguien. Pero Jackson llegó a mis pensamientos, él estaba con ella la primera vez que la vi. Y también he visto como él la miraba.

    —No me malinterpretes, pero creo que sería más cómodo si te quitaras la camiseta —dijo y me paralicé. ¿En serio ella acababa de decir eso?

    En su rostro se formó una sonrisa dulce, pero en la que pude percibir picardía. Esta chica... Fácilmente se volvería mi perdición.

    Sin dejar de mirarla me quité la chaqueta de cuero, ella extendió su mano derecha pidiéndomela y se la pasé. La miré dudoso de quitarme la camiseta, con el ceño fruncido.

    —¿Quieres que me dé la vuelta? —me preguntó divertida.

    Rodé los ojos negando con cabeza y me apresuré a quitarme la tela que me cubría el torso.

    —Guao, que figura —escuché la voz de Liza y no pude evitar reír.

    Cuando le quise dar la camiseta ella solo se quedó viendo mi cuerpo sonrojada. Mierda, tenía que preguntarle antes de yo hacer una locura.

    —Ven aquí.

    Me guió hasta una caja de madera de carga. Puso sus pequeñas manos en mis brazos ayudándome a sentarme ahí. Tomó mi mano izquierda y empezó a cubrirla con un vendaje. No quitaba la mirada de ella, verla me transmitía paz. Su expresión concentrada, sus delicadas manos tocando la mía.

El Cuervo © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora