El Cuervo © |COMPLETA|

10 | Sentimientos encontrados

    —No tiene sentido hacer un juicio, papá —dijo April en medio del desayuno y con la mirada preocupada de mamá encima de ella —. El chico que abusó de mi está muerto, ¿a quién se culparía?

    —A la escuela —contestó.

    —Por Dios, la escuela no tiene nada que ver con la enfermedad mental de una persona —ella estaba irritada, lo notaba en su voz. Estaba aguantándose para no perder la paciencia y creo que papá no debería presionarla en estos momentos.

    —Está bien, entonces demandemos a los padres —mi hermana menor puso los ojos en blanco.

    —¿Por qué quieres hacer un conflicto? —preguntó encogiéndose de hombros.

    —¡No es conflicto, April, es justicia!

    —¡Solo quieres culpar a alguien cuando realmente el culpable está muerto!

    —¿Acaso estas defendiendo a alguien?

    ¿En serio?

    Me tapé la cara con una mano sin dar crédito a lo que papá acababa de decir.

    —No puedo creer que estés preguntándome eso —rio con amargura y vi sus lágrimas asomándose en sus ojos —. ¿Crees que soy capaz de defender a alguien que me hizo daño? —mamá tapó su boca mientras sus lágrimas comenzaban a desplazarse por sus mejillas —. Simplemente te estoy diciendo que no tiene que caso hacer un juicio por lo que me pasó, ya a estas alturas no vale la pena. Pero está bien, si quieres hacer un juicio hazlo tú solo.

    April tomó su mochila del suelo y se levantó.

    —April, cariño —era la dulce y quebrada voz de mamá llamando su atención.

    Mi hermana salió del comedor dejando un silencio muy incómodo. Mamá miró a papá molesta aun con los ojos llorosos.

    —Estaba tratando de ayudar —se explicó y su esposa negó con la cabeza. Papá me miró —. ¿Tú que piensas, Evan?

    —April tiene razón, no tiene sentido que se haga un juicio cuando el culpable está muerto. Ahora si me disculpan, iré a la escuela. Provecho.

    Me apresuré a ponerme de pie y a tomar mi mochila.

    —Recuerda que tenemos que hacer las gestiones para tu universidad, Evan —me recordó el hombre de la casa.

    —Sí —dije como quien no quiere la cosa.

    La verdad era que casi no he tenido el tiempo de pensar en lo de la universidad. Y ahora estando con los Dominis no creo que se me haga fácil estudiar fuera de Ohio, que era lo que papá y yo teníamos planeado.

    Todo esto lo pensaba mientras conducía hacia la escuela. April estaba a mi lado mirando por la ventana, muy callada. Estaba acostumbrándome a su silencio. Y ahora, estaba casi seguro que ella pensaba en la conversación que había tenido con papá esta mañana a la hora del desayuno.

    —Escucha, April, papá solo se siente impotente —dije mirándola brevemente y ella me prestó atención en seguida —. Y es cierto lo que dijiste, no tiene caso hacer un juicio cuando el culpable está muerto.

    —Nunca me dijiste que pensaste sobre la persona que abusó de mí.

    —Wayne, todos sabemos que fue el miserable de Wayne —hice una pausa y tomé aire tratando de calmarme mientras miraba el retrovisor —. ¿Y a que te refieres con que nunca te dije que pensé sobre él? Siempre me pareció un imbécil.