23 | A su lado

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    Me estacioné en frente de la casa de los Pearce. El camino entero fue silencioso, y para ser honesto, no me importó, no cuando tenía a Liza conmigo, enojada e indignada, pero a mi lado.

    ―Al parecer Ethan no está ―dijo al percibir la casa tranquila ―. Tal vez esté con los Dominis.

    ―No me moveré de aquí hasta que vea que entres por esa puerta ―le aseguré al sentir como se me iría un pedazo de mi al verla irse.

    ―¿No esperarás a Ethan al menos?

    ―Yo no debería estar aquí, rubia ―le sonreí amargamente.

    Liza frunció el ceño con suavidad sin dejar de mirarme.

    ―Ethan quería entregarte algo ―habló ―. Entras y te vas, ¿trato?

    ―¿Qué es lo que quiere entregarme?

    ―Supongo que es un arma de fuego, camina.

    No me quedó de otra. Bueno, sí me quedaba de otra, podría irme, pero yo no quería alejarme de ella. Ni siquiera debí traerla, mucho menos hablarle en el club, pero en serio la necesitaba.

    Cuando entramos, todo estaba en un completo silencio. Liza subió las escaleras y me quedé ahí de pie, un poco desorientado. Ella, al darse cuenta, me observó.

    ―Está arriba, sube ―aclaró.

    Algo aquí no andaba bien, pues Liza estaba muy tranquila como para ser verdad. En fin, la seguí. Y cuando entré a su habitación, ella cerró la puerta se cruzó de brazos.

    ―No pensé que realmente funcionaría ―sonrió. ¿Qué estaba sucediendo? ―. Creí que nunca me verías en el club, pero al parecer todo salió como lo planeaba.

    ―Liza.

    ―Dime qué demonios está sucediendo, ¿por qué de un momento a otro me dejas y quieres salirte de los Dominis?

    Primero, ¿acaso Ethan le contó que dejé a los Dominis? Segundo, ¿cómo Liza sabía que yo estaba en el club? 

    ―¿Cómo sabías que yo...?

    ―Cuando fui a tu escuela escuché a tus amigos planeando la salida, e imaginé que estarías ahí. Pensé que al momento de yo presionarte diciéndote que me utilizaste para que me contaras la verdad, por fin me dirías lo que realmente sucede. Y sí, Ethan me dijo que te ibas a alejar de los Dominis.

    ―Me secuestraste.

    ―No, amor, tú viniste por tu propio pie. Muy bien te pudiste haber ido al dejarme en la puerta de la casa.

    ―Pero me mentiste, Ethan en realidad no quería entregarme algo.

    ―No pensé que me creerías.

    ―Pues a ti te creería todo.

    No podía creerlo, en serio Liza planeado esto. Por eso me pidió que la trajera, para acorralarme. ¿De quién demonios me había enamorado? Porque debo admitir que Liza era inteligente, pero nunca vi la parte calculadora de ella.

    ―Sabes, al principio creí que de verdad te habías hartado de mi ―pausó ―. Pero después pensé las cosas mejor y si de verdad ya no me querías lo hubieras dado a notar desde hace un tiempo. ¿Y salirte así sin más de los Dominis? ¿Pedirle a Ethan que ya no cuide a April?

    Claro, me enamoré de una chica astuta. Y no tenía más salida, y lo cierto es que ya quería acabar con este misterio, con este problema, con Jackson. 

El Cuervo © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora