CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO

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POV Jungkook

Estaba esperando que sellaran mi pasaporte para poder salir de ese maldito aeropuerto. Quería llegar a casa, tomar una ducha y darle las buenas noticias a mi padre que le traía de América. Pero la chica que se encargaba de aquel trabajo, pareciera que las manos le pesaran al verificara todas y cada una de las malditas letras del pasaporte.

Por fin era mi turno y la chica hizo todo el procedimiento ganándose un guiño de mi parte para luego salir.

En la entrada, miraba a todos lados mientras buscaba un taxi, pero no había rastro de ninguno.

- Así o más suerte, Jungkook - Dije para mí mismo.

Esperé unos quince minutos hasta que por fin llegó uno, estacionó dejando bajar a una vieja regordeta y no dudé en correr hacia él para tomarlo.

Al entrar, le digo la dirección y éste arranca por fin sintiendo alivio de ir a casa.

- ¿Largo viaje? - Dice el conductor. Era un señor que se veía realmente amigable, pensé en que el camino sería bastante largo, así que decidí entablar una conversación con él.

- Largo, tedioso e irritante - Dije mientras recordaba lo antes vivido para salir del aeropuerto.

- Pero ya está en casa, ¿no? - Asiento dándole la razón mientras él me ve por el retrovisor - Nada mejor que llegar a casa, tomar una ducha y luego abrazar a tu esposa después de un largo día de trabajo, o en su caso, después de un tedioso viaje.

El viejo ríe y yo puedo sentir como un hoyo se forma en mi pecho. Eso no me pasaría a mí, ya no.

- Debe tener una esposa hermosa, es un hombre bastante elegante - Río sin ánimos.

La verdad es que había amado éste viaje al estar tan ocupado que no me diera tiempo de pensar en ella, lo cual ya lo había visto como una pérdida de tiempo y gasto innecesario de energía.

Quizás podría tener Buenos polvos con ella, pero nada sería lo mismo, no después de haberme fallado cuando más la necesitaba.

- No tengo esposa - Digo con la mirada fija en la ventana - Hace unos meses nos divorciamos.

No había hablado de ésto con nadie y se sentía liberador, como si estuviera sacando algo que tenía atorado en mí garganta y no quería salir, o que mí realidad no quería aceptar.

- Eso es duro, lo siento mucho - Niego y sonrío.

- No se preocupe, al final todo fue culpa mía - Pero por mucha culpa que haya sido, aún no perdonaba el hecho de que no haya estado para mí, que trancara mis llamadas, que ni siquiera pudiera contestarme para decirme que no quería hablar conmigo y recordé algo que hizo que mi piel se erizara, la razón de mi viaje a América.

*Flashback*

- ¿Y tú porqué entraste? - Preguntó mi compañero de celda.

Un regordete lleno de tatuajes que estaba justo delante de mí en la fila hacia los teléfonos.

- Tráfico de droga - Abre un poco más sus diminutos ojos y ríe.

- No tienes cara se haberlo hecho, niño bonito - Me encojo hombros.

- A veces las apariencias engañan - Asiente.

- Estoy de acuerdo - Lo llaman porque ya era su turno y va hacia aquel viejo teléfono.

Me quedo viéndolo por un rato como sonríe y sus lágrimas empapan su rostros, haciéndolo ver menos intimidante.

Era más alto que yo, regordete, con voz excesivamente gruesa y aspecto de asesino. Por ende, verlo de esa manera, bajaba un poco mi tensión.

FAR AWAY © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora