CAPÍTULO CINCO

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POV Jeun So

Nada fue lo mismo en mi vida después de que Yoongi terminó todo entre nosotros.

Intenté miles de cosas, las miles de maneras para poder acercarme a él, pero nada funcionó.

Sí me había enamorado, después de la ruptura caí en una depresión gigante donde ni yo misma lograba soportarme.

Sé que se enteró sobre mis amoríos con los otros socios de su padre, pero era algo que ya se me salía de las manos. Era la única manera de poder tener lo que nunca tuve, lo que siempre me negaron.

Antes, yo no era esa Jeun So de tacones de diseñador y uñas perfectas. No era esa que resplandecía son con su presencia.

Mi vida se basaba pedir dinero en las calles para llevárselo a mi madre y que ella solo lo gastara en bebida para mi padre y cigarrillos para ella, una total desgracia.

Comía lo que algunos vecinos me regalaban ya que sabían los tratos de mis padres hacia mí, porque si por ellos hubiese sido, hubiese muerto de hambre.

Todo fue difícil hasta que a mis trece años conocí a Choi, la chica que me llevo a ese mundo de libertinaje, la que me enseño esa manera tan particular de dar para recibir que las mujeres tienen para conseguir las cosas fácilmente.

Para mí fue la mejor opción, ya que a mi corta edad estaba cansada de mendigar por dinero y rogar por comida.

Choi, vivía frente a la casa donde yo me sentaba a pedir limosna, una zona de ricos.

Siempre la veía salir muy tarde y llegar muy temprano a su casa para después de un rato salir con su madre y llegar después de horas con grandes cantidades de bolsas invadiendo sus delgados brazos.

Un día ella simplemente se acerco a mí y se sentó a mi lado, mucha gente la miraba raro por una chica tan linda estar sentada sobre la niña que diariamente les pedía monedas en la calle.

Fue cuando empezó a adular mi delgado cuerpo y me ofreció entrar a su casa.

Me peino, vistió y maquillo haciéndome ver como una persona totalmente diferente y fue cuando a la semana, había escapado de casa para irme en busca de lo que nunca tuve.

Poco a poco fui creciendo, hasta que conocí al gran Min Young Ji a mis veintitrés años de edad en uno de mis viajes a Daegu. Admito que me atrajo mucho desde un principio, no solo por su reloj de tres mil dólares, sino porque para su edad, era bastante apuesto.

Me acerque a él entre tantas mujeres y él se fijo en mí.

Estuve confiada, entre tantas podía decir que era la que mejor cuerpo y altura tenía sin contar mis altos tacones.

Meses después, mi vida se volvió agridulce. Min Young Ji me había contado sobre la muerte de su esposa y que tenía un hijo rebelde de diecinueve años.

Por mi recorrido, prefería a lo mayores, pero cuando conocí a Min Yoon Gi, todo se vino abajo.

Desde que lo vi con su cabello revuelto y uniforme de básquet, me encantó. A parte de que se notaba que era bastante pícaro al recorrer su mirada descaradamente por mi cuerpo aún cuando su padre estaba frente a él.

Meses después, Young Ji tuvo que viajar más seguido ya que estaba multiplicando sus empresas y visto a que yo ya vivía con él, más tiempo a solas pasaba con su hijo.

Un día, entré a su cuarto y el olor a su perfume invadió mis fosas nasales, me acosté en su cama e imágenes de como sería hacerlo con él en su cama empezaron a pasar por mi mente.

FAR AWAY © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora