CAPÍTULO CUARENTA Y DOS

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POV Namjoon  

— Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... — Estaba caminando de lado a lado en el pequeño cuarto del manicomio ya que era lo único que podía hacer.

Eso de centro especial es sólo el nombre decente, ésto era un manicomio, para nadie era un secreto que yo estoy loco, demente, siendo un psicópata.

Sólo estoy yo acompañandome a mí mismo en ésta habitación, rodeado de muchas habitaciones con otros locos iguales a mí o peores que yo, tal vez mejores, pero al final: locos.

— Uno, dos, tres, cuatro cinco, seis... — Seguía caminando mientras que en mi mente se repetían los mismos momentos una y otra vez, como todos los días.

Ella llorando, ella en sus brazos, ella sufriendo, ella riendo con él, ella siendo de él, ella amándolo a él.

¿Me odiará? Puede que sí, soy el protagonista de sus pesadillas y el causante de sus lágrimas, seguro me odia y yo me odio por eso.

¿De verdad me odio? Sí, tal vez. La hice mía cuánto más pude, a la fuerza, pero lo hice, la tuve en mis brazos, bajo mi cuerpo, a mi merced. Era mía, ya no, ¿o sí?.

No, ya no era mía, era de él. Pero ella fue mía primero, ¿eso tiene validez? Creo que no, ¿o sí?. Debo pensar en eso.

Mi mente tenía demasiadas preguntas y pocas respuestas. Lo peor es que eran respuestas al azar, no respuestas que analizara porque mi cerebro ya no tenía ese poder, eran sólo respuestas de un loco, de un maníaco.

— Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... — Seguía contando y caminando mientras sentía mis brazos entumecidos por el fuerte amarre de la camisa de fuerza que me obligaba a abrazarme a mí mismo.

Sentía mis brazos dormidos al no poder moverlos, pero me sentía acompañado, por mí mismo, siempre he sido yo solo contra el mundo. Sólo yo.

Mi padre estuvo un tiempo, pero después no, se murió, el debió aguantar, él me amaba, más de lo que yo lo hacía. De eso si estaba seguro, de su amor por mí.

"Tú lo mataste..."

Mi mente habla y paro en seco mientras que miro a los lados sabiendo que no había nadie y que mi mente era la que me estaba jugando sucio, como todos los días.

— Cuatro, cinco, seis... — Sigo mi caminata e intento ignorar la voz anterior. Sólo que ésta vez voy más lento.

Lento, eso ha sido éste proceso, así como la recapacitación de mi madre, lenta, muy lenta. Después de tanto fue que se dió cuenta de sus errores, de sus fracasos como madre. Tonta, vieja estirada y tonta.

Río por lo bajo y sigo caminando y sigo contando mientras me río otra vez de mis pensamientos.

Reírme, eso tengo tiempo que no lo hago, reír. Tenía tiempo que no sabía que era eso, reír de felicidad y no de un mal logro que me hacía feliz.

Me quedé parado frente a la pared intentando recordar cuando fue esa vez hasta que en mi mente hay pequeños recuerdos, pequeñas lagunas de la última vez que fui feliz.

Ella en mis piernas, yo dejando besos en su espalda, Jimin lanzando un cojín y tumbando el chocolate caliente de ella, ella riendo, Jin riendo, yo riendo, riendo de felicidad.

Los recuerdos me siguen invadiendo y poco a poco voy cayendo al piso mientras quedo sentado viendo el blanco piso de la habitación.

Yo insistiendo por ir a la habitación, yo haciéndola mía, yo diciendo que la amaba, ella diciendo que me amaba, Jin, la carrera, el accidente, muerte y locura.

FAR AWAY © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora