CAPÍTULO UNO

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POV Suga

— Yoongi debes dejar de beber, hijo. Ya bast...

— ¡CALLATE! ¡YO HAGO LO QUE ME DA LA PUTA GANA! ¡Y NO ME LLAMES YOONGI! — El licor se apoderaba de mí y mi padre y Hoseok solo me veían preocupados mientras yo le lanzaba miradas asesinas a mi padre.

Segundos después escucho la puerta cerrarse y se que mi padre se ha ido. Debería darse por vencido y entender que no voy a cambiar lo que ahora soy.

Habían pasado dos meses desde la desaparición de Hanna y Jimin y hace una semana, llegó un mensaje de voz de un número desconocido, mientras Hanna reía y decía que estaba de maravilla con Jimin y que se fue por que ella quiso, lo cual aumentó mi ira y rencor.

"Si iba a aparecer para eso, es mejor que se hubiese quedado en cualquier calle que se encontrara la muy perra."

A pesar del dolor y el rencor, moví cielo y tierra durante esos meses para intentar encontrarla, pensando que a lo mejor se fue por algún chantaje o algo parecido, aún tenía esperanza en ella antes de su lindo mensaje.

Llegue al punto de pedir ayuda a contactos de mi padre, pero nunca hubo respuesta. Fue cuando entendí que: ¿Cómo consigues a alguien que no quiere ser encontrado?.

Aún la amo, con cada puta gota de sangre en mi cuerpo, pero la detesto por hacerme esto.

Ahora era un maldito alcohólico que pagaba lo que fuera por una botella a altas horas de la madrugada y unos cuantos gramos de marihuana para relajarme, a pesar de que en mis más grandes ilusiones provocadas por la droga, Hanna aparecía.

Confié en ella y ahora resulta estar feliz, cuando yo me desgastaba horas acostado en mi cama pensando si ella estaba bien, si comía o si quiera tenía donde dormir. Me volví un sumiso ante sus encantos y me di cuenta de eso cuando ya era demasiado tarde.

Sirvo otro trago de Soju y dejo que el ardor en mi garganta trate de superar el dolor que llevo en mi pecho. Lo cual es gracioso, porque sigo intentando todos los días lo mismo y no hago que el dolor se esfume.

Hoseok se volvió como otro mejor amigo, pero hasta él había perdido esa vibra de colores que antes tenía, después de recibir lo mismo que yo pero por parte de Jimin.

Después de eso, decidimos cambiar.

Él pasó a tener el cabello negro y por mi parte me lo teñí de rubio casi blanco. Todo lo contrario a lo que era estando con ella.

Él sigue con su mirada fija en mí y yo ruedo los ojos:

— ¿Tú también me vas a regañar? — Arrastro las palabras al hablar y Hoseok solo niega con la cabeza cuando mi mirada perdida se fija en él.

— No, tú eres grande, tú sabrás — Saca una cajetilla de cigarros y se va a la ventana de mi nuevo apartamento.

No iba a seguir viviendo en la casa de Hanna, así que hace un mes me mudé a otro sitio. Uno totalmente diferente a su colorido apartamento lleno de ese asqueroso color rosa por todas partes.

Los dos estábamos hechos mierda. Hoseok intentaba hacer como si no le dolía y se ahogaba en el humo del cigarro mientras que yo todo me lo tragaba gracias al alcohol.

Mi vejiga pedía auxilio, así que como pude y agarrándome de las paredes, llegue hasta el pequeño baño.

Cuando termino, lavo mis manos y mi cara. Me veo al espejo y se que no soy ni el reflejo de lo que antes era.

Mi cabello atrapado en una bandana roja, ahora totalmente claro, mi cara más pálida de lo normal con ojeras notorias y los labios resecos. Nada a como era unos meses atrás.

FAR AWAY © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora