Capítulo 16: El Ashter Party

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El ruido de lo que me parecía que era una aspiradora o una vaporeta me despertó de mi cuadrigésimo sueño. Alzancé mi móvil y pulsé la tecla del centro: las 14:00. La hora de comer y yo seguía en la cama. Pero es que mis articulaciones iban por libres de la información que les mandaba mi cerebro, o sea, que me levantara de la cama y que ayudase a recoger los escombros (así llamaba yo a la porquería) de la fiesta. La fiesta. Si es que apenas recordaba nada porque entre el humo de los porros, porque sí, aquí la gente no se cortó ni un pelo, y las copas que llebava encima... o la copa, ya es que ni me acordaba de aquello, mi cerebro parecía una fábrica de sueños.

Oí voces abajo. Por lo que parecía, mi madre había contratado a un servicio de limpieza. Ya podrían hacer menos ruidos, vamos, digo yo.

Mi móvil vibró por la llamada entrante de Emma. Descolgué el teléfono poniendo el altavoz mientras me acercaba al armario para ponerme al menos algo decente y no salir en pijama de mi cuarto.

-Espero que estuvieses despierta.-Dijo la chica en un susurro. Saqué varias camisas de cuadros y varios shorts para hacer conjuntos y los puse encima de la cama.

-Me acabo de despertar. Em, ¿por qué susurras? Y por cierto, anoche te perdí totalmente de vista. -Apoyé el teléfono en la cama mientras descartaba ropa y la volvía a dejar en su sitio de origen.

-Tía es que me he metido en un pequeño asunto. Aunque yo diría que es un gran lío. -Desde el teléfono se podía oír como un siseo o un ronquido leve y una rozadura de piel sobre algo fino y suave.

-¿Qué? Emma no me asustes que ya sabes como soy yo para estas cosas. Que soy capaz de llamar a la policía. 

-Ya... Es solo que... -Emma se movió de posición pero seguía susurrando. -Que no sé qué hago en la cama de Ashton.

¿De Ashton? ¿Qué coño hacía esa loca ahí? 

-¿CÓMO? Pero Emma por el amor de los koalas comiendo eucalipto, si ni si quiera le conoces. Sal de ahí corriendo ahora mismo. -Cogí el teléfono de la cama y desactivé el altavoz para ponermelo en la oreja.

-Es que... Ay, que anoche fue todo una locura. -De pronto mi amiga guardó silencio por unos instantes. Y yo me temía lo peor porque apenas conocía a Ashton aunque en la fiesta me hubiese dado una buena impresión. Pero no, no confiaba nada en ninguna persona no conocida. No desde lo que pasó con Ross Lynch.

-¿Emma? -Aguardé detrás de la línea pero lo único que se oía era la respiración de mi mejor amiga, que era pausada y silenciosa. Quizá tuviese miedo de despertar al chico con su sola respiración.

-Mierda K, que se está despertando. A las cinco en la heladería Mikonos. -Y colgó.

Vaya, revelaciones nada más levantarme. Lo típico.

Decidí ponerme una camisa azul de cuadros de manga corta y unos shorts negros rasgados y bajé al salón donde todo un equipo de limpieza trabajaba duro para quitar las manchas de alcohol y otras sustancias (que mejor me las guardo para mi porque eugh). Me quedé sorprendida porque la cocina estaba impoluta y allí se encontraba mi madre detrás de los fogones con su delantal de Inglaterra. Me acerqué a la encimera donde había un bote de pepinillos en vinagre.

-Hola. -Dije arrastrando las palabras y cogiendo un pepinillo que, después de apoyarme sobre la encimera, me llevé a la boca. Oh dios, amaba a los pepinillos sobre todas las cosas.

-Hola bella durmiente. Parece que alguien se ha levantado con un hambre de búfalo. -Dijo mi madre mientras que removía lo que parecía ser sopa. 

-Sí y por lo que parece el destino ha decidido castigarme con sopa. -Porque la sopa, entre otras muchas cosas, era el plato que más odiaba en el mundo y sobre todo odiaba a la gente que sorbía con la cuchara. Eso es repugnante.

How did we end up here? [5 Seconds of Summer, The Vamps, R5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora