Epílogo.

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VÍSPERA DE NAVIDAD.

Los adornos del árbol de Navidad se me resistían por año consecutivo. No tenía ni idea de cómo los árboles que salían en la televisión eran tan bonitos y el mío no.

¿Por qué el árbol de la Casa Blanca era tan esbelto, con adornos bonitos, con una gran estrella coronándolo, y el mío no? No es justo. Ayer estuve tres horas comprando adornos bonitos que se asemejaban a unos que vi en una película navideña de estas que ponen desde principios de diciembre en la televisión de cuyos directores se sabe nada y menos y que todas las abuelas con sus nietos se sientan a ver al lado de la chimenea.

Mi chimenea llevaba ya rato encendida así que decidí bajar de la escalerilla en la que me había subido para poner los adornos que quedaban demasiado altos y encima Mike no estaba aquí para ayudarme. Nuestro árbol es cortesía de su madre y es inmenso. Uno de los árboles más grandes que había visto en mi vida y hasta la punta pegaba con el techo.

Aticé un poco los leños que antes Michael se encargó de encender y cerré la puerta de la chimenea. El calor ya se estaba adueñando de la sala y la pila de DVDs para nuestro maratón navideño reposaba en la pequeña mesita a los pies de los sofás. Habíamos decidido que, ya que cada uno pasaría Nochebuena y el día de Navidad con nuestras respectivas familias, deberíamos al menos pasar la víspera juntos. Y estaba demasiado nerviosa por ello porque nunca iba a imaginar que iba a pasar las navidades junto a Michael. Ni por asomo.

Volví a subir a la escalerilla con dos bolas más y las coloqué estratégicamente para que el árbol no quedara muy cargado. Los colores que había elegido esta vez eran el blanco y el azul.

Oí la puerta de entrada y sonreí de oreja a oreja. Ya estaba tardando en llegar. Estaba siendo muy mágico todo porque también me acompañaba la dulce voz de Michael Bublé y su recopilatorio navideño que tanto me gustaba. ¿Qué son unas navidades sin Michael Bublé? Nada.

-You better watch out! You better not cry, you better not pout I'm telling you why... Santa Claus is coming to town! -Canté desde lo alto de la escalerilla dejándome llevar por una de mis canciones navideñas favoritas.

-Wow. -Dijo Michael apoyado desde el marco de la puerta mirándome de arriba abajo. Llevaba su cazadora vaquera que se compró hace unas semanas con una sudadera de Misfits por debajo y sus skinny jeans de siempre. Y las botas negras que no faltaran.

-¿Qué? -Reí mirándole. Me desequilibré un poco y la cara de Michael cambió quedándose pálida pero afortunadamente no me caí ya que sus brazos me sujetaron por la cintura.

-Mi pequeña patosa. -Susurró dejándome en el suelo.

-Oye, que no soy patosa. Es que me distraes.

-¿Te distraigo? Por cierto, ¿Michael Bublé? Seguro que lo has puesto porque se llama igual que yo. -Me apretó a él y me acarició la mejilla.

-Claro, seguro. Entras y ni un 'hola', ¿eh? Ni un simple beso... -Puse pucheros.

-No me dejas ni acabar, idiota. Hola, preciosa. -Susurró Michael en mis labios para luego juntarlos y besarme como si no me hubiese visto en, por lo menos, una semana. Su beso era fuerte, pasional y ansioso y no sé a qué venía tanta rabia pero también pude distinguir que su beso era dulce y el amor que desprendía.

Nuestras lenguas bailaron mientras yo me derretía por dentro. Ya llevaba meses con él y seguía notando las mariposas crecer en mi estómago cada vez que pronunciaba mi nombre, cada vez que me miraba, cada vez que me tocaba o cada vez que hablaba de mi con sus amigos. Era algo que no podía remediar.

How did we end up here? [5 Seconds of Summer, The Vamps, R5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora