Capítulo 1: Hey, you!

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Las 22:30 y aún quedaban veinte minutos para que mi hermano y su banda les tocara subir al escenario. Veinte minutos en los que el sudor no era por el calor concentrado en aquel concurso sino de miedo. De miedo porque el muy idiota me pidió que participara en una de las canciones y yo, como siempre, accedí a ello. Parecerá que soy fuerte en lo referido a mis emociones pero esto llegaba muy lejos. No quiero subir a ese maldito escenario, no puedo. El pánico escénico era totalmente un mundo en mi vida. Y os explicaré por qué.

A los doce años mi abuelo me llevó a un concurso de niños, como un Factor X o un American Idol pero con niños que sólo soltaban lo que pensaban sin importarles el daño que podían causar. Y ahí estaba yo, subida en la tarima, delante de tres jueces con micrófono en mano y unas ganas de vomitar terribles. Toda decidia, abrí la boca para empezar mi canción y la primera nota audible fue mi flatulencia. Sí, se me escapó un pedete. A todo el mundo le pasa, ¿no? ¿NO? 

Todos los niños se rieron de mí. Hasta el suelo se rió de mí. Desde entonces no he pisado un escenario y las excusas que pongo cuando mis amigos me invitan al karaoke ya están muy pasadas de moda.

Y aquí estoy. Luces, instrumentos, gente gritando, niñas ocultando conversaciones relacionadas con tener sexo con algún miembro de las bandas que han pasado a la semi final, puestos de merchandising, backstage, prensa... Un momento, ¿semi final? Mierda.

***

-¿Kalia? 

Mi cabeza daba vueltas, ¿o era el techo? Pues si el techo daba vueltas estamos apañados. 

Abrí los ojos aunque la tela que los cubría, o al menos a mi me parecía una tela, no me dejaba ver absolutamente nada excepto a una figura masculina, pelo castaño y piel ligeramente bronceada. Cuando mi vista se aclaró lo suficiente, divisé al idiota de mi hermano. Quita.

-Bradley, o te quitas de encima o te meto un zambombazo.

Bradley se empezó a reir con esa risa de idiota que tiene. Que se debe de creer que hace gracia su risa o algo. Pobre chaval. Cuando se quitó de encima miré a mi alrededor: todas las personas que antes estaban rodeando los puestos de merchandising y demás zonas, estaban apiñadas en la pista del concierto.

El presentador, un tal Simon de cuarenta y pocos años que siempre estaba en todos y cada uno de los eventos (vaya un pesado), empezó a presentar al segundo grupo de la noche. Sólo nos dejaban tocar una canción por grupo hasta llegar a la final, en la cual los cuatro grupos restantes se enfrentarían cada uno con dos canciones a libre elección. Casi siempre se elegían los singles o las canciones más populares.

-Demos un gran aplauso para el grupo número dos de esta semi final: ¡R5!

La multitud apiñada al rededor del escenario gritó. Se oyeron gritos de admiración y otros no tan... de admiración. El sexo es lo único que les preocupa a las fans de hoy en día.

Eran cinco y sólo una chica les integraba. Parecían el típico grupo que tiene un líder que habla siempre por los demás aunque a decir verdad, este "líder" parecía un niño de catorce años.

-¡Hola! Somos R5. -Dijo el chaval rubio, el "lider", que estaba en medio. Vaya, sois R5, no me había dado cuenta.

La música comenzó a sonar y su pegadizo ritmo contagió a todos los espectadores. Eso les iba a dar bastantes votos. 

-Like damn, you could be the one that could mess me up. You could be the one that’ll break me...

Cuando terminaron su canción yo ya estaba más que tirada por los suelos. Bradley me sostenía de un brazo mientras que Connor me abanicaba con el programa de actuaciones. 

-Chicos, si muero al subir al escenario que sepáis que no os dejo nada como herencia por ser tan niñatos inmaduros, ¿está claro? 

-Kalia, no va a pasar nada. Son un par de niñas mojabragas, no hay por qué tener miedo. -Y ahí estaba, mi hermano en modo emotivo con su voz masculina. En realidad adoraba su voz. Se parece demasiado a la de nuestro padre y en realidad Bradley es lo único que conservo de él. 

El bolsillo derecho de los pantalones de mi hermano vibró.

-Vaya, es un mensaje de mamá. Dice que tengamos suerte y que siente no poder estar aquí. -Dijo Bradley con el semblante oscurecido.

Las luces del backstage se encendieron indicando que era nuestro turno. Nuestro turno para salir ahí delante de aquella multitud. Si estás ahí arriba Señor, perdón por todos los tacos que he dicho durante mi corta vida pero por lo que más quieras dame fuerzas, pero no te pases a ver si se me van a ir las fuerzas por otro lado.

Di pasos cortos hasta llegar a la cruz que marcaba mi posición. Estaba escondida detrás de una columna porque supuestamente iba a hacer una aparición estelar. 

-¡Que pasa gente! Soy Bradley Simpson, a la guitarra tenemos a James McVey, al bajo tenemos a Connor Ball y a la batería tenemos a Tristan Evans y somos... ¡The Vamps!

Los aplausos resonaron por toda la sala, las voces coreaban a mis amigos y yo solo me sentía como en una nube. Me armé de valor y cuando mi hermano me presentó comencé a cantar... y no lo hice nada mal.

-I used to run around. I didn’t want to settle down but now I wake each day looking for a way that I can see your face...

How did we end up here? [5 Seconds of Summer, The Vamps, R5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora