Capítulo 26: Caos

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Michael POV

Intenté conducir lo más rápido que podía pero el tráfico no ayudaba y estar en la otra punta de Sydney tampoco. Había decidido dejar las cosas pasar e intentar sonsacarle algo a Luke enviandole indirectas siempre que podía tipo "eh, ¿ha pasado algo últimamente?" "¿Tienes algo que contar hoy, Hemmings?" y las únicas respuestas que obtenía eran las típicas e incluso me cambiaba de tema. Sabía lo que estaba pasando porque Kalia me lo contó todo. Hubiese preferido enterarme por ellos mismos que por la chica que pone mi mundo patas arriba y que ahora por culpa de ellos me odiaba a morir.

Iba en dirección a la casa de Luke ya que habíamos quedado todos para ensayar pero yo llevaba las ideas bien claras desde hace dos noches. No había contestado a ningún mensaje de los chicos salvo a Luke y para lo que conseguí mejor que no hubiese hablado con él. No hablaba con  nadie desde lo ocurrido con Kalia. Y la echaba mucho de menos.

Miré por el retrovisor para identificar al mojigato que estaba tocándome las santísimas narices con la bocina y resoplé. Iba a ser un trayecto bien largo.

En cuanto tuve la oportunidad, me desvié por una de las calles para intentar atajar y pareció que sólo a mi se me ocurrió la magnifica idea de irme callejeando porque llegué más pronto de lo previsto.

Bajé la visera de mi asiento y me miré el en el espejo. Vale, el aire no me había descuidado mucho el pelo -cosa que odiaba. El aire iba en contra de mi pelo siempre. Nuestro odio es mutuo- que ya estaba prácticamente blanco. Antes de venir pasé por la tienda de tintes que tanto me gusta porque en serio, son pasillos y pasillos llenos de tintes de todas las marcas y de todos los colores. Algo magnífico.

Oía la batería desde fuera cuando salí del coche. Lo aparqué justo detrás del coche del padre de Luke.

Liz no tardó en abrirme la puerta con las manoplas puestas y el olor a brownies me entró como aire fresco. Brownies, ¿qué más se puede pedir?

-¡Michael, cielo! -Dijo con una gran sonrisa. Se acababa de teñir porque el olor tan inconfundible a amoniaco se hizo notar a nuestro alrededor. Liz siempre había sido muy cariñosa conmigo porque, por lo que supuse años atrás, era el único en la casa que se comía todo lo que nos ponía en el plato las veces que me quedaba con Calum a comer en casa de Luke todo esto antes de conocer a Ashton.

-Hola, señora Hemmings. -Me acerqué a ella y le di un sonoro beso en la mejilla.- ¿Está cocinando algo?

-Sí, estaba haciendo unos brownies para merendar. Los chicos están arriba, como siempre. Espero que hayas venido con mucho hambre. 

Cerré la puerta a mis espaldas y fui hacia las escaleras.

-Como me conoce. -Sonreí soltando una risa tímida. 

-Ay Mike, ¿cuántas veces te he dicho que no me llames de usted? Que ya son varios años y cada vez que me llamas así me siento más vieja.

-Lo siento, señora Hemm... Lo siento, Liz. -Me sonaba raro llamarla así después de haberla llamado de usted casi toda mi vida pero supongo que tenía razón.

-Ve, anda.

Subí las escaleras de dos en dos hasta llegar al cuarto de ensayos. Nos habíamos trasladado aquí ya que el garaje de Ashton estaba ocupado por el coche de su madre que está averiado así que tuvimos que venirnos aquí. Solté un gran suspiro y abrí la puerta. 

-¡Clifford! -Gritó Ashton con las baquetas en la mano para dar un último golpe que resonó en mis tímpanos. 

Hice un gesto con la cabeza a Ashton sin decir nada y me senté en el sofá. 

How did we end up here? [5 Seconds of Summer, The Vamps, R5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora